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Angela Kelly, la única mujer que podía hacerle bromas a Isabel II

La estilista acudía a la Abadía de Westminster para dar el último adiós a la monarca británica

Angela Kelly durante el funeral de la reina Isabel II CHRIS JACKSON/GETTY
Aarón Espí

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Con el paso de los años, se convirtió en una de sus mayores confidentes. Las miradas apuntaban a ella. Incluso se debatía sobre la posibilidad de que asistiese al funeral para dar el último adiós a la que fue su amiga durante casi tres décadas. Y finalmente lo ha hecho. Elegante, con talante sereno y guardando riguroso luto, Angela Kelly, la estilista personal de Isabel II, se ha dejado ver en Londres, concretamente en la Abadía de Westminster, en las horas previas al funeral.

Se conocieron por casualidad en un viaje que la soberana británica hizo a Alemania, país en el que, por aquel entonces, Kelly trabajaba como ama de llaves en el inmueble del embajador de Reino Unido. En esa visita oficial, mantuvieron una conversación en la que le expresó que quería volver al país que le vio nacer. Deseo que la diseñadora de moda cumplió un año después al ser contratada por Isabel II como ayudante de vestuario.

La complicidad entre ellas era envidiable. Tanto que, en 2002, la monarca creó un cargo para Angela Kelly. En él, la modista era la responsable de cuidar hasta el más mínimo detalle de sus apariciones públicas en cuanto a indumentaria se refiere. Sobre el papel, era Ayudante Personal, Asesora y Comisaria de Joyería, Insignias y Vestuario. El hecho de pasar tantas horas juntas hizo que se convirtiesen en inseparables. Prueba de ello es que pasaron el confinamiento juntas, en el castillo de Windsor, durante los agónicos meses en los que estalló la pandemia.

«Me ha permitido ser una persona cercana a ella, aunque nunca me paso de la raya. Solemos hablar de ropa, maquillaje y joyas como dos mujeres normales», explicó la estilista hace unos años. Durante ese tiempo, la reina mostró la confianza que tenía depositada en ella llegando a condecorarla con las insignias de la Real Orden Victoriana, que distinguen los servicios del personal de la familia real británica. Aunque el culmen de su relación llegó cuando la soberana dio luz verde a la publicación de 'La otra cara de la moneda', un libro en el que Kelly habla de sus vivencias al lado de Isabel II. Algo inaudito hasta aquel momento.

La reina Isabel II, Anna Wintour y Angela Kelly GTRES

Una de las anécdotas que recoge esta obra surgió durante una viaje en Australia. Isabel II le advirtió sobre la cucaburra, ave muy común en aquella zona, y del sonido que emiten. Y ante la sorpresa de no encontrarse con ninguna durante su estancia, Angela decidió comprar una de peluche y la colocó fuera de la habitación de la soberana en una jaula. «Fui a abrir las puertas de la jaula y ella dijo en voz alta: 'No, no hagas eso. Saldrá volando'», cuenta. Se trataba de una inocentada, que no gustó a la reina, quién llegó a bromear con despedirla.

Según el periódico británico 'Daily Mail', el último gesto que tuvo Isabel II con Kelly fue el de asegurarse que a su fallecimiento la diseñadora de moda seguiría disfrutando de un apartamento del castillo de Windsor, en el que vivió durante los últimos años para estar cerca de la monarca. Determinación que la convierte en una de sus herederas y que deja patente lo importante que ha sido para ella durante los últimos años de su vida.

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