Los Reyes de Bélgica celebran los diez años de su entronización con una visita al Papa
Los monarcas belgas han llegado al Vaticano en torno a las 10:30 horas y han sido escoltados por la Guardia Suiza hasta la biblioteca del pontífice
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![El Papa Francisco con Felipe y Matilde, los Reyes de Bélgica](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/09/14/papa-reyes-belgica1-RCr3Jvb9D8o1fmOh2gvp4nJ-1200x840@abc.jpg)
Felipe y Matilde de Bélgica cumplieron el pasado 21 de julio diez años como monarcas, y han visitado al Papa como parte de los actos por este aniversario. Francisco se ha mostrado a gusto y sonriente con ellos durante una reunión de 20 minutos en el Vaticano, en la que le han invitado oficialmente a viajar a su país.
Ha sido el segundo encuentro oficial de los monarcas belgas con el Papa Francisco. El primero fue en marzo de 2015, cuando realizaron una gira europea para reunirse con los jefes de Estado del Viejo continente. Aquella primera visita estaba prevista para el mes de diciembre, pero fue aplazada unos meses a causa del fallecimiento de la Reina Fabiola.
Felipe, de 63 años, y Matilde, de 50, también estuvieron en el Vaticano el pasado 5 de enero, para participar en el funeral de Benedicto XVI celebrado por el Papa Francisco. Junto a la Reina Doña Sofía, fueron los únicos representantes de casas reales que acudieron a la ceremonia.
En esta ocasión la visita oficial ha incluido un encuentro con el pontífice en el Palacio Apostólico. Los Reyes belgas han llegado al Vaticano en torno a las 10:30 y han sido escoltados por la Guardia Suiza hasta la biblioteca del Papa.
Tras las fotos oficiales, durante la conversación han invitado al Papa a viajar a Bélgica el año que viene, pues cumple 600 años la Universidad de Lovaina, que es católica. Como es habitual, Francisco ha enviado una bendición especial a sus hijos Isabel, Gabriel, Delfina y Manuel.
Como recuerdo de la visita, Papa les ha entregado sus principales documentos magisteriales, un ejemplar autografiado del Mensaje para la Paz 2023, un volumen fotográfico sobre el Palacio Apostólico, y una recopilación de sus homilías durante la pandemia.
La Reina Matilde ha seleccionado el regalo de la Familia Real belga para el Pontífice. Curiosamente, se trata de una obra de la misma escultora con la que sorprendió al Papa en su anterior visita en 2015, la ceramista Francoise Minne, que se ha formado en Madrid y Valencia. En este caso ha llevado un bajorrelieve de cerámica que evoca en clave moderna la figura del evangélica del «Buen Pastor».
El comunicado oficial del Vaticano no hace referencia a la invitación a Lovaina, ni a ninguna otra cuestión abordada con el Papa. El texto se limita a la conversación que los Reyes han mantenido con el ministro de exteriores de la Santa Sede, Paul Richard Gallagher.
«Durante las cordiales conversaciones en la Secretaría de Estado, se ha expresado satisfacción por las buenas relaciones entre la Santa Sede y Bélgica, destacando el papel de la fe cristiana y de la Iglesia católica», asegura el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni. «A continuación, se han abordado cuestiones de interés común y otras de carácter internacional, con especial referencia a África, la guerra en Ucrania y el compromiso por la paz entre los pueblos».
El privilegio de las reinas católicas
Mientras que el Rey vestía un traje oscuro con corbata azul, la Reina Matilde ha hecho uso del famoso «privilège du blanc» del protocolo papal, que consiente a Reinas y consortes de monarcas católicos vestir de blanco en los encuentros con el pontífice. Es un guiño vaticano a las Casas Reales que no renunciaron al catolicismo en los tiempos en que otras se habían hecho protestantes.
Actualmente, las únicas que podrían hacer uso de este privilegio son la Reina Letizia y Doña Sofía de España; la reina Matilde de Bélgica y la Reina madre Paola; la gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo y la Princesa Charlene de Mónaco.
En el Vaticano se ha apreciado la elegancia y discreción de la Reina Matilde. Además del traje y la mantilla blancos, ha lucido los mismos pendientes que llevó en su boda y en el día de la entronización. Se trata de un elegante lazo de diamantes que sujeta una perla. La joya que reserva para las grandes ocasiones.
«Priez pour moi», «rece por mí», les ha despedido el Papa sonriente en la puerta de su despacho, con un apretón de manos y una respetuosa inclinación de cabeza.
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