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Drama Queen

Susanna Griso: «Mi hija Dorcette es la que me ha desmelenado»

La comunicadora tiene tres hijos, dos biológicos y una adoptada. Habla sobre su experiencia como madre y el prometedor futuro que les espera

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Susanna Griso Pablo Ortega | vídeo: abc multimedia
Rocío F. de Buján

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Durante los 23 años que duró su matrimonio con Carles Torras (57 años), Susanna Griso (54) y el productor televisivo tuvieron dos hijos Jan (21 años) y Mireia (18), y en abril de 2018 se sumó Dorcette (11), a quien adoptaron. «Jan está estudiando en Francia, en la Sorbona. Es un chaval impresionante, con la cabeza muy bien amueblada... con unas ganas de aprender tremendas», comienza diciendo la comunicadora sobre su primogénito en Drama Queen, el pódcast de ABC que presenta Pilar Vidal. «Mireia está estudiando filosofía, derecho, política, economía. Con ella es con la que estoy conviviendo más y con Dorcette».

La pequeña fue adoptada por la pareja en Costa de Marfil tras ocho largos años de espera. Un proceso desesperante para la comunicadora. «Yo tenía muy claro que quería adoptar. No sé exactamente por qué, pero me llevo bastante por las intuiciones», recuerda. «Me quedé embarazada, Mireya también vino inmediatamente después y cuando empecé los trámites para el certificado de idoneidad me dijeron que lo ideal era que los hijos biológicos sean mayores», continúa. «Se alargó mucho el trámite. Empecé en Etiopía, luego me derivaron a a Costa de Marfil, donde había una guerra civil, por eso también todo se retrasó. Llegó un momento en el que ya no sabía qué hacer porque teníamos que repetir otra vez el certificado de idoneidad», confiesa.

Una angustia que terminó con final feliz: «Por consejo de la psicóloga nos marcamos un plazo y dijimos que si en septiembre no había salido, lo cerramos. Y en verano nos llamaron». Aunque en ese momento no les dijeron si era niño o niña ni la edad, la pareja no se lo pensó y aceptó al instante. «Yo siempre me planteé un niño a partir de los 3 años porque yo ya había tenido la experiencia de ser madre biológica» y siempre pensó que era bonito que pasasen por esa experiencia los padres que no podían tener hijos biológicos. «Yo sé que los niños ya con cierta edad, la adopción se va complicando porque son niños que tienen una mochila, que en muchos casos no han estado escolarizados...».

Ahora, la presentadora describe a su hija como Dorcette «una de las experiencias más bonitas de mi vida. Decidimos que íbamos también con con los hermanos mayores... Organizarlo todo para escaparnos a Costa de Marfil. Fue muy bonito que viesen las circunstancias en las que ella estaba viviendo. Yo pienso que les convirtió en personas mucho más empáticas y y ayudaron mucho».

Y es que Susanna Griso adora ser madre: «Siempre he sido muy feliz cuando he sido madre. Los momentos más felices de mi vida han sido el momento del parto y las horas posteriores... lo recuerdo como de máxima felicidad. El milagro de la vida», aunque asegura que «con la adopción fue exactamente igual y eso que no tiene nada que ver», y recuerda que «en el caso de Dorcette fue inmediata la conexión y el apego, que era lo que a mí más me preocupaba.... Se pasó dos años pegada a mí todo el rato, a todas horas, y luego ya se fue soltando, era muy bonito».

Ahora, una de sus mayores placeres es la alegría que transmite la pequeña: «Todo lo baila. La alegría te la baila, la tristeza te la baila y es sumamente contagiosa. Para mí ha sido una bocanada de aire fresco en mi vida. A mí me ha desmelenado bastante».

Sobre el hecho de que ninguno de sus hijos mayores haya seguido sus pasos en el mundo del periodismo, Susanna Griso confiesa que, a pesar de que su hija Mireia tenía dotes en este arte, «yo siempre se lo he desaconsejado. Siempre le he dicho que estudiara estudia cualquier otra cosa, porque yo veía que esta profesión se estaba precarizando a marchas forzadas». A día de hoy «no sé a qué se van a dedicar porque una está estudiando una carrera muy híbrida y el otro está estudiando filosofía. Parece que el mayor tiene bastante claro que quiere ser profesor de filosofía y además lo ha querido ser siempre. Pero bueno, nunca sabes. Igual la vida le lleva por otros derroteros...».

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