Hazte premium Hazte premium

Nia: «Si veo que me siguen el juego, me lanzo. Ahora, hay mucho amor en mi vida»

La cantante, que lanza 'Brujería' con Antonio Carmona, se reconoce enamorada y nos habla de su infancia, de la bisexualidad y de sus trucos para seducir

Nia, la «novena maravilla» de Canarias, ganadora de 'OT 2020'

Belén Esteban confiesa el problema de salud que padece desde hace años: «Es un poco pesado»

La cantante Nia Correia GTRES

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A Nia le pierden los ritmos latinos, la 'música pegajosa' que se te mete en el cuerpo y te hace bailar. Es un embrujo, como una posesión. Eso debe ser 'Brujería'. Así, por lo menos, es lo que canta junto con Antonio Carmona, que tanto admira y tanto quiere: «Es un amor, tan generoso, siempre dispuesto a todo. Es tierno, cariñoso. Pura bondad. Adoro a su mujer, a sus hijas. Hemos hecho una amistad preciosa». Nia va dejando notas y audios con ideas y melodías en su móvil, «en cualquier momento, en cualquier lugar», así si la ven hablando sola, déjenla tranquila: está creando. Hace un tiempo, Nia llevaba el proceso hasta la obsesión, ahora reconoce que lo vive de una manera más relajada: «Soy perfeccionista, pero ya no soy obsesiva. Ya no me fustigo, he aprendido a delegar en mi equipo, confío en ellos».

Nia se reconoce como una mujer detallista: «Lo que me gusta es el proceso, es decir, disfruto preparando, pensando el regalo, la sorpresa, lo que se sea en que vaya a consistir ese detalle». Pero no se considera una soñadora: «Tengo mis metas, me las marco y deseo lograrlas, claro, pero no soy una fantasiosa. Soy más bien práctica». Como buena Capricornio, aparenta tranquilidad y serenidad, «pero por dentro voy a mil aunque no lo parezca».

Aunque muchos artistas se sienten a gusto creando en la noche, Nia es más diurna, «pero antes de nada tengo que haber hecho mis terapias porque, de lo contrario, me pongo de mala leche». Es de las que necesita café para despertar, toma zumo y huevos, ya sea en tortilla o revueltos, pero los huevos no pueden faltar. Luego van al gym con su entrenador, hace una rutina en la que refuerza sobre todo la espalda y, por último, un poco de 'skin care' y a darle caña al pelo, que se le pone muy rebelde.

A Nia le da paz su entorno, su gente, «porque son mi raíz, me hacen tener los pies en la tierra y darle importancia solo a lo que de verdad la tiene». Le saca de quicio que las cosas no se hagan bien y las mentiras. No le gustan los dedos de sus pies, y los disimila poniéndose unos anillos, «pero si tuviera que elegir lo que más me gusta de mi cuerpo, yo que creo que la boca o los ojos».

Le gusta tanto la comida que ha abierto un restaurante: «Se llama 'Delito Madrid'. Empezó como vinoteca, pero empezamos a servir comidas y llevamos casi un año». Está feliz. Aunque tiene otro motivo para estarlo: «Ahora hay amor en mi vida, muchísimo amor». Enamorada, reconoce que muchos de los temas de su disco están dedicados a su pareja: «Aunque a veces se crea mejor desde el desamor». A ella le daría igual porque se lleva bien con todos sus ex: «Con los tres, aunque con uno de ellos me llevo mejor porque somos colegas, nos hemos querido mucho». A Nia no le molesta hablar de la bisexualidad: «Yo no he estado nunca con una mujer, pero no creo que tuviera ningún problema en estarlo porque yo realmente me enamoro de las personas». ¿Y cómo enamora Nia? «Con la mirada, sonriendo, que para mí es fácil porque lo hago todo el tiempo. Si yo veo que me siguen el juego, me lanzo».

La foto: una brujería precoz

Como buena canaria, Nia lleva el carnaval en la sangre. Tanto, que muchas veces se pasaba las tardes en casa con sus abuelos jugando a disfrazarse. Así, sin más: «Era un culo inquieto, no paraba, pero no era traviesa».En esa foto tendría unos cinco años. Ya la ven, disfrazada de bruja sin imaginar que ahora cantaría 'Brujería' en su próximo disco. A los 10, su abuela la apuntó a clases de técnica vocal y ensayaba con un karaoke «encerrada en un cuarto, un zapatero, para que no me viera nadie. Me sigue pasando. Puedo subirme a un escenario, pero si me piden en casa que cante el cumpleaños feliz delante de mi familia, me da vergüenza». En el colegio, Nia era una estudiante correcta que odiaba las matemáticas y se le daba muy bien el deporte. Pero allí era un poco revoltosa.

Nia, con 5 años, disfrazada de bruja ABC

Luego, durante la adolescencia se rodeó de compañeras mayores que ella: «Siempre que íbamos de fiesta me quedaba en la puerta de la discoteca porque era menor de edad y los porteros, que me conocían, no me dejaban pasar». Nunca faltaba a la cita con los carnavales: el disfraz más incómodo que recuerda fue el de M&M, toda cubierta de gomaespuma, con aquel bochorno, y casi se ahoga cuando se disfrazó de flamenco, ella, que es alérgica a los ácaros, y andaba cubierta de plumas rosas que llevaban meses acumulando polvo: «Un poco más y acabo en Urgencias, un auténtico horror».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación