Una carrera exitosa, un accidente de tráfico y un amor eterno: así es la vida de 'El Juli'
El torero se retira tras 25 años de triunfos profesional y personales
El Juli anuncia su retirada tras 25 años en la cima del toreo
![Julián López Escobar, el Juli](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/07/27/DL_u534613_004-RQKxg0JOIci3I0QFmWjFe1L-1200x840@abc.jpg)
El conocido como «eterno adolescente» dice hoy adiós a las plazas. Julián López Escobar, el Juli, nació el 3 de octubre de 1982, muy cerca de Las Ventas. El destino ya le tenía preparado un camino lleno de éxitos. Todos conocemos su faceta más profesional, pero en lo personal también ha tenido un gran y reseñable recorrido.
El torero pasó su infancia en los barrios de San Blas y La Concepción, donde vivía con sus padres. Estos regentaban un negocio de bordados que permitía mantener la economía familiar. Su pasión por la tauromaquia llega muy temprano. En su primera comunión toreo por primera vez, quedando prendado y pidiendo su ingreso en la Escuela Taurina de Madrid.
Su padre, también novillero y banderillero, se convierte en su ejemplo a seguir. Sin embargo, es en el pueblo de su madre, Villamuelas, en el que estoquea su primer becerro con tan solo diez años. Julián era el menor de sus dos hermanos, Manuela e Ignacio, con los que intentaba pasar el mayor tiempo posible, pero su talento no siempre se lo permitía.
Con 14 años tuvo que cruzar el charco, convirtiéndose en el niño prodigio del toreo. Al año siguiente volvió a su patria, manteniendo la actitud que había adoptado y que hasta hoy sigue mostrando. La eterna juventud define al maestro, que utiliza la misma puesta en escena que por entonces.
!['El Juli' en Marbella (1999)](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/07/27/DL_a00024404-U40636143747xAs-624x700@abc.jpg)
Siempre ha sido ejemplo de disciplina y esfuerzo. Con 15 años, a dos semanas de cumplir los 16, se convirtió en el hombre más joven de la historia en doctorarse en Tauromaquia. Su trabajo se le ha reconocido con diferentes galardones, entre los cuales destaca la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, que se le conde en 2016 en la ciudad de Málaga.
Sus verdaderos premios
Las mejores recompensas que ha recibido el artista han sido en su vida personal. Junto a Rosario Domecq ha formado una familia numerosa que solo le han aportado alegrías. Además se han convertido en el motor de su carrera y en sus mayores animadores en cada una de sus corridas taurinas. En septiembre de 2011 se convirtieron en padres por primera vez. Nacieron los mellizos, Rosario y Fernando. Tres años después llegaría otra niña a la familia, la pequeña Isabel.
El madrileño no quiere que sus hijos sigan sus pasos, como él hizo en el pasado. «Tener un hijo torero me haría sufrir mucho. Le desearía una vida un poco más tranquila, sobre todo por mí. Egoístamente, para mí sería un sufrimiento muy grande», reconoció en la entrega del 'Premio Taurino ABC' de este año.
No son partidarios de vender su vida a los medios. Siempre han mostrado gran discreción y han intentado mantenerse alejados de los focos. Ambos se centran en trabajar y en pasar momentos unidos, sin necesidad de tener que compartirlos. Aún así hacen apariciones públicas en diferentes eventos, en los que se muestran agradables con la prensa.
Distribuyen el tiempo entre Madrid y Extremadura, pero describe la finca que tiene en Olivenza como su «verdadero hogar». En la localidad pacense donde han forjado una vida, llena de amigos, tranquilidad y sobre todo felicidad.
Rosario Domecq, su fiel compañera
La mujer con la que el torero comparte su vida es hija del ex jugador de polo y ganadero Pedro Domecq y Urquijo y Rosario Márquez Amilibia. Rosario tiene una relación muy cercana con las hijas de Bertín Osborne, debido a la relación que él mantuvo con Sandra Domecq.
![Julián López y Rosario Domecq en junio de 2023](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gente/2023/07/27/DL_u534856_030-U18663832575rmD-624x350@abc.jpg)
La esposa del diestro estudió Comunicación en Barcelona, a la vez que trabajaba en una galería de arte. Se enamoraron cuando ella tenía 22 años y el cuatro menos, es decir, la mayoría de edad recién obtenida. Y después de siete años de noviazgo decidieron darse el 'sí, quiero'. La boda se celebró en la capilla de Santa Catalina del convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera, lugar que el clan Domecq siempre había elegido para realizar eventos de ese calibre.
Ambos se muestran dispuestos a estar en las buenas y en las malas. Por ejemplo, sufrieron, junto a sus hijos, un accidente de tráfico del que todos salieron ilesos. Han demostrado ser una pareja que se une ante la adversidad. Además, ella intenta no perderse ninguna aparición de su marido.
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