El Rey Carlos III cierra las puertas del Palacio de Buckingham hasta 2027 para llevar a cabo una costosa reforma

El Palacio de Buckingham ha sido en los últimos tiempos de la monarquía británica el lugar del que rehúyen los Reyes. El irresistible encanto de Clarence House invitó a la Reina Isabel II a quedarse en la casa familiar cuando falleció su padre, el Rey Jorge VI, pero en realidad no quería mudarse al castillo como residencia oficial. Winston Churchill presionó a la monarca hasta que terminó aceptando el destino de la tradición e hizo las maletas para instalarse junto a Felipe de Edimburgo en Palacio durante el resto del reinado hasta que con la llegada de la pandemia lo abandonaron.

El Rey Carlos III tuvo el mismo sentimiento de rebeldía hacia la residencia oficial. Tal y como apuntaba en una ocasión 'The Sunday Times', el Rey opinaba que la residencia oficial no era «apta ni adecuada para el propósito del mundo moderno y que su mantenimiento no es sostenible». No veía a Buckingham como un hogar y no lo trató nunca como tal. Así, en sus planes no entraba mudarse al edificio para dejar de vivir en Clarence House junto a la Reina Camila. Sus visitas terminarían siendo exclusivamente de estado y de trabajo, pues ahí tiene su despacho. Sin embargo, en las últimas horas se ha revelado que durante un par de años ya no lo utilizará ni para este propósito.

Según informaba este domingo 'Sunday Times', el próximo 4 de diciembre, después de la visita oficial del emir de Qatar, el Palacio de Buckingham cerrará sus puertas hasta el año 2027, fecha en la que está prevista que terminen la remodelación que está a punto de empezar y que será la mayor en la historia de la institución. Una vez el mandatario árabe y su equipo pongan los pies fuera de Palacio, todas las visitas oficiales, cenas de gala y otros actos pasarán a celebrarse en el castillo de Windsor. Las audiencias que con normalidad acogía la Picture Gallery de Palacio así como otras salas del mismo tendrán hasta entonces su sede en el Palacio de St. James, ubicado en el centro de Londres, aunque no tan cerca de Buckingham como Windsor.

Tal y como apunta la información, el Palacio de Buckingham será reformado con más de 400 millones de euros de dinero público, empleados para modificar todas las salas del edificio menos sus aposentos, que serán reformados con dinero del bolsillo del Rey, pues apenas es una estancia que utilice a menudo. En sus planes futuros entra que esta postura cambie y el Rey pase a hacer «un uso residencial potencial» de las habitaciones que tiene asignadas para necesidades personales, por ello serán reformadas.

La cifra del presupuesto fue aprobada en el año 2016 a razón de ser obras «esenciales» para que Buckingham pudiera seguir funcionando como epicentro de la vida institucional y la agenda oficial de la Corona británica. En el reinado de Isabel II, «la infraestructura del edificio» necesitaba una «revisión completa para evitar daños a largo plazo en el edificio y su contenido» y ya se estimaba que tardaría diez años en completarse. Con la misma reforma también se pensaba adaptar el Palacio a la sostenibilidad económica y ambiental, pero entonces en los últimos años solo comenzaron a hacerse pequeños cambios que requirieron por ejemplo desplazar el despacho del Rey y renovar el cableado y los sistemas de calefacción.

Ahora por fin ha tomado la decisión de realizar la remodelación más integral que comenzará por las salas más importantes de Palacio como el Salón Blanco, el Salón de Música, el Salón Azul o el Comedor de Estado. Después llegará el turno de renovar el estado de la sala de baile y el resto de salas de Estado de Buckingham, en las que se incluyen el Salón del Trono y el Salón Verde. Según el medio, el Príncipe de Gales se mostraría abierto a estas reformas al considerar también el Palacio como no apto para vivir en este siglo XXI.