Begoña Trapote: «Al sufrir el ictus he comprobado cuánto me quiere la gente»

Aún en proceso de recuperación, la esposa del empresario retoma poco a poco su feliz y ajetreada vida social

Begoña y Pedro Trapote GTRES

No sólo puede contarlo sino que lo hace por si a alguien le sirve de ayuda. Han pasado algo más de dos meses desde que Begoña García Vaquero sufriera un ictus y hoy su historia gracias a Dios tiene final feliz. Con el miedo aún en la memoria, su recuperación exige esfuerzo y continuidad. Y en ello está.

—En su caso la primera es indiscutible. ¿Cómo se encuentra?

—Me encuentro súper bien. Voy poco a poco, pasito a pasito. Muy controlada por los médicos y todo en buen camino.

—¿Tiene alguna explicación a por qué sufrió un ictus? ¿Se sintió diferente antes de que sucediera?

—La verdad es que no había sentido absolutamente nada hasta el punto de que me creía la mujer más sana del mundo. No me gusta el alcohol por lo que no bebo, sólo tomaba de vez en cuando vitaminas, pero para estar bien. Es verdad que ahora repasando todo mi gran problema era el tabaco porque fumaba mucho y la tensión, algo que siempre creí que tenía bien y de ahí que nunca me la tomara. Piensa que el mismo día que sufrí el ictus había estado en una fiesta y de ahí a una inauguración de amigos.

Me sentía perfecta hasta que a eso de las 3 de la mañana, cuando fui a meterme en la cama me noté regular. En apenas 5 minutos me puse fatal. Mi suerte, en contra de otros casos que por desgracia no lo han podido contar o han sufrido fuertes consecuencias, es que llamé por teléfono varias veces al número de casa, sin poder abrir ya los ojos, y fue el perro quien despertó a una empleada del servicio que cogió el teléfono. Le dije que me moría, que estaba fatal y cuando Pedro me vio pensó que era un corte de digestión pero al verme tan mal llamó a su hijo Sergio, que es médico y vive en el mismo edificio, y supo lo que me pasaba nada más verme. Para entonces ya no podía abrir los ojos ni me sostenían las piernas pero oía perfectamente todo lo que decían ya que nunca perdí la conciencia. Escuché cómo llegó el Samur, la ambulancia…

—Inmediatamente la trasladaron al hospital donde permaneció varios días. ¿Qué siente al recordarlo?

—Estuve cuatro días en la UCI. Me sucedió la noche del 29 al 30 de septiembre y a los cuatro días me llevaron a una unidad especial de ictus, todo en el Hospital La Princesa, donde me han cuidado fenomenal y reconozco que ha sido una suerte estar en ese Hospital.

—Indudablemente su suerte no sólo es poder contarlo sino que además no le han quedado secuelas de una dolencia que podía ser mortal.

—Tengo un rehabilitador con el que hago ejercicios a diario. Mi ictus ha sido leve en el cerebelo y las secuelas las noté en el equilibrio y en algunas palabras que pronuncio regular. He querido cuidarme para recuperar mi vida normal, hasta mis tacones y mi estilo, y te aseguro que el avance ha sido extraordinario. Mi obsesión siempre era preguntar cuándo iba a recuperar mi vida, cuándo poder salir, maquillarme… Date cuenta que mi vida es muy activa, que viajamos continuamente y salimos a diario y eso no quería cambiarlo.

—¿Y va a poder seguir con su ritmo?

—Doy gracias a Dios por la bendición que me ha dado de poder vivir y poder seguir celebrando. Lo que sí es verdad es que he comprobado cómo todo cambia en un momento. Pensaba que estaba en plena forma, que podía con todo, que nunca me iba a pasar nada… Hoy tengo como imposición desde luego no fumar, hacer deporte a diario y tomarme la tensión de forma habitual. Nos tenemos que cuidar y hay que estar pendiente de los chequeos sobre todo cuando vamos teniendo una edad.

—¿Ha podido superar el miedo?

—Hay muchos momentos en los que sigo pensando en lo que viví y cuando se lo comenté al médico me recomendó que tenía que olvidarlo. Hoy es imposible porque aún lo tengo muy reciente y recuerdo los olores del hospital, esas noches y esos amaneceres ingresada, los miedos durante la noche… es verdad que cada vez pienso un poco menos pero aún es pronto para olvidar.

—No hace mucho habían sufrido la tragedia de la muerte de un hijo de su marido Pedro Trapote y ahí estuvo a su lado apoyándole en todo. ¿Cómo ha estado Pedro en esta situación?

—La verdad es que el pobre estaba perdido, no entendía nada. Piensa que desde el principio de nuestra relación siempre se ha apoyado en mí y para él era muy difícil encajar lo que me estaba pasando. Ha estado muy pendiente y lo ha sufrido también pero ahora que ya me ve bien está como siempre. Es muy gracioso porque dice que he vuelto a regañarle y ese es el mejor síntoma de que estoy bien.

—¿Después de 25 años juntos un susto como el que han pasado cambia algo la relación?

—Sólo te puedo decir que a Pedro le quiero con toda mi alma, muchísimo. Eso no quita que discutamos y nos peleemos, pero siempre queriéndonos.

—Su hijo Gonzalo se encontraba en Miami cuando sufrió el ictus. En la distancia la preocupación siempre es peor…

—Estaba en Miami preparando la apertura de una chocolatería San Ginés en estas próximas fechas. Al principio no le querían decir nada pero tuvieron que avisarle y el pobrecito viajó de Miami a Madrid sólo para verme un momento en la UCI. Estuvo 24 horas pero quiso estar. Le pedí que no llorara y él intentaba hacerse el fuerte pero tenía los ojos muy rojos.

—¿Qué le pide al nuevo año que está a punto de llegar?

—Vivir con paz y amor. He tenido la gran suerte de saber cuánto me quiere la gente. Han sido miles de llamadas, tanto a mi número como a mi familia. Te aseguro que ardían los teléfonos. Hubiera preferido no sufrir un ictus pero ya que lo he vivido he sentido el cariño tan grande de la gente. Todos han estado muy pendientes y eso me emociona recordarlo.

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