La Bodega: el ‘abc’ del tapeo cordobés

La Bodega es un clásico de las tabernas cordobesas. Abierta hace más de cuatro décadas en la calle Alhaken II, mantiene los carteles y trofeos taurinos, el mostrador de ladrillo y las antiguas botas de vino, aunque ya no se sirve de ahí. Y también las especialidades del tapeo local, con las anchoas del Cantábrico y el jamón ibérico de bellota a la cabeza. Su propietario, Javier Chamorro, empezó a trabajar en el establecimiento en 2002, cuando se llamaba Bodegas Benítez y lo dirigía Rafael Valencia. Y cogió las riendas en 2013, tras la jubilación de éste.

“En sus inicios, La Bodega era un lugar de encuentro, con mucho ambiente de negocios. Venían abogados, médicos... de las empresas que hay en el centro. Y también muchas personas del mundo taurino. Era un lugar para reunirse a la salida del trabajo y tomar un vino y un aperitivo”, recuerda Javier. En la actualidad el local mantiene la clientela profesional, “pero ha habido un relevo generacional que convive con una nueva clientela más joven”.

Entre sus principales atractivos, la taberna destaca por su tranquilidad. “Aquí no hay bullicio ni jaleo, como en otras calles más transitadas. El único ruido de fondo que tenemos es el de las conversaciones de los clientes, que son los que crean el ambiente de La Bodega. Es más, no tenemos televisión ni radio”, asegura Javier.

En estos años tampoco ha cambiado la oferta gastronómica, basada en la tradición y en el ‘abc’ de la bodega cordobesa. “Hace años se ponían vinos de Montilla-Moriles y platos fríos, como embutidos, anchoas y conservas de calidad. Y continuamos en esa línea. También seguimos con Bodegas El Monte, que nos apoya desde el principio de nuestra andadura y sigue siendo nuestro proveedor de vinos”.

Dentro de esta oferta, el principal reclamo son las anchoas, “que preparamos aquí. Vienen en salazón y las limpiamos y ponemos en aceite. También tenemos embutido como jamón de Guijuelo o salchichón Sendra, muy demandado, y queso de oveja de Villarrubia de los Ojos, en Ciudad Real. Sin olvidar nuestras conservas de calidad”.

Como cuenta Javier, “el cliente sabe a lo que viene y lo aprecia. Quiere tomar algo ligero y conversar. Además, sin cambiar nuestra esencia, hemos incorporado cosas nuevas, como las manitas de cerdo, los callos o el rabo de toro: todo guisado a la manera tradicional”, explica.

La Bodega no hace anuncios. “Y apenas manejamos las redes sociales. Nuestro mejor reclamo es el boca a boca. Los clientes satisfechos, que nos recomiendan, son nuestra mejor publicidad”. Para terminar, Javier confiesa otro de los secretos de su éxito: el trato cliente. “Siempre con educación y respeto, lo que se traduce en una cordialidad mutua”.