El gestor de los Grimaldi pone en jaque su fortuna tras ser despedido por sorpresa
Alberto II declarará ante el Tribunal Europeo sobre sus millonarios negocios inmobiliarios en el Principado de Mónaco
El emotivo reencuentro de Alberto de Mónaco con sus dos hijos mayores
![El príncipe Alberto II](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2024/01/19/alberto-monaco2-R85eR7O9tNUjXC9f74XniuI-1200x840@abc.jpg)
Legendario paraíso del glamur en la geografía mundial del ocio, Mónaco se ha convertido en un pozo negro de víboras, reptiles y tiburones, escondidos y bien visibles por los pasillos más secretos del palacio principesco y los subterráneos de las obras más gigantescas de su historia, atizando la codicia de un rosario de personajes codiciosos, dejándose arrastrar por la corrupción, los chantajes ultramillonarios y las persecuciones judiciales. Por vez primera en su historia, Mónaco y Alberto II, príncipe soberano, deberán responder, ante el Tribunal Europeo de Derechos del Hombre (TEDH), de los presuntos delitos derivados del «despido abusivo» de Claude Palmero, antiguo compañero juvenil del príncipe, y administrador de toda la fortuna familiar de los Grimaldi, desde hace más de treinta años.
Palmero fue nombrado administrador de la fortuna familiar de los Grimaldi por Rainero III, padre del príncipe Alberto II. Muerto Rainero, Palmero pasó a gestionar la fortuna familiar del príncipe soberano y sus hermanas, las princesas Carolina y Estefanía. Desde ese cargo, Palmero conoce todo los secretos de esas grandes fortunas principescas y está en posesión de un número impreciso de documentos que podrá utilizar, llegado el caso, para intentar justificar sus acusaciones ante el TEDH. Gestor de la fortuna, Palmero también fue un amigo y confidente íntimo de Alberto II durante más de veinte años. Inesperadamente, a finales del mes de julio pasado, el príncipe soberano hizo saber a su gestor patrimonial que había sido despedido «con efecto inmediato». Estalló una bomba que dejó al descubierto un campo de minas incendiarias.
Antes de poner el grito en el cielo, Palmero decidió plantear su despido, excepcional, ante la justicia de Mónaco. Con un éxito sencillamente nulo. Su abogado parisino, Pierre-Olivier Sur, resume el caso de este modo: «En Mónaco, todo el sistema judicial está al servicio del príncipe, que nombra y destituye a quien quiere, para mejor defender sus intereses personales. Algo escandaloso. Imposible defenderse contra las decisiones autoritarias y arbitrarias del príncipe. De ahí nuestro recurso al Tribunal Europeo de los Derechos del hombre. Más allá de un caso personal, se trata de un caso de escuela. El mundo debe conocer esa otra cara de Mónaco. Claude Palmero merece que se haga justicia».
El oscuro despido repentino y brutal del gestor financiero de la fortuna familiar tiene un origen mucho más oscuro e inquietante, consecuencia del choque de sus intereses personales con los intereses familiares de Patrice Pastor, el más grande de los magnates de los fabulosos negocios inmobiliarios en Mónaco/Monte Carlo. La familia Pastor acompañó a Rainiero III en el fabuloso «boom» inmobiliario de Mónaco, durante los años del máximo glamur del principado, cuando la princesa Grace Kelly y sus hijas daban una imagen excepcionalmente bella del diminuto «reino de cuento de hadas», en la Costa Azul. Tras la muerte de Rainiero III, los Pastor continuaron haciendo grandísimos negocios con el nuevo príncipe soberano.
Guerra de clanes inmobiliarios
Es leyenda que, hace meses, un representante de la familia Pastor tuvo una entrevista a tumba abierta con Alberto II. Los Pastor habrían denunciado las «prácticas mafiosas» de Claude Palmero, cobrando comisiones ilegales, pagando a funcionarios, ejerciendo presiones financieras contra altos funcionarios de la corte principesca. A partir de tales acusaciones, el príncipe soberano tomó la histórica y grave decisión de romper y despedir al gestor de su fortuna personal y familiar. El TEDH solo podrá pronunciarse sobre una cuestión de «detalle» el «despido abusivo» de un contable, un gestor. Pero tras ese despido se oculta la guerra feroz entre varios clanes de tiburones inmobiliarios, disputándose a dentelladas parte del gigantesco negocio inmobiliario en Mónaco/Monte Carlo, cuando siguen su curso las obras de la gran transformación del principado iniciadas hace años. Ambas partes amenazan con ir «destilando» informaciones envenenadas, que pueden desenterrar oscuros subterráneos por donde circula mucho dinero podrido.
