Irene Montero descarta una relación abierta con Pablo Iglesias: «Soy una persona muy celosa. Me han educado así»

Fue en febrero de 2017 cuando un emotivo abrazo entre Irene Montero (35 años) y Pablo Iglesias (45) durante un mitin en Vistalegre II hicieron saltar todas las alarmas. Entonces, muchos se dieron cuenta de que entre ellos había más que una relación de compañeros. La confirmación del noviazgo llegó pocos días después a través de unas fotografía de ellos besándose en un bar. Su historia de amor se fraguó en un piso de alquiler situado en la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid hasta que en la primavera de 2018 se mudaron al polémico chalet de Galapagar para formar una familia.

La pareja anunció una de las noticias más importantes de su vida en abril de ese mismo año: Irene estaba embarazada de mellizos. Se convirtieron en padres mucho antes de los esperado. Leo y Manuel nacían con tan solo 28 semanas de gestación.

Tan solo un año después, Montero anunciaba en sus redes que iban a dar un hermano a los pequeños. El entonces líder de Podemos y su novia se convirtieron en familia numerosa con el nacimiento de una niña llamada Aitana.

Durante todo este tiempo, su amor ha generado un sinfín de titulares y numerosos rumores de crisis e incluso ruptura. Unas habladurías a las que la pareja ha hecho frente, sin dejar que repercuta en su relación.

Esta semana, la exministra de Igualdad ha concedido una entrevista con Ibai Vegan y su pódcast 'Animales humanos'. En ella, Irene Montero se ha sincerado como nunca antes sobre su vida privada, recordando su infancia y adolescencia, el acoso mediático que sufren desde que salió a la luz su relación con el que fuera líder de Podemos o su experiencia como madre, entre otros muchos temas.

Montero, describió al padre de sus hijos como una persona «cariñosa, vulnerable y apasionada» y confesó que le gusta más su look actual que cuando lucía la mítica coleta. Sobre la posibilidad de mantener una relación abierta con Pablo Iglesias, la política lo tiene claro: «Me veo muy lejos de poder intentarlo, aunque soy consciente de que mi posición no es la más saludable» y reconoce que «soy una persona muy celosa. No con orgullo, pero me han educado así». Ahondando un poco más en los diferentes tipos de relaciones sentimentales que existen, Irene reflexiona sobre este tema: «La imposición de las relaciones monógamas está llena de muchos mitos y mandatos que nos hacen sufrir muchísimo y me resulta absolutamente fácil de entender que puedas sentir esos vínculos intensos con más de una persona al mismo tiempo, pero me resulta imposible de ejecutar».

Acostumbrada a las críticas y difamaciones, la exministra contó que «una de las cosas más crueles» que le habían pasado desde que se había convertido en personaje público ha sido «los límites que se han sobrepasado» desde que saliese a la luz su relación con Pablo Iglesias: «Es un ataque global que va también a lo personal. Mi madre ha estado un sábado con Pablo y los niños y el martes me ha llamado para saber si seguía con él. La gente de tu entorno se preocupa e incluso te pregunta si te merece la pena», confesó.

Y es que la decisión de Pablo e Irene de trasladarse a un chalé de lujo en Galapagar debería haber permanecido a su ámbito privado y no a la esfera pública como ocurrió. Sin embargo el error fue de la propia pareja al haber 'señalado' y criticado a sus oponentes por vivir acomodados y alejados de la realidad social, un discurso que se alejaba mucho de la presuntuosa ejemplaridad que pretendían dar con su pisito en Vallecas. «Era una forma de proteger lo que estábamos construyendo, que era una familia, y me niego a tener que dar explicaciones sobre las decisiones que tomo en mi vida personal», se justifica la exministra sobre este tema.