Tamara Falcó e Íñigo Onieva: el romántico beso que prueba su reconciliación

Mucho se ha hablado de la segunda oportunidad que Tamara Falcó le ha dado a Íñigo Onieva. Tras unos convulsos meses, y como publicó, en exclusiva 'ABC', la pareja daba carpetazo a todos los malos momentos que han vivido y retomaban su noviazgo. Una semana después del anuncio, siguen copando titulares. Si bien ayer saltó a los medios que la marquesa de Griñón se ve pasando por el altar en 2023, hoy ha publicado unas instantáneas que prueban el amor que sienten el uno por el otro.

La hija de Isabel Preysler y el empresario madrileño han celebrado su incipiente reconciliación con un viaje del que Falcó ha querido hacer partícipes al más de 1.500.000 seguidores que tienen en Instagram. Así mismo, ha compartido un álbum lleno de instantáneas en las que se puede ver a a la pareja en actitud cariñosa, disfrutando del Polo Norte e incluso han inmortalizado algunos de los besos que se han dado.

En ellas, se puede ver a a la pareja disfrutando de este enclave idílico, repleto de nieve y con unas vistas envidiables. También lo felices que están tras la segunda oportunidad que se han dado: besándose, abrazados y disfrutando juntos de unos vinos acompañados de una hoguera que dotaba el lugar del suficiente romanticismo. «Vinimos Íñigo Onieva y yo para ver las auroras -no pudieron hacerlo- pero nos vamos felices con unos recuerdos espectaculares de una naturaleza que se mantiene prístina y un confort como si estuvieras en tu propia casa», explica Falcó.

Este será, seguramente, el primer viaje de muchos. Y es que, ha sido la propia socialité la encargada de anunciar, en el adelanto de una entrevista para la revista Harper's Bazaar y que llegará a los quioscos el 20 de enero, que está llena de «esperanza y enamorada. Allá que voy, allá que voy… Me veo pasando por el altar en 2023 y he estado pensando que solo tengo seis meses para el vestido de novia».

En la entrevista a dicha cabecera también explica cómo sucedió la reconciliación. «‘Tamara, me vas a volver loco… ¡Que son los cuartos!' Y yo lloraba. Fue bastante bonito. Íñigo tenía invitados en casa, había venido su hermana y un amigo, pero tras las doce campanadas, cogió su moto y se vino a casa de mi madre» se puede leer en el adelanto. Una dicha llega con la llegada de año nuevo y en la que retoman los planes que tenían pendientes.