Tras el despido de Palmero y varios de sus asociados, en Mónaco, Niza y París, estalló otro escándalo: a mediados del mes de diciembre pasado: el alcalde de Mónaco, Georges Marsan y cuatro asociados, «colegas» o «colaboradores» fueron detenidos, puestos a disposición judicial e inculpados por los presuntos delitos de corrupción, abuso de bienes sociales, tráfico de influencias, asociación de malhechores con fines de corrupción…
![El exasesor económico, Claude Palermo](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2024/01/19/Imagen64803b4834292_palmero-U75457623822LxM-760x427@abc.jpg)
Los enfrentamientos entre Claude Palmero y los Pastor se evalúan en decenas y centenares de miles de euros: se trata de grandes negocios inmobiliarios. La corrupción en la alcaldía de Mónaco quizá sea relativamente «menor», sin desdeñar en absoluto su importancia. Por la alcaldía del principado están obligados a «pasar» numerosos negocios que necesitan de complicados procedimientos administrativos. Esos servicios pueden pagarse al precio fuerte, en millares y decenas de millares de euros. El alcalde de Mónaco se dice inocente y espera probar su inocencia. La justicia sigue su incierto curso.
La crisis sin precedentes del principado
Las incontables ramificaciones de los dos macro escándalos afectan, de hecho, a todo el principado, víctima de otra crisis sin precedentes. Quizá por vez primera en su historia, 22 de los 23 miembros del Consejo nacional se abstuvieron hace semanas de votar los presupuestos del Estado para este año. El Consejo Nacional es algo así como el Parlamento de Mónaco. Y la «insubordinación» de sus miembros causó estupor en Palacio. Alberto II se apresuró a «llamar al orden» a sus renuentes «diputados», que le respondieron con un comunicado escrito: confirmaban su «respeto inquebrantable», pero… tenían algunas dudas «técnicas» al respecto sobre los presupuestos «rectificados».
Mónaco vive una época de grandes transformaciones, comenzando por su faraónica ampliación marítima. El Consejo nacional pide al príncipe soberano una «colaboración más estrecha» en la gestión de algunos grandes proyectos. Hace años, el palacio principesco hubiese impuesto sus deseos con un simple gesto. Quizá sea sintomático que el «parlamento nacional» lleve varias semanas «plantando cara» a Alberto II. Sin duda, habrá acuerdo. No hay escándalos en el Consejo nacional, pero esa institución, electiva, ha deseado «marcar su territorio».
![Rainiero III junto a su esposa Grace Kelly y sus tres hijos](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2024/01/19/ImagenFOTOFASMILIARBALNCOYNEGRO-U04627820273IEB-760x427@abc.jpg)
Ante esa evolución de gran calado del antiguo principado glamur, las relaciones entre Alberto II y su esposa, la princesa Charlene, no destacan por su carácter excepcional. La princesa consorte estuvo varios años alejada de palacio. Incluso llegó a establecerse en Suiza. La pareja se hace fotografiar, regularmente, durante todo tipo de ceremonias oficiales. Imágenes muy alejadas del antiguo esplendor. Las princesas Carolina y Estefanía, por su parte, viven muy alejadas del «mundanal ruido». Y sus apariciones furtivas, tampoco suscitan un entusiasmo frenético. Las primeras canas de Carolina tuvieron su día de gloria. Las imágenes de Estefanía con su familia personal están muy lejos del antiguo encanto difunto.
Sin duda, Mónaco/Monte Carlo siguen teniendo un puesto excepcional en la geografía mundial del ocio, el lujo y el turismo acomodado. Pero las oscuras sombras de la corrupción y los escándalos más siniestros están muy lejos de los colores sublimes del principado donde sir Alfred Hitchcock filmaba a Cary Grant y Grace Kelly en una Costa Azul legendaria. Siempre nos quedará el cine.
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