LO QUE ME APETECE
El 'KO' de Tamara Falcó a Íñigo Onieva
Tamara Falcó e Iñigo Onieva en las calles de Madrid
Una semana marcada por Tamara Falcó e Iñigo Onieva con un final imprevisible, donde la marquesa de Griñón, elegante, firme, dando un ejemplo de poderío, de clase, de educación y de categoría, intentó y lo consiguió, zanjar el tema y poner punto final a un suceso cero agradable para ella. Nada fácil ante la enorme cantidad de periodistas que la esperaban, entre vítores y aplausos. Declaración creíble, firme, sincera y determinante.
Operación magníficamente bien diseñada y perfectamente manejada. El resultado ha sido un K.O. por puntos, una goleada contundente, un jaque mate de la reina al rey en toda la regla. Una victoria aplastante sin golpes bajos, sin demostrar un mínimo de duda, un atisbo de esperanza para el que ha ido a un desierto «a buscar arte», pero, en lugar de encontrarlo, se ha visto envuelto en un descrédito personal, difícil de recomponer, no ya porque haya dado en su noviazgo un mal paso, sino porque a la ruptura, Tamara, hoy tema inevitable en cualquier conversación, reunión y coloquio que se precie, le ha puesto valentía, orgullo, dignidad y decisión. Un problema que ella ha resuelto con un «aquí la que decide y manda en mi vida soy yo».
Cuando hay enamoramiento por medio, no vale aquello de que ella sabía con quien se la estaba jugando y cual era la actitud del contrario. Hasta ahí los sentimientos le jugaron una mala pasada, pero Tamara es una ganadora.
Su padre lo sabía y le distribuyó el título de marquesa, expresó sus convicciones religiosas sin importarle el qué dirán en una sociedad que parece predicar el laicismo y triunfó como maestra de la cocina en el momento justo en el que cocinar es un arte que recibe el reconocimiento y aplauso general, participa en una tertulia televisiva de máxima audiencia en la que su peculiar forma de expresarse, su tono de voz y su especial naturalidad triunfan y son objeto de imitaciones más o menos acertadas.
De Iñigo Onieva se sabe que es de una familia conocida y con prestigio, oriunda de Baena, gente seria, que ha triunfado en el mundo de la náutica, del arte y de la industria. A Iñigo se le conoce como una persona de la noche, tal vez con un currículum abultado y exagerado, que no siempre se ajusta a la realidad, simpático y fiestero, como se ha mostrado, desde que ha suscitado el interés de la prensa, por a quien ha estado, hasta hace unos días, unido. A Iñigo le apoya su familia, como es obligatorio, le justifican sus amigos como es natural, se frotan las manos sus jefes porque ven negocio y tal vez ahora sea objeto de acoso para las y los que quieren llegar a la fama, a través de una fotografía más o menos comprometida.
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Pero Iñigo se equivocó. Infravaloró a Tamara con su excesiva actitud cariñosa ante sus conocidas, que no amigas, su presencia en Burning Man Festival, que desató la tormenta y cuya imagen desencadenó un hecho que está dando la vuelta al mundo sumado a una equivocada comparecencia, ante los medios de comunicación, negando las evidencias y asegurando con cierta contenida chulería y hasta prepotencia la celebración de la boda. Todo esto para luego emitir un comunicado pueril de niño bueno, intentando salvar un marquesado que, como me aseguró un íntimo amigo suyo, le hacía una ilusión de…. En definitiva un juguete roto, al que aseguran podremos ver en las fiestas de los cierres de las discotecas de Ibiza, porque la vida sigue, porque no es el primer noviazgo que se rompe, ni la primera boda que se anula.
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