Blas Cantó: «Me gustaría reunir Auryn dentro de quince años, cuando todos estemos gordos»
El cantante acaba de publicar su segundo disco, 'El Príncipe'
Dice Blas Cantó que hay dos tipos de príncipes, «los que la gente espera que sean y los que se rebelan», y que él ha sido los dos, pero ahora es sólo el segundo. Y es que el nuevo álbum del ex Auryn es toda una declaración de guerra a su pasado. O al menos, a una buena parte de él.
-Su madre le llamaba «mi príncipe» cuando era pequeño. ¿Su menta ha estado viajando al pasado últimamente?
Lo hace constantemente, soy muy nostálgico. Si tuviera una varita mágica me encantaría volver a mi niñez,porque fui mi feliz. Aunque el pasado no va a doler, me gusta recrearlo en mis canciones. El título va por eso, y por la imagen que se ha creado de mí durante mucho tiempo. No se me permitió salirme del molde que crearon para mí. Tienes que cantar esto, no puedes cantar esto otro, puedes hablar de esto pero de esto otro no… La imagen de un príncipe azul que todo lo hace bien y que no se puede equivocar. Deshacer eso es un ejercicio muy importante.
-Ahora se ha rebelado.
Antes tenía que ser políticamente correcto todo el tiempo. En Auryn, en Eurojunior, en Tu Cara me Suena, en Eurovisión… en todo lo que hacía. Y tengo el derecho de equivocarme, y el derecho a cagarme en todo en algún momento. Por ejemplo, hace poco alguien dijo una barbaridad sobre las familias monoparentales: que los niños criados así tienen trastornos. No pude evitar responder, y recibí una llamada de una persona importante de la industria diciéndome que no me metiera en esos líos.
-¿Como consejo, o como amenaza?
Como consejo, como consejo. Me dijo que no me metiera en política. Pero es que eso no es política, es sentido común. Hace poco otra persona dijo que un hijo tenía que tener un padre y una madre, y que si no era así, eso no se podía llamar familia. El problema lo tiene esa persona.
-¿Usted pudo hablar libremente sobre su orientación sexual con su familia?
Nunca lo he hablado, no hizo falta. Eso es lo bueno. Siempre me dieron la oportunidad de ser quién soy. Me imagino a otros sudando, pasándolo mal pensando en cómo se lo van a decir a sus padre, y me parece tan cruel y angustioso… En eso he tenido suerte.
-En el disco hay una canción sobre una ruptura titulada 'El bueno acaba mal'. ¿En toda relación hay un bueno y un malo?
Sí, pero el bueno acaba mal a corto plazo. A largo plazo, es a revés. Cada uno tendrá su versión de la historia, pero en lo sentimental, hay cosas que están objetivamente mal.
-¿Cómo vivió la decepción con Eurovisión?
Es que Chanel puso el listón muy alto. Creo que no se trata de talento, de ofrecer una balada o no… expuesto diecisiete no dice nada sobre la calidad de Blanca Paloma, ni sobre su actuación ni sobre la elección de la canción. Es que nunca se sabe. Eurovisión es una lotería.
-Hace poco dijo que Auryn era una banda «prefabricadísima». Si alguien les decía eso cuando aún estaban juntos, se cabreaban…
Uno pretende ser lo más natural y auténtico que puede, y lo defiende como puede. Pero era la realidad. Fue uno de esos grupos que se crean porque hay demanda de boy-bands. Lo pasamos bien, aprendimos mucho, y no creo que sea peyorativo decir que era algo prefabricado. ¡No había ningún gordo! Sería hipócrita decir que no nos escogieron cuidadosamente. El día que hagan una boy-band inclusiva, con gordos y trans, veré que las cosas han cambiado.
-¿Le gustaría que la banda se reuniera alguna vez?
Me parecería coherente, porque todos los grupos que escriben una página en la historia del pop de un país, siempre generan ese interés. A las cosas importantes hay que darles su valor. Me gustaría hacerlo dentro de quince años, cuando todos estemos gordos.
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