Schiffer, una Bardot de la buena vida
LA DORADA TRIBU
En la pasarela, batió rápido a la ninfa de esqueletura, que nunca pasa de moda, y en las revistas salía dorada y nutriente, con una hermosura excesiva, pero encalmada
Y Mecano tuvo su canción del verano
![Schiffer, a su llegada al Festival de Cannes en 2011](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/09/15/DAMBin-RtQF3Vpi9rA446CNofqM6sK-1200x840@abc.jpg)
Claudia Schiffer viene de cumplir 53 años, en Instagram, que es como celebrar un cumpleaños planetario, pero sin quedar con nadie. Nos ha puesto un vídeo de bikini, desde el sol de Grecia. Claudia va y viene, aún, pero ya tiene su eternidad ... de juventud, porque aupó la maniquí al firmamento de las estrellas de cine. Fue en los noventa, cuando era copa suprema de lo suyo, y lo mismo repercutía porque la pillaban desnuda en un yate de isla o bien porque la pillaban vestida en la pasarela de Milán. Queremos decir que Claudia era Claudia. Queremos decir que Claudia era la Schiffer. Eso era en los noventa, cuando ya constaba en su leyenda que la descubrió un fotógrafo en un pub de Múnich, y que el zigzag de su paseíllo de pasarela cotizaba de zigzag millonario. Karl Lagerfeld, que siempre fue autoridad, la había nombrado «rostro Chanel», póster incluido.
Uno diría, por encerrar su belleza, que no hay quien encierre, que Claudia Schiffer es una Brigitte Bardot con menos vicio, y más yogures. Una actualización de la lámina de Brigitte Bardot, en fin, que es la lámina de la archirrubia, con pelucón de crines y el escote tirando a escotazo abismal. En la pasarela, batió rápido a la ninfa de esqueletura, que nunca pasa de moda, y en las revistas salía dorada y nutriente, con una hermosura excesiva, pero encalmada. Era como Brigitte Bardot, pero una Brigitte Bardot de buena vida, con la dieta bien escogida para el oficio, y para la biografía.
Fue chica chollo de las revistas del colorín, por el romance que mantuvo con David Copperfield. El amor les duró un par de trucos
Fue chica chollo de las revistas del colorín, porque mantuvo un romance, o ligue, o lío o qué sé yo con David Copperfield, aquel mago tecnológico. El amor, o qué sé yo lo que aquello fuera, les duró un par de trucos, pero Claudia era entonces la gran rubia de la aldea global del deseo, la alemana que logró que las modelos fueran tan famosas como los modistos, o los actores, o incluso más. Era algo así como un futbolista de lo suyo, pero en hembraza.
Claudia coronó a las maniquíes de maniquíes archifamosas, y les subió a todas el caché, empezando por el suyo, naturalmente, que era un susto. Después de aquel amor, o qué sé yo lo que aquello fuera, casó, allá por el 2000, con Matthew Vaughn, un tipo del cine, y tuvieron varios hijos. Asomó en varias películas y en un ramo de videoclips, pero no va a pasar a la historia como actriz. En casos como el suyo, nunca sales de ti misma. Con ella, la década de los noventa, y algunos años después, resultaron una primavera perpetua de cuerpos gloriosos de su gremio.
Ahí estaban, y ahí están, aún, Cindy Crawford, Naomi Campbell o Linda Evangelista, entre otras. Hoy, si nos fijamos, hay mucha alineación de hermosísimas en lo de Victoria Secret, todas con tanga y a lo loco, pero no hay un relevo claro de Claudia y las citadas, salvo Gisele Bündchen. Gisele es la prórroga en vigor, y con futuro, de aquellas grandes modelos de los noventa, que auparon el término 'top model', con Claudia Schiffer en una esquina, y en la otra Naomi Campbell. Inventaron la aristocracia del oficio, que aún funciona. Sobre todo, porque Claudia aún sigue en el tajo de valquiria de anuncio. Y nos convida a un vídeo de cumpleaños.
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