Joaquín Campos: «Si Daniel Sancho hubiera escapado a España, hoy estaría en los platós de televisión»
El escritor afincado en Asia publica un polémico libro tras un año y medio investigando el caso Sancho
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Acababa Daniel Sancho de asesinar y descuartizar a Edwin Arrieta y ya estaba Joaquín Campos (Málaga, 1979) husmeando. Año y medio de pesquisas que han convertido al escritor afincado en Asia en el mayor experto en el caso, cuyos hallazgos ha plasmado en ... el libro 'Muerte en Tailandia' (La Esfera de los Libros). Su investigación, publicada esta semana, encaja un rompecabezas de embustes, corrupción y desvergüenzas, una fulgurante y colosal hoguera de vanidades en la que la muerte solo fue el principio.
–¿Por qué escribir un libro sobre el caso Sancho?
–Porque tenía la oportunidad de meterme en el mundo de la literatura y el periodismo, los dos gremios que más amo. Y luego porque existía la posibilidad de que me generara ingresos. Desde ahí he profundizado porque me considero un profesional. Me he metido de lleno, hasta el cuello. Era la única manera de hacerlo.
–Lo decía porque, como usted mismo escribe en el libro, se trata de un caso resuelto en un día. No deja de resultar curioso, de hecho, que se convirtiera en un fenómeno mediático pese a que realmente nunca hubo suspense criminal. Ahora bien, lo que sí es llamativo es cómo este caso contiene una concatenación de mentiras superpuestas.
–Yo pensaba que este caso estaba cerrado, pero quedan dos asuntos clave. El primero, el presunto intento de compra del tribunal que ha podido ser una estafa de Alice, para lo que tengo pruebas documentadas de que esta mujer ha extorsionado a la familia de Sancho exigiendo un dinero aún no se sabe por qué. Y el segundo, porque la gracia de mi libro y de mi actitud es que yo ataco a ambas partes, es que falta el dinero; un dinero que puede tener, al menos parte del mismo, procedencia ilícita y por eso no se está buscando. Edwin Arrieta era un cirujano digno, eso está clarísimo, pero parece que en los negocios que iba a abrir en España participaba gente con un dinero que no se sabe de dónde venía.
–¿Crees que los medios de comunicación españoles han fallado en su labor a la hora de informar sobre este caso?
–Te lo voy a resumir con un ejemplo. A mí me llamaron de un programa de televisión una semana antes de la lectura de la sentencia, y me preguntaron en una mesa de debate cuál creía que iba a ser la sentencia, y dije que pena capital porque él mismo había reconocido los hechos. Me contestaron, «eso nunca ha ocurrido». Y ahí te das cuenta de que la gente no se había enterado de lo que había ocurrido o de que estaba voluntariamente ocultándolo. Como tú bien sabes, hubo dos declaraciones, una incluso grabada en vídeo, en las que Daniel Sancho se recreaba contando cómo había asesinado y descuartizado a Edwin Arrieta. Pues eso, un año después, la gente en la televisión pensaba que me lo estaba inventando. A día de hoy aún se blanquea a una persona que está sentenciada por asesinar y descuartizar. Es terrible.
🛑4 videos en un tweet.🛑EXCLUSIVA. LA CONFESIÓN DE DANIEL SANCHO. Así relata Daniel paso a paso la reconstrucción de los hechos del asesinato a Edwing . Que fuerte verlo con esa tranquilidad recreando la escena: Puse el agua caliente a tope para que no se coagulara la sangre. 😱 pic.twitter.com/mWoYZ7TT6F
— Carito (@770carito) September 4, 2023
–¿Y por qué cree que ha sucedido eso?
–Para mí han sido órdenes de arriba, ha habido algún movimiento, aunque es lo que menos claro tengo. Aunque sí sé, lo pongo en el libro, que Rodolfo Sancho, en la desesperación de un padre que busca lo mejor para su hijo, fue tocando puertas, desde la Casa Real que le ignoró hasta ministerios. Evidentemente, algo ocurrió con estos movimientos. También ayuda que los abogados Marcos García Montes y Carmen Balfagón sean muy mediáticos.
–¿Le preocupan las repercusiones legales de las afirmaciones vertidas en su libro?
–La editorial, como te puedes imaginar, tiene un equipo de abogados que verifica que lo que se publica es cierto. Ahora, si hay alguna opinión que alguien cree, como es el caso de Carmen Balfagón, que puede ser sometida a una querella por suponer una falta al honor, pues eso lo tendrán que dilucidar los jueves. Ahora, lo más importante de todo, y esto sí que es clave, yo aún me guardo más información de la que he podido publicar, en la editorial no me dejaron publicar todo. Entonces, tengo información suficiente para que los abogados aún se arrepientan más de haberse metido en este caso y haber optado por semejante estrategia. Sigo investigando, además, y profundizando en detalles sórdidos, peligrosos y amorales que afectan muchísimo a la defensa.
