Nadia Comăneci: la gimnasta torturada por su entrenador
Primera en lograr un 10 en un ejercicio, la gimnasta fue controlada por la dictadura comunista rumana
Nadia Comăneci (59 años) nos descubrió la perfección en gimnasia. Fue el 18 de julio de 1976, durante los Juegos Olímpicos de Montreal. La joven rumana, por aquel entonces con 14 años, realizó un último movimiento de barras asimétricas que asombró al mundo, ... y al jurado, que le otorgó el primer 10 de la historia olímpica: los marcadores –de tres dígitos– no estaban preparados para esa puntuación, lo que provocó cierto desconcierto cuando los números mostraron 1.00 en lugar del nunca visto 10.00. Fue una puntuación incuestionable que premiaba el talento y la técnica. En esos Juegos, la gimnasta ganó otras tres medallas de oro, una de plata y otra de bronce.
Su éxito provocó dos cosas: la Federación Internacional de Gimnasia acabara por modificar el sistema de puntuación y, a nivel personal, la condenó a convertirse en una estrella nacional que el régimen de Ceaucescu sometió a un severo control hasta que Nadia Comăneci desertara en 1989, refugiándose en Estados Unidos, donde reside actualmente.
Ahora, el historiador rumano Stejarel Olaru ha publicado un libro que recoge todas las torturas a las que el régimen rumano sometía a la deportista: secuestrada por la Securitate –su nombre en clave era Corina– y controlada directamente por su entrenador, Bela Karoly , que abusaba física y psicológicamente de la adolescente, Nadia vivía por y para los entrenamientos. Entre los documentos oficiales desclasificados e investigados por el libro, algunos muestran que «la niña sufre golpes tan severos que le provocan hemorragias nasales», «la llaman 'vaca' o 'idiota' si se equivoca en un ejercicio». El libro recoge también una entrevista inédita de Nadia en la que confiesa haber recibido fuertes bofetadas tras engordar 300 gramos: la 'heroína del trabajo socialista' tenía prohibido comer más de lo la estricta dieta le permitía. Cualquier sobrepeso, por pequeño que fuera, era castigado. Además, la familia fue sometida a un constante espionaje que evitó, incluso, que su madre pudiera denunciar ante Ceaucescu la pesadilla en que habían convertido la vida de su hija .
Una vez liberada del régimen, Nadia dejó la competición activa para convertirse en entrenadora. En 1989 se casó con el gimnasta norteamericano Bart Conner . Ambos fundaron una academia de gimnasia en Oklahoma y están implicados en las Olimpiadas Especiales, en las que compiten personas con discapacidad intelectual. La pareja tiene un hijo, Dylan Paul Conner (15 años), que parece haber heredado parte del talento deportivo de sus padres: en el 43º aniversario del mítico 10 olímpico , Nadia colgó en sus redes un vídeo en la playa realizando un ejercicio para demostrar que seguía en forma… Pero su hijo acaparó todas las miradas con un 'fotobomb' de manual.
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