LO QUE ME APETECE
Mis recuerdos con María Teresa Campos
Tenía una gran personalidad, una imponente fortaleza, un carácter fuerte, no exento muchas veces de una debilidad que la hacía muy humana
La desgarradora carta de Carmen Borrego con la que se despide de su madre
![María Teresa Campos](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/09/08/campos-RB01Ys8vvow0dYCB2dzsf6M-1200x840@abc.jpg)
Se ha muerto María Teresa Campos. La persona que el 14 de diciembre de 1988, día de la Huelga General que los sindicatos le hicieron a Felipe González, llevaron a cenar a mi casa las periodistas Carmen Rigalt y Rosa Villacastín, ... a las que había tenido invitadas en Suiza unos días. No conocía a Teresa, que al día siguiente me llamó para darme las gracias y ofrecerme colaborar con ella, cosa que decliné por tener mi trabajo fuera y no saber nada de televisión. Un año más tarde, cuando debuté en la radio, me renovó la oferta, cosa que acepté y con ella estuve hasta el año 2012, porque su programa se hacía los fines de semana y no me venía bien, por mi decisión de trabajar de lunes a jueves únicamente.
Independientemente de su indiscutible valía profesional, su generosidad sin límites para los que tenían algún problema y trabajaban en su equipo, de su vasta cultura, de su inmensa capacidad de trabajo, de su sentido de amparo hacia su familia, empezando por la dedicación hacia su madre, sus hermanos y su familia en general, de su enorme protección a sus hijas, que fueron siempre su gran debilidad, la Campos tenía una gran personalidad, una imponente fortaleza, un carácter fuerte, no exento muchas veces de una debilidad que la hacía muy humana.
Coincidimos durante muchos años y en muchas ocasiones en veraneos y viajes diferentes. Era una persona fácil, excepto a la hora de sentarnos en un restaurante y leer la carta, porque nunca sabía lo que elegir, pues «la carne que supiera a carne o el pescado que supiera a pescado» era algo que no podía soportar.
Adoraba rodearse de toda su familia, sentarlos en la mesa junto a ella, añadiendo a todos los que se acercaban a saludarla. Recuerdo su llegada la Hotel Coral Beach de Marbella, como la gran estrella que era, con un personal que la rodeaba entre los que estaban la peluquera, la maquilladora, la planchadora, y posiblemente algún profesional más, entre los que contaba siempre con sus inmediatos Gustavo, Rafa o Sonsoles, entre otros. Allí se daban cita sus hijas y sus parejas con los respectivos hijos de todos ellos, hermanos y sobrinos, además de amigos que se iban sumando en torno a la matriarca de la familia. Y esto mismo pasaba en Palma de Mallorca, pero no en La Toja.
![María Teresa Campos y Josemi Rodríguez-Sieiro en 2005](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/09/08/josemi-camps-verano-U61083865755ozP-624x350@abc.jpg)
Su teoría de que los veraneos en el norte no eran buenos, se desvaneció en el momento en el que yo la convencí para pasar unos días en el Gran Hotel de La Toja, donde yo veraneaba desde niño. Con menos séquito, reducido a su madre, una tía y poco más, Teresa también vivió allí momentos muy felices. La última vez, con motivo de un cumpleaños de mi madre, se organizaron cuatro días de festejos y pocas veces la vi tan bailona y tan feliz.
En Paris vivió la fascinación del lujo y del glamour, en Portugal conoció palacios importantes de amigos, en Sevilla trabajó, pero disfrutó de la Feria, día y noche, paseó por el Real vestida por Lina y vivió una historia de pasión, propia del mejor guion de una película de amor y lujo que no prosperó, porque su trabajo y su familia eran lo primero y América está donde está.
Se ha ido la amiga entrañable, la profesional que abrió puertas a una manera de hacer televisión, que marcó la línea que había que seguir, la jefa que nunca ejerció de jefa, pero si de una persona con un halo de perfeccionismo, de proteccionismo y de rigor.
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