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Daniel Sancho acusado de asesinar a un colombiano y desmembrar su cuerpo EFE | VÍDEO: ABC
Jaime Santirso

Jaime Santirso

Enviado especial a Koh Samui (Tailandia)

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Daniel Sancho Bronchalo ya está en una celda de la cárcel tailandesa que será su hogar durante un tiempo indefinido: semanas, meses, años; nadie lo sabe con certeza. El cocinero español, de 29 años, hijo del famoso actor Rodolfo Sancho, cumple la primera de una larga serie de jornadas que pasará recluido en el centro penitenciario de Koh Samui, donde fue trasladado este lunes por efectivos policiales desde la vecina isla de Koh Phangan, acusado de asesinar, descuartizar el cadáver y diseminar los restos mortales de su acompañante, Edwin Arrieta Arteaga, cirujano colombiano de 44 años, con quien mantenía una estrecha relación de naturaleza desconocida.

Allí recibió este martes la visita de su abogado, la única persona autorizada a verle en los próximos diez días, plazo de aislamiento requerido por los vestigios de las restricciones sanitarias impuestas durante la pandemia. El letrado tailandés, de nombre Khun Anan, ha tomado así las riendas del caso tras haber sido contratado por la familia del procesado, en sustitución del abogado de oficio que ha representado a Sancho desde su arresto en Koh Phangan el pasado viernes 4 de agosto.

Su encuentro inicial duró una hora y media. A la salida, frente al marcaje de un guardia de seguridad que trataba de impedir la toma de imágenes en el interior del recinto, Anan detuvo su coche de alta gama para, sin apearse, ofrecer unas sucintas declaraciones a los medios de comunicación allí presentes -españoles todos ellos- con una primera impresión sobre la situación del acusado y su estado anímico.

Sancho «está bien», aunque bajo el impacto emocional que corresponde a «alguien que se encuentra por primera vez en la cárcel». Sin embargo, todos los intentos de que el abogado expandiera sus comentarios se han detenido ahí. «Se ha levantado esta mañana y no ha podido hacer nada todavía porque está en cuarentena. Pero está bien», ha reafirmado, tras disculparse en un inglés precario por «no poder ofrecer ningún detalle relativo al caso».

Horizonte incierto

Anan tampoco ha desvelado si los familiares de Sancho -que podrían pisar ya suelo tailandés- acudirán a Koh Samui, aunque personas cercanas al caso han comentado que estos habrían recibido el consejo de esperar a que el periodo de aislamiento concluya. A partir de entonces, Sancho podrá presentar una lista de visitantes, «un máximo de diez personas».

A partir de ahora, los tiempos del proceso judicial no están del todo claros, pues quedan sujetos a los plazos de varios organismos. Anan incidió ayer en que la primera fecha límite son los 84 días de los que dispone la policía para cerrar su investigación, aunque la mayor parte de los hechos se dan por contrastados gracias a la colaboración de Sancho, que, tras confesar -incluso en público ante medios de comunicación-, ha cooperado en todo momento con las fuerzas de seguridad tailandesas.

En este momento, la gran incógnita todavía por solucionar reside en si la muerte de Arrieta responde a un lance fortuito, de acuerdo al testimonio de Sancho, o si por contra forma parte de un plan premeditado, como sugieren las grabaciones de cámaras de seguridad que muestran al español comprando en un supermercado varios objetos -un cuchillo, bolsas de basura, productos de limpieza- presuntamente empleados después para cometer el asesinato y deshacerse del cuerpo del colombiano.

Dicha alevosía, o su ausencia, podría afectar de manera significativa a la sentencia, que contempla la pena de muerte, aunque permutada a menudo por cadena perpetua. A pregunta de ABC, Anan rehusó comentar si la contribución de Sancho a las pesquisas resultará en una reducción del castigo. Tras esa primera etapa, la fiscalía tendría «un plazo máximo de seis meses» para iniciar el proceso judicial, según explicó el letrado, aunque se muestra confiado en que pueda quedar resuelto «en menos de cuatro». En última instancia, todo depende de la palabra del juez asignado, que podría incluso trasladar el juicio a Bangkok, la capital del país.

No es la primera ocasión que Anan trabaja con un cliente español en circunstancias similares. El abogado -también español- que ha recurrido a él, cuya identidad no ha querido desvelar, ya le encargó años atrás defender a otro acusado de asesinato. Aunque no lo explicita, se trataría de Carlos Alcañiz, quien en mayo de 2020 asesinó a puñaladas a un amigo chileno en la misma isla de Koh Phangan.

El letrado tailandés se despidió a toda prisa, aduciendo la necesidad de acudir ante el tribunal antes de su hora de cierre. Acto seguido, su coche aceleraba por la estrecha carretera entre frondosas palmeras que conduce a la cárcel, para continuar con un arduo proceso legal que apenas acaba de comenzar.

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