Máxima de Holanda como nunca antes la habías visto: despeinada y sin nada de maquillaje

Su llegada a la Familia Real holandesa no estuvo exenta de polémica. Hija de Jorge Horacio Zorreguieta, que fue ministro de Agricultura durante la sangrienta dictadura del general Jorge Videla, su matrimonio con el entonces Príncipe de Orange, Guillermo Alejandro, tuvo que ser sometido a la aprobación del Parlamento holandés. Desde que saliese a la luz su relación con el Príncipe, Máxima Zorreguieta (55 años) sufrió el acoso y la persecución de los fotógrafos las 24 horas del día durante meses. Y tras su matrimonio sufrió el escrutinio continuo de los medios de comunicación, que la apodaron como «la princesa porteña».

Sin embargo, la actual Reina consorte de los Países Bajos -tras la abdicación de la Reina Beatriz el 30 de abril de 2013-se ha ganado a base de muchísimo esfuerzo el respeto y admiración del pueblo holandés, siendo una esposa y madre ejemplar de sus tres hijas: Catalina, Alexia y Ariadna de Orange.

Su fama ha traspasado fronteras, hasta tal punto que a día de hoy, Máxima está considerada como un icono de estilo internacional y en muchas de sus apariciones para actos públicos la han coronado como una de las 'royals' más elegantes y originales del momento.

Es por ello que durante la madrugada del lunes 17 de octubre, la mujer de Guillermo de Orange ha sorprendido a todo el mundo al dejarse fotografiar completamente al natural: sin nada de maquillaje, con sus gafas de ver, con el pelo despeinado recogido en una coleta informal y con cara de cansada después de un largo viaje en avión de más de 7.000 kilómetros (unas ocho horas de vuelo). Una imagen inédita que tuvo lugar a su llegada al aeropuerto de Kilimanjaro (Tanzania), donde se encuentra en una visita express de 48 horas en calidad de Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo.

Vestida con un sencillo traje de chaqueta azul marino de la marca Chloé, mocasines de Banana Republic y calcetines oscuros. Pese al cansancio, la Reina no perdió la sonrisa en ningún momento y saludó de forma efusiva las autoridades locales de Tanzania que la estaban esperando y con los que disfrutó de una danza tradicional Maasai como bienvenida.