–Paradójicamente, pese a la enorme exposición de este caso, resulta muy complicado obtener hechos fácticos irrebatibles. ¿Cómo ha llevado a cabo su investigación para aferrarse a la verdad?
–En un asesinato tan claro como este hay que entender que aparentemente una parte es la mala y otra es la buena. Lo que ha ido aflorando con el transcurso del tiempo y de mi investigación es que Edwin podría haber tenido gente cercana que fuera sórdida y mala. Eso no afecta al caso, pero sí mejora el libro, porque no incide en que uno es enormemente bueno y otro es enormemente malo. Y creo que eso es llegar adonde no han llegado los demás, porque los hay que quieren blanquear al asesinado y los hay que quieren insultarle.
–La familia de Arrieta, pese a haberse quedado en desamparo económico, nunca ha mostrado interés por saber más sobre esas importantes cantidades de dinero que, según afirma, Arrieta le hizo llegar a Sancho.
–Hace cuatro meses y medio yo publiqué lo del dinero y fíjate que sobre eso nunca han intentado presentar una querella. Esto es muy básico, como sumar dos y dos. Ayer salió el libro y la abogada Carmen Balfagón dice que se va a querellar por unos comentarios que le faltan al honor. Sin embargo, dije que faltan un millón y medio de euros, más o menos, y nadie se ha querellado. Nadie. Eso sugiere que hay un origen ilícito en parte del dinero y, por ende, en las compañías.
–Otra trama truculenta la protagoniza Alice, esa intermediaria que supuestamente pretendía amañar la sentencia, en apariencia una estafa para desplumar a Rodolfo Sancho. Lo vio muy claro desde el principio.
–Esa es la primera medalla que me cuelgo. Cuando yo estaba allí empecé a preguntar por Alice, porque veía a Rodolfo subir y bajar las escaleras con una mujer que decían que era la traductora, hasta que alguien me avisó: «Esa señora tiene mucho poder». Ahí fue cuando empecé a preguntar. Mira, te voy a decir algo más, Alice podría no haber sido la única persona que habría estafado a Rodolfo. ¿Cómo es posible que en una isla perdida del golfo de Tailandia donde no ocurre nada aparezca un ruso ofreciendo un acuerdo? Eso no tiene sentido, pero sé de dónde viene. No tengo pruebas, porque en la vida no se puede tener pruebas para todo, pero lo sé.
🚨 Última hora para Daniel Sancho: sale a la luz el audio de Rodolfo Sancho sobre una donación a un testigo crucial pic.twitter.com/RKMSVOwkEQ
— VIDEOVLOG DE IGNACIO (@ignacio_vlog1) August 31, 2024
–Recuerdo estar con usted la noche en que envió esa exclusiva y cómo, siguiendo el consejo de su entorno, abandó la isla antes de que fuera publicada. ¿En algún momento ha temido por su integridad física?
–Yo nunca he pensado que mi integridad física estuviera en peligro. Si no no estaría haciendo esto, no soy un loco. Lo que sí entiendo es que Alice, la gente que le rodea y otras personas involucradas en este caso son peligrosas.
–¿Tiene pruebas de que esos pagos destinados a amañar la sentencia de Sancho se produjeron?
–No tengo pruebas, pero intuyo que esos pagos se produjeron por el trato de favor recibido por Sancho en la cárcel y porque exigen 160.000 euros más. Tengo pruebas de que reclaman 160.000 euros, que luego han aumentado a 180.000 y ahora van por 200.000.
–Denuncia en su libro que a lo largo del proceso judicial el móvil ha quedado olvidado: el dinero.
–Evidentemente el dinero no se ha perdido, por mucho que Daniel Sancho lo gastara a mansalva en los últimos meses como ha quedado probado. El dinero lo tiene alguien, el problema es que al tener una procedencia supuestamente ilícita no se puede reclamar de manera convencional, pero el tema del dinero va a salir.
–La inminente mudanza a España de Arrieta lleva a Sancho a asesinarle.
–Sí, pero no solamente porque se va a España, aquí ha habido una confusión. El tema es que Edwin Arrieta estaba llevando, de una forma u otra, grandes cantidades de dinero a España para montar negocios y en el momento en que llegara esa cantidad ya no se podría robar o destinar a otros fines. No lo mató porque iba a vivir con él, fue simple y llanamente por el dinero.
