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Tamara Falcó se confiesa: de los roces con Íñigo a la ausencia de Julio y Enrique Iglesias a su boda

La marquesa de Griñón concedió una entrevista en la que contó algunos detalles inéditos de su gran día

Tamara Falcó e Íñigo Onieva: el 'sí, quiero' mejor pagado de la historia en cifras

Tamara Falcó e íñigo Onieva gtres

F. B.

Madrid

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El pasado 8 de julio Tamara Falcó (41 años) e Íñigo Onieva (34) se dieron el 'sí, quiero' en el palacio de El Rincón. Tres días de celebraciones que comenzaron con una preboda en el Mandarín Oriental Ritz, la ceremonia al día siguiente en la finca familiar y una post boda celebrada con un brunch familiar en el hotel citado anteriormente.

Tras una eterna luna de miel que ha durado más de un mes y que ha llevado al recién matrimonio a recorrer algunos de los enclaves más espectaculares de Australia, África y la polinesia francesa, la pareja regresó a Madrid a principios de curso para comenzar con sus respectivas agendas laborales. El empresario concentrado en la renovación del mítico Café Gijón, al que Onieva y un grupo inversor muy potente quieren renovar conservando el carisma; y la hija de Isabel Preysler en la televisión como colaboradora de 'El Hormiguero' y en distintos actos sociales.

Este jueves, la marquesa de Griñón acudió como invitada especial en 'El Novato', un programa de entrevistas encabezado por el exfutbolista Joaquín. Durante su charla, Tamara Falcó contó algunos detalles inéditos de su boda y posterior luna de miel. «En mi boda me lo pasé fenomenal. Fue mejor de lo que me lo imaginé. La empezamos a planear en enero y son muchos meses de preparación, mucha gente trabajando en ella. Y cuando llegó el momento, ver a la gente que quieres, bien arreglado, que se ha tomado su tiempo, sonando la música…», comenzó recordando. Aunque sin duda para ella, «el momentazo de la boda fue la ceremonia, porque para mí es como si estuvieran todos los ángeles allí, la Virgen María que siempre me ampara».

¡Hola!

Baches en el camino

A lo largo de sus tres años de noviazgo, la pareja tuvo que sortear un sinfín de obstáculos hasta llegar a su gran día. A finales de septiembre de 2022, cuando el empresario ya había pedido la mano de la marquesa se descubrió una infidelidad por parte de él que llevó a una abrupta ruptura y cancelación de la boda. Tres meses después llegó la inesperada reconciliación de la pareja, «un milagro de Navidad» como ellos mismos describieron. Y desde que comenzasen los preparativos del enlace todo se volvió a torcer: la firma Sophie et Voilá que escogió la hija del desaparecido Carlos Falcó para su vestido de novia rompió su contrato unas pocas semanas antes del enlace. Tamara tuvo que tirar de contactos y pedir a Carolina Herrera que diseñase su traje nupcial. Tras este primer disgusto se produjo un robo de joyas de los invitados tan sólo una semana antes de la boda.

«Te voy a contar una cosa que nunca se supo. Cuatro días antes de la boda se quema el camión de mensajería que llevaba mis zapatos de la boda. Me los habían hecho a medida y yo llamando porque no habían llegado para la prueba. Los zapatos estaban incinerados, insalvables. Yo digo, como de esto se entere la prensa ya veía el 'mal de ojo' o la 'mala suerte' en los titulares», reconoció anoche la joven durante la entrevista. Tras todas las 'desgracias' sucedidas, Tamara solo puede reírse y piensa que «cuando más esfuerzo me cuesta algo, más me esmero y al final se hizo. Fue un poco un reto, porque fueron pasando cosas», opinó.

Notables ausencias

Sobre la ausencia de su padre, fallecido en 2020, al día más importante de su vida, Tamara reconoció que «le eché mucho en falta y la verdad es que se lo hubiese pasado fenomenal. Lo habría disfrutado, porque es muy disfrutón. Me habría llevado al altar él, le habría hecho mucha ilusión. Pero yo no creo que la vida acabe aquí, estoy segura que él estuvo presente. Creo que mi padre está en un sitio mejor». Y también se pronunció sobre la decisión de su hermano Enrique Iglesias de no acudir a la celebración: «Siempre ha sido muy tímido, sorprendentemente, porque canta en estadios, pero después es de su grupito pequeño, muy para dentro. Pero bueno, me mandó mensajes preciosos. Tuvo unos gestos muy bonitos», contó. Sobre la invitación a Julio Iglesias, Tamara dijo que «me hubiese gustado que viniera, porque me encanta verle. Pero respeto que no haya venido. Tampoco es que tenga tanta relación con él. No es mi padre y se separó de mi madre. Y después hemos tenido vidas muy distintas. Él siempre habla de mí con mucho cariño. Pero no le llamo para contarle qué tal estoy». Y reconoció que «él me conoce mucho. Me trataba mucho de pequeña y a mi padre le tenía mucho cariño, porque fue un gran padrastro para Julio, Enrique y Chabeli. Entonces él está agradecido. Pero hace mucho tiempo que no le veo y eso me da un poco de pena».

«El curso prematrimonial dura un fin de semana y yo le apunté a uno que duraba cinco meses. ¡Pero eran solo los dos primeros lunes de cada mes, porque el resto había que hacer deberes! Y los matrimonios con los que hablábamos siempre nos decían lo mismo: 'Os tenéis que escuchar'. Y llegamos a la luna de miel e Íñigo no me escuchaba nada. Pasaba algo, yo necesitaba expresarme y él nada», fue otra de las revelaciones que la marquesa de Griñón hizo durante la entrevista. «Y yo le decía 'es que tú estás tan cerrado como un mejillón'. Y él me decía 'ya... Y tú eres plancton. Tú necesitas contarlo absolutamente todo y darle 10 mil vueltas'. Y a mí ser así me encanta. Pero a él le cansa en seguida», reconoció.

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