Opinión
Taberna El Barón: Larga vida al rock and roll
Se trata de una taberna peculiar, con aire contracultural y música salsera donde unos camareros desenfadados y amistosos no paran de corretear de un cliente a otro

Sentados en un banco de la Ribera, con la vista puesta en el cercano río y con los albores de la campiña a lo lejos, posiblemente tengamos la dicha de sentir la placidez de la vida. Antes de meternos por la pequeña escalinata de la calle Pozo de Cueto, situada a nuestras espaldas, que va hacia el interior del Casco, haremos una parada en una pequeña y entrañable librería, atiborrada de libros antiguos, llamada El Laberinto, quizá la única de este tipo en Córdoba. Al final de la escalinata hay un pequeño ensanche, que no llega a ser una plaza, y mirando a la derecha, nuestra alma se ve sobrecogida ante la presencia de la fachada de una casa repleta de macetas, como en los patios tradicionales, pero en este caso son de plástico, con lunares y flores artificiales: qué horror. Damos un pingo y huimos por la calle Cara donde, a nuestra derecha, en un rincón, encontramos consuelo con una pequeña estatua de mujer que emana sensualidad y alegría; fue erigida en recuerdo de los antiguos baños árabes de la época de Abderraman III que en este lugar existieron. Seguimos por la calle Cara que va pareja a la Ribera y Cardenal González, hasta topar con la desabrida plaza de la Alhóndiga, en otro tiempo llena de sones, cantes y bailes. Al fondo el restaurante y tablao flamenco El Jaleo, ocupa el local que en su día fue la Casa del Pueblo, clausurada por las autoridades militares en 1936.
Salimos cruzando Cardenal González para meternos por la corta y ligera pendiente de la calle Alfayatas, donde ya no hacen trajes. A pocos pasos, un manifiesto olor a pollo asado nos conducirá a la plaza de Abades. Lo primero que encontramos al entrar en la plaza es la fachada, lo único que queda, de la ermita de la Concepción. En frente destaca un edificio neomudéjar de tres plantas, la Casa Cabrera, fechada en 1921. En sus estrechos bajos se ubica nuestra taberna: El Barón. Dispone de un local reducido donde se atestan turistas y parroquianos. Delante, una magnifica terraza, siempre llena, que ocupa buena parte de la plaza. Una espléndida cerveza y unas potentes gildas, teniendo cuidado, nos aplacaran los instintos más primitivos. Se trata de una taberna peculiar, con aire contracultural y música salsera donde unos camareros desenfadados y amistosos no paran de corretear de un cliente a otro. En su carta de tapas, informales y sencillas, predominan los platos fríos que se complementan, sólo los fines de semana, con un guiso tradicional. También, y sólo en estos días, aparece su afamada tortilla, una de las mejores de Córdoba, que se devora antes de que desaparezca su penetrante olor de recién hecha. Contemple esta plaza desde uno de sus veladores, mejor entre semana, con su trozo de tortilla y una copa de vino de la tierra, y podrá pensar, cual francés genuino: c'est savoir vivre.
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