–Los hechos contienen un retrato implícito del protagonista, Daniel Sancho. Y hay en ellos un elemento casi humorístico, algo que llamaría la osadía de la estupidez: un chico que no ha dado un palo al agua en su vida organiza un plan chapucero que él considera el crimen perfecto, hasta el punto de ignorar la posibilidad de escaparse y llegar incluso a denunciar la desaparición de Arrieta en comisaría.
–Hay una razón para todo esto, en la que pienso siempre. Daniel Sancho nunca cotizó a la Seguridad Social, nunca trabajó. Daniel Sancho, a quien todavía llaman chef para blanquearle, era una persona que había hecho dos cursos de cocina en escuelas privadas pero que jamás en su vida había trabajado en un restaurante. Él no vivía atado a la realidad ni a la sociedad. Entonces él idea un plan, lo mata, lo descuartiza, lo disemina por la isla y piensa que ya está. Tú fíjate los cojones que tiene que al día siguiente se va a la playa donde había tirado partes del cuerpo a jugar a las palas, a hacerse un masaje, a tomarse unos cócteles con unas chicas que había conocido en Tinder. Es acojonante.
–Hablemos de una cuestión sensible. En su libro menciona en repetidas ocasiones que el desarrollo de los hechos y la reacción posterior resultan chocantes en alguien que mata por primera vez. Eso es algo que ya he escuchado en conversaciones confidenciales con otras personas involucradas en el caso.
–Yo no puedo probar que Daniel Sancho haya matado antes. Lo que sí te puedo decir es que personas que son expertas en estas cosas, un policía y un excombatiente de guerra, me han dicho que las actitudes de este señor no son ni mucho menos las habituales en un novicio en estos asuntos. Es que es muy fuerte, muy fuerte, la rapidez con la que descuartiza a una persona con la que, no lo olvides, mantenía una relación íntima. En la reconstrucción cuenta cómo para evitar que la sangre se coagule deja correr el agua caliente, ¡y luego se ducha ahí mismo! Pero qué locura es esta. El tío, mientras iba esparciendo el cuerpo por la isla, se puso a dormir tres horas en el cuarto que aún apestaba a sangre. Es que es brutal. Ya es brutal el hecho de hacerlo, pero, ¿cómo no sales corriendo? Él no, él se queda a dormir, se va a desayunar, se hace fotos...
–Prueba la estupidez el hecho de elegir Tailandia como destino para asesinar a alguien, un país con pena de muerte, cárceles insalubres y sin tratado de extradición con España. Y, sin embargo, hubiera bastado algún detalle para quedar impune. Por ejemplo, haber comprado los cuchillos y las bolsas de plástico en Bangkok, o haber salido directo hacia el aeropuerto.
–Hubiera quedado impune porque España nunca te va a enviar a Tailandia sabiendo que tu castigo podría ser la pena capital. Si él hubiera salido de inmediato y regresado a España, hoy estaría en los platós de televisión.
–En contraposición a todo este despropósito está la figura de la madre, Silvia Bronchalo, cuyo sentido común supone casi un bálsamo. Defiende que, después de Edwin Arrieta y su familia, ella es otra de las víctimas.
–Sí, y aquí soy muy sincero: el padre también es una víctima, aunque sea un desgraciado. Tú no puedes comprar un testigo falso, hablar con una mafiosa como Alice para buscar un arreglo, hacer un documental en el que tu hijo y tú sois protagonistas mientras lanzas acusaciones de pedofilia... Todo esto es lamentable. Pero, evidentemente, están jodidos porque su hijo está en la cárcel. Tienen 50 años, él va a estar en Tailandia al menos 10, luego en España. Es posible que fallezcan y, sobre todo, que envejezcan con su hijo en la cárcel. Pero hay diferencias entre ambos, que yo resumo en algo muy básico. El padre subía y bajaba las escaleras del tribunal interpretándose, porque tenía a los medios alrededor y sabía que estaba copando portadas y minutos de televisión. La madre se escondía, llorosa, ojerosa, pálida, desgraciada, porque no quería hablar con nadie. Ahí se ve la realidad de una persona que persigue un interés, aunque esté jodido, y otra transparente. Por eso no participa en el documental ni en el espectáculo de los abogados. En el momento en que Marcos García Montes entra, esa señora sale de la ecuación, porque ve el riesgo de algo descomunal, mediático, y ella no quería eso. Ella lo que quería, como cualquier persona normal, es reconocer los hechos y buscar la manera de rebajar la pena de otra forma.
–El libro está impreso, el culpable está en la cárcel, pero las ramificaciones del caso siguen...
–Te aseguro que el dinero va a salir.
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