Entre Suspiro y Suspiro

Hace más de veinte años la familia Castañeda, importantes pintores mexicanos, abrió un restaurante en la Plaza de la Marina Española, Entre Suspiro y Suspiro, que desde entonces ha sido referencia de la cocina mexicana en Madrid. Más tarde se trasladaron a su actual local, junto a la plaza de la Ópera. La vena artística de sus propietarios se refleja bien en un comedor lleno de encanto y colorido, casi un museo, cargado de detalles, con cuadros modernos en las paredes, muchos pintados por ellos mismos. En la entrada, alrededor de 1.500 botellas de tequila conforman la mejor colección que existe en Europa de esta bebida obtenida del agave. Marco especial para un restaurante especial.

La de esta casa es una cocina fuera de los cánones habituales en Madrid. Platos tradicionales muy elaborados, bien actualizados y con toques de innovación. Siguiendo esa absurda costumbre de reducir los puntos de picante para no molestar a los paladares más delicados, los platos salen un tanto planos de sabor por lo que para reforzarlos conviene pedir las salsas picantes (de chiles chipotle, de árbol o guajillo). Potentes y frescas, acompañan bien casi todas las elaboraciones. Por ejemplo, para una excelente sopa de tortilla, la más tradicional del recetario mexicano. Otras entradas son las tostadas de maíz con ingredientes variados, como las de atún rojo con mayonesa de chile chipotle, cebolla roja, aguacate y cilantro. Ricas las quesadillas de maíz con langostinos y mejor aún las tradicionales de huitlacoche. También los panuchos de pato al pastor con frijoles. Hay también ceviches mexicanos, distintos de los peruanos ya que llevan tomate. Muy rico entre ellos el “vuelve a la vida”, con gambas, pescado y setas macerados en limón y con jugo de tomate y cebolla. Algo más floja la cochinita pibil.

Postres elaborados y bastante dulces, como el hojaldre de durazno con cajeta. Y una carta de vinos que está por encima de la media en estos restaurantes, aunque lo que acompaña mejor son las cervezas, especialmente las mexicanas de las que hay un buen surtido. Y antes, como aperitivo, un buen margarita o un tequila reposado con sangrita.

Cierra domingos.