El Rey Carlos III se salta el protocolo y muestra su lado más humano protagonizando un abrazo colectivo

Durante siete meses, la vida del Rey Carlos III ha estado marcada por lidiar con el cáncer que comunicó inesperadamente que padece mientras sigue un delicado tratamiento para curarse de la enfermedad y, además, cumplir como monarca acudiendo a todos los actos oficiales posibles que constan en su agenda, excepto los que prefiere delegar en su mujer la Reina Camila. La preocupación por la salud del Rey no desaparece cuando sigue muy ligado a una vida institucional y pública que requiere un ritmo que impediría a Carlos III descansar adecuadamente.

A pesar de no comunicar con frecuencia informaciones del avance del Rey en el proceso de sanación de su enfermedad, debido a la máxima de llevar el asunto con discreción para no perjudicar al monarca, gracias a testimonios ocasionales se puede dibujar un diagnóstico favorable que tranquiliza la preocupación sobre su estado de salud. La Reina Camila apuntaba hace unas semanas que el soberano estaría «llevando muy bien» el tratamiento y una fuente secundaba este punto de vista en el 'Daily Mail' afirmando que el Rey sigue una «trayectoria muy positiva» en su enfermedad.

Aún así, solo existía una recomendación para que la salud del Rey siga presentando avances positivos, debe ser la prioridad número uno, significando esto que su presencia en la agenda de la Casa Real británica sea de cara al futuro más próximo, limitada. Por el momento, Carlos III demuestra que se encuentra bien de salud y no se desentiende de sus responsabilidades con la Corona. En las últimas semanas, ha acudido en Escocia al Braemar Highland Gathering para homenajear a la Reina Isabel II y ayer recibía en Palacio al equipo de rugby femenino de Nueva Zelanda, protagonizando un tierno momento que no ha pasado desapercibido.

Este miércoles 11 de septiembre, el Palacio de Buckingham estaba preparado para la recepción de la selección femenina de rugby de Nueva Zelanda con el Rey Carlos III a la cabeza. Las jugadoras del equipo Black Ferns se enfrentaban en un decisivo partido a las Red Roses y el Rey quiso darles su apoyo y suerte para la cita deportiva que vivirían ese mismo día. Lo que no esperaba Carlos III es que terminaría rompiendo el protocolo ante las cámaras mostrando su lado más humano al acceder a abrazar a las jugadoras.

Tras intercambiar unas palabras formales de ánimo, la jugadora Winger Ayesha Leti-I'iga solicitó al monarca darle un sentido abrazo como agradecimiento, a lo que él, de manera natural aceptó respondiendo: «¿Un abrazo?¿Por qué no?», para después fundirse con la joven en el cariñoso gesto. El visto bueno del Rey desencadenó que todas las jugadoras se sumasen al abrazo haciendo del particular uno colectivo del que el Rey salió más sonriente que nunca y regalando uno de los momentos más espontáneos que se le recuerdan.

Con los medios de comunicación presentes, las reacciones se dieron enseguida. «Aprecio mucho esta oportunidad, de conocerlas y recibir un abrazo tan cálido de la mayoría de vosotras», expresaba el Rey sobre el «curativo» momento que acababa de vivir con las deportistas, quienes seguro le dieron también ánimos para seguir haciendo frente con fortaleza a su enfermedad.

La propia Winger quiso aclarar sorprendida a los medios de comunicación lo ocurrido de manera inesperada con su petición de abrazo al Rey Carlos III. «Le pregunté: '¿Podemos abrazarnos?' Y el Rey dijo: 'Sí', pero cuando fui a abrazarlo, los demás se le echaron encima», ha asegurado antes de que su compañera de equipo Liana Mikaele-Tu'u indicase que todas pensaron que la jugadora les había invitado al abrazo, involucrándose en el mismo como respuesta. Durante la recepción, se sirvió champagne aunque las jugadoras optaron por tomar zumo y agua. Además, el equipo interpretó en la misma la canción tradicional de bienvenida llamada 'waiata' inmediatamente después de que el Rey expresase sus condolencias por la reciente muerte del rey maorí de Nueva Zelanda.

Este acto se produce a escasas semanas de que el Rey emprenda su primera gira desde que le diagnosticaran cáncer. En octubre, el monarca recorrerá Australia y visitará Samoa para asistir a la cumbre de líderes de la Commonwealth. Aunque también estaba previsto que visitase Nueva Zelanda, por prescripción médica no llevará finalmente a cabo el viaje, algo por lo que ha querido disculparse en la recepción. «Lamento muchísimo no poder venir a Nueva Zelanda a finales de octubre por órdenes del médico, pero espero que haya otra excusa dentro de poco», expresó en Palacio.