Koköchin

Se registra en los últimos años en Madrid un renacimiento de la cocina china. Cocina de la que fue pionero, al menos presume de ello, El Buda Feliz, abierto junto a la plaza de Callao hace casi medio siglo y donde muchos tuvimos nuestras primeras experiencias con aquellos rollitos primavera y arroces tres delicias que a la mayoría nos parecían el colmo del exotismo. El Buda sigue funcionando, pero hace tiempo que dejó de ser un sitio de referencia. Tras unos años de expansión la cocina china de cierto nivel sufrió un importante frenazo. La irrupción de otras cocinas asiáticas abrió el abanico de la oferta y limitó su crecimiento. Se mantuvo, eso sí, una amplia representación de comedores muy modestos, «chinos para chinos», concentrados casi todos en Usera, el ‘Chinatown madrileño’.

En la gama alta mantuvieron el pabellón un par de restaurantes como Asia Gallery y Tse Yang, este en clara decadencia, pero se echaba en falta más y mejor oferta. La apertura de casas como Don Lay o China Crown ha paliado en parte esas carencias. La última novedad está en Aravaca, donde los propietarios de El Bund, para mí el mejor chino de tipo medio en Madrid, acaban de abrir Koköchin. Este es el nombre de una princesa de Mongolia a la que acompañó Marco Polo por la Ruta de la Seda en un viaje de Pekín hasta Irán. Viaje que sirve de pretexto para la decoración, con lujo (aunque sin manteles), de los distintos espacios del local. Y también para incluir algunos platos de Mongolia, como los correctos lingotes de cordero (22,80 euros), o de la India, como los agradables ‘panipuri’ de tartar de vaca (13,80).

Pero la carta se centra fundamentalmente en especialidades de las distintas zonas de China. Destacan sobre todo los ‘dim sum’, con una amplia variedad. Buenas masas y acertados rellenos. Probamos los ‘wantun’ de cerdo en salsa sichuán (9,80 seis piezas), razonablemente picantes, los ‘xiaolong’ al vapor con carne de ibérico (7,80 tres), y los delicados ‘jiaozi’ primavera (13,80 seis), hechos a la sartén y rellenos de langostinos y, de nuevo, cerdo. Del resto de la carta, muy bien los lomos de anguila a la parrilla (28,80), lo mismo que las berenjenas al carbón en salsa casera de ajo (9,80). Por el contrario no es este el mejor sitio de Madrid para pedir pato laqueado (82, entero; 45, medio) y tampoco vale la pena el lomo de ternera sichuán (18,80), bien picante eso sí, pero carente de sabor. Para acompañar, buen arroz frito cantonés, salteado con verduras picadas (9,80). Postres prescindibles, como en casi todos los restaurantes asiáticos, y una breve y aceptable carta de vinos, completan la oferta de este Koköchin que es un buen lugar para acercarse a la cocina china en un ambiente agradable.