Memoria de la hostelería cordobesa: ¿se acuerdan de 'Benítez'?
![Memoria de la hostelería cordobesa: ¿se acuerdan de 'Benítez'?](https://s3.abcstatics.com/abc/sevilla/media/gurmecordoba/2021/12/benitez-antigua.jpg)
‘Los portalitos’ en la calle Lucano, ‘La Ermita’ en Carlos Rubio, ‘La Venta conejera’, ‘Los toneles’, ‘Ívory’, ‘Savarín’ o ‘El Castillo de la Albaida’. Entre el primero de 1905 y el último de principios de los años 60 hay toda una trayectoria de éxito dedicada como pionero de la moderna hostelería cordobesa. Fue la de Juan Benítez Navarro, que nació en Bujalance en 1882 y murió en Córdoba en noviembre de 1967. También suyos fueron los dos establecimientos conocidos como ‘Benítez’, el primero situado en Ronda de los Tejares esquina Gran Capitán, más pequeño. Y luego estuvo el de Gran Capitán, en frente casi del Colegio de Arquitectos, ya del año 72 y abierto por sus herederos.
![](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/gurmecordoba/2021/12/restaurante-benitez-cordoba-años70.jpg)
Parte de la plantilla de Benítez en la primera mitad de los 70
«Era un hombre castizo, empaquetado, con mucho saber estar y mucha categoría», describe a Juan Benítez Navarro el reciente Tabernero de Honor , Manuel Gavilán, que empezó a trabajar en el primer Benítez en 1962 y con nueve años (aún lo sigue haciendo en El Olmo tras volver de la jubilación). Se trataba de las necesidades de entonces. «Estaba yo muy delgadillo, y allí no había nada de cocina, era todo frío, así que mi padre que en paz descanse fue a hablar para ver si me podían pasar a otro negocio de la casa, el Savarín, para comer por lo menos caliente». Tras ese comienzo y antes de empezar sus propios proyectos fue encargado del Benítez más grande que se puso en marcha luego y se mantuvo hasta los años 90, en concreto hasta 1994.
![](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/gurmecordoba/2021/11/tabernero-honor-gavilan-1440x810.jpg)
Manuel Gavilán, junto a su familia y amigos hace unas semanas como Tabernero de Honor
«Era una cafetería preciosa decorada con mucho gusto; tenía unos escalones y había una media luna con unos taburetes pequeñitos que se utilizaban para comer platos combinados, y entonces se formaba cola», recuerda Gavilán. Otro de los empleados de Benítez fue Manuel Cárdenas, que regenta el Bar Cárdenas, en la calle Cristóbal de Mesa, del barrio de Sagunto. Empezó también siendo adolescente en 1973. Y recuerda perfectamente aquellas colas: «había 18 taburetes, y cada uno de ellos tenía tres o cuatro personas detrás esperando», rememora. Para hacer llevadera la espera, Cárdenas explica que su jefe de entonces Pepe Peña, «tenía un arte que no veas». Pepe Peña era uno de los sobrinos por parte de la esposa del fundador original, que no tuvo hijos. Junto a sus hermanos Juan Peña y Pedro Peña se encargaron de los diversos locales que se mantenían de los fundados por Benítez Navarro. Aquel restaurante Benítez por cierto llegó a contar con 24 empleados entre camareros y cocineros . Además de con los popularísimos platos combinados, contó con muy buena confitería. Gran parte de aquella gastronomía fue responsabilidad del cocinero Rafael del Rosal, que primero estuvo en Savarín y luego en el Castillo de la Albaida. Más tarde trabajó en el hogar del pensionista del Parque Figueroa.
![](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/gurmecordoba/2021/12/manuel-cardenas-1440x810.jpg)
Manuel Cárdenas, antiguo empleado de Benítez, en el bar de su propiedad en Sagunto
Tanto Cárdenas como Gavilán coinciden en dos cosas. Primero en la categoría personal de los propietarios, que consiguieron que tanto ellos como sus empleados fuesen como una familia. Segundo es que debido a que contaban con tantos negocios y los trabajadores entraban jovencísimos, ejerció como una escuela de hostelería en la práctica, de la que surgieron numerosos profesionales que se fueron repartiendo por otros bares y restaurantes manteniendo el espíritu del lugar, que además de en la calidad de la comida estaba en un trato cercano pero educadísimo, a la antigua usanza.
![](https://s1.abcstatics.com/abc/sevilla/media/gurmecordoba/2021/12/benitez-antigua.jpg)
El primer Benítez junto al Bart Rosales. FOTO: ELADIO OSUNA
Y así, del pequeño Benítez desde el que se veía el Coso de los Califas hasta el mucho más amplio café y restaurante posterior tan cercano, se fue forjando parte de la historia de la hostelería cordobesa y de su magisterio.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete