Barbra Streisand apostó por la Viagra

En su libro de memorias 'Mi nombre es Barbra', la cantante y actriz se reconoce, entre otras muchas cosas, como una adicta a las inversiones: «de lunes de viernes, me despertaba a las 6.25 horas sin necesidad de alarma, me levantaba, me ponía la bata, me sentaba en el despacho y me ponía a invertir en bolsa. Era una nueva experiencia de aprendizaje. Me gusta apostar. Cuando cantaba en Las Vegas, jugaba al 'blackjack'».

Para realizar sus inversiones, Barbra seguía la actualidad: «leía que salía una droga para hombres, Viagra, y pensé que sería muy popular, así que compré acciones. También de Apple porque me gustan sus productos. Y como todo mucho café, invertí en Starbucks«. Pero no siempre se guiaba por esos criterios: «una vez compré acciones de una empresa que tenía mis iniciales y me hizo gracia». Así ganó un millón y medio de euros en cinco meses: «disfrutaba porque era algo anónimo que hacía en la soledad de mi casa, sin cantar, sin actuar, sin dar la cara, tan solo por teléfono, sin que nadie me viera».

Fueron unos años de emociones fuertes: «el mercado era como una montaña rusa, daba miedo y era emocionante a la vez«. Barbra, que reconoce que perdió parte de su fortuna en la crisis de 2008, decidió dejar de apostar cuando el juego se convirtió en algo demasiado estresante para ella: «decidí que era mejor no apostar grandes sumas y quedarme con los bonos, que son más seguros«. Hay otra cosa a lo que Barbra es adicta: al trabajo. La Streisand canta, actúa, compone, escribe, dirige, produce. Apuesta y gana.