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Los espectaculares 55 años de Sabrina, la sex-symbol italiana que marcó a toda una generación y enfureció al feminismo

Ahora compagina su faceta empresarial con su carrera musical, que la traerá a España de nuevo en abril

Sabrina Salerno inspira a un equipo de fútbol sevillano con hambre de «gloria y desorden»

Sabrina Salerno, en una de sus fotos más recientes instagram

Nacho Serrano

En la Nochevieja de 1987, tres estrellas del calibre de Dionne Warwick, Kris Kristofferson y Camarón de la Isla se vieron totalmente eclipsadas en la gala de despedida de año de Televisión Española. Y no por una leyenda de la música aún mayor, sino por una teta. Que evidentemente, tenía dueña: Sabrina Salerno. La imagen de aquel pecho bailando al son de la ley de la gravedad, repetida infinitas veces en las mentes más calenturientas de la generación de jóvenes que asistió a su presentación televisiva, forma parte de la historia pop ya no sólo española, sino europea y se diría que incluso mundial. E hizo que la cantante italiana se convirtiera en un icono sexual atemporal.

Lo de atemporal viene al caso, porque hoy, miércoles 15 de marzo, Sabrina cumple 55 años y sigue teniendo un físico espectacular. Casi hasta se diría que más cincelado que el que lucía en los desparramados ochenta. Sus últimas fotos publicadas en Instagram, viralizadas por la perplejidad de los internautas ante el cuerpazo que sigue gastando, dan buena cuenta de ello.

La artista genovesa vuelve a España para actuar en el mes de abril, como parte del elenco de la gira 'Yo fui a EGB' que recorrerá todo el país, y como es de esperar, en su repertorio no faltará el mítico 'Boys, boys, boys' que la convirtió en un sex-symbol absoluto de manera casual, pero también intencionada. ¿Es eso contradictorio? Sí y no. Mejor expliquémoslo...

Su primera aparición en TVE fue en el concurso 'Un, dos, tres... responda otra vez' a finales de ese mismo 1987, y una semana después apareció desnuda en la portada de Interviú, calentando el ambiente para su intervención estelar en la gala de Nochevieja. Cuando se grabó el programa de fin de año, a Sabrina se le escapó una teta del top de encaje blanco mientras cantaba 'Hot Girls', y se pasó el resto de la actuación subiéndose el top y cerrándose la cazadora de cuero para mantenerla bien guardada. Al terminar, el equipo de grabación dijo que no se había visto casi nada y la convencieron para dejar la toma tal como estaba. Pero el realizador Hugo Stuven se acercó al manager de la artista para contarle un plan perfecto.

«Al terminar le enseñé las imágenes al representante, y le dije 'oye, a tu chica se le ha salido un pecho'. Él echó un ojo, lo vio y dijo 'va bene, ningún problema'. Entonces fue cuando de repente pensé: ¿por qué no lo ponemos a cámara lenta? Y mis ayudantes me decían que la seño se iba a cabrear». La 'seño' era Pilar Miró, la directora de RTVE que se encargaba de que todo saliese bien en la gala de Nochevieja, pero cuando Stuvel le enseñó su propuesta de dividir la pantalla en dos para mostrar una secuencia normal y otra a cámara lenta, le dio la risa. «¿Lo cambio?», preguntó Stuvel. «Qué dices, ¡déjalo!», dijo la valiente Miró, que añadió con sorna: «Pero podías haberle puesto la R de repetición».

Mientras las centralitas de TVE colapsaban por las llamadas de espectadores indignados, Sabrina se preparaba para dar un concierto aquel 31 de diciembre en Bilbao. Como el programa estaba grabado y se emitió un buen rato antes de medianoche, su subida al escenario fue de lo más sonada. Había gente que aplaudía, pero un grupo de feministas intentó boicotear su actuación tirándole tomates y huevos al grito «¡Sabrina a la ría!», y tuvo que salir escoltada por la policía. Pero l día siguiente, después de felicitar el año nuevo, no se hablaba de otra cosa en España que no fuera el pecho saltarín de la gala de TVE.

Stuven, sin embargo, tuvo que pagar la osadía con un bofetón. Y es que el manager de Sabrina no la consultó acerca de la decisión de dejar la grabación como estaba. Unos meses después de la emisión, Stuven coincidió con ella en Montreaux (Suiza) con motivo de unos programas especiales de la MTV y esto fue lo que ocurrió, según sus propias palabras: «Se acercó a mí, yo pensaba que me iba a dar un beso… y me dio un bofetón al tiempo que me chilló: '¡Vaffanculo, stronzo di merda!' (vete a la mierda, gilipollas)».

Su éxito no fue sólo cosa de un fenómeno español. Vendió más de veinte millones de discos en todo el mundo, en Rusia llenó estadios de cincuenta mil personas varios días seguidos, y rivalizó en popularidad con la estadounidense Samantha Fox, con quien tuvo sus más y sus menos («la única similitud entre Samantha y yo son los senos, yo sí canto», declaró en una entrevista donde las compararon) para después reconciliarse en 2010, cuando lanzaron un single a dúo cantando una versión de la canción 'Call Me' de Blondie.

Sabrina, en otra foto actual de sus redes sociales instagram

Además de ser cantante, Sabrina desarrolló una fructífera carrera como actriz, dejando huella en el cine, la televisión y el teatro italiano con películas como 'Grandi magazzini', 'Delirium', 'Fratelli d'Italia' (igual que el partido de extrema derecha ahora liderado por Giorgia Meloni), 'Jolly Blue' o la más reciente 'Modalità aereo'; programas como 'Tutti gli uomini sono uguali' y obras como 'Emozioni', un musical con canciones de Lucio Battisti. Y desde que se casó con el productor Enrico Monti, es copropietaria del sello discográfico New Boys Production, de una cadena de hoteles en el Véneto y de uno de los estudios de grabación más importantes de Europa, los venecianos Condulmer Studios.

Como ven, es toda una empresaria que ha mimado su cuerpo para poder seguir en el mundo del espectáculo tal como empezó: entrando por los ojos.

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