Jill Biden y Carrie Johnson, la cumbre paralela de las primeras damas

Para la esposa del presidente de los EE.UU., este viaje es su puesta de largo en el extranjero. Para el marido de Merkel, el último como caballero

Jill Biden y Carrie Johnson GTRES

‘Professor FLOTUS’ es el término con el que la escritora estadounidense Kate Andersen Brower, autora de bestsellers sobre las primeras damas y la Casa Blanca, bautizó a Jill Biden , ya que la esposa del mandatario norteamericano hizo historia el pasado enero al convertirse ... en la primera esposa de un presidente de los Estados Unidos que decide conservar su trabajo mientras ejerce su nuevo papel. Biden, de 70 años, que trabajó a tiempo completo los ocho años en los que fue segunda dama (mujer del vicepresidente), lleva más tres décadas ejerciendo la docencia, los últimos como profesora de inglés en el Northern Virginia Community College, tarea que ahora tendrá que compaginar con sus apariciones oficiales, que aunque no son pagadas, ya que no es un cargo electo, sí son importantes porque su posición es muy destacada en la sociedad estadounidense. Ya lo dijo Ronald Reagan en una entrevista en 1982: «Sabes, con la Primera Dama el gobierno consigue un empleado gratis: la tienen tan ocupada como a mí».

Su puesta de largo en el extranjero empezó el jueves, cuando ella y su marido llegaron a Reino Unido en la primera parada de una gira europea cuyo punto de partida es la cumbre del G-7. Las imágenes de su visita hasta el momento quedarán para la historia, empezando por el mensaje cargado de intenciones que rezaba ‘LOVE’ en la parte posterior de la chaqueta que eligió para su encuentro con el primer ministro británico Boris Johnson y su esposa, Carrie Symonds . La prenda contrasta con la que llevó Melania Trump siendo primera dama durante un viaje a un centro de detención para niños migrantes en el 2018 y que decía «I Really Don’t Care, Do U?» (realmente no me importa, ¿a ti?).

Flotus (su usuario de Twitter por las siglas en inglés de First Lady of the United States) le dijo a los periodistas que la elección se debe a que «traemos amor desde los Estados Unidos». «Esta es una conferencia mundial, y estamos tratando de llevar unidad a todo el mundo», dijo, y añadió que «creo que es necesario en este momento que la gente sienta un sentido de unidad de todos los países y tenga un sentido de esperanza después de este año de pandemia».

Bucólico enclave

Tras el encuentro entre ambas parejas, y mientras sus esposos mantenían su primer cara a cara, Symonds y Biden compartieron un bucólico paseo descalzas por la playa en el que también jugaron en el mar con el pequeño Wilfred , que el mes pasado cumplió su primer año. Este es el primer acto de Symonds tras su boda secreta y de aires hippies con Johnson hace un par de semanas.

Tras pasar la noche en el Castillo de Tregenna, un edificio del siglo XVIII en un enclave privilegiado y con vistas espectaculares de la costa de St. Ives , al este de Inglaterra, este viernes Jill acompañó a la duquesa de Cambridge en una visita a un colegio infantil , donde compartieron una mesa redonda con cuatro expertos en educación infantil, así como con un grupo de menores de 4 y 5 años con los que pintaron, jugaron e incluso ayudaron a cuidar de sus conejos.

La cereza del pastel de la visita a territorio británico será este domingo, cuando Jill y Joe Biden sean recibidos por la Reina Isabel II en el Castillo de Windsor, donde tomarán juntos el tradicional té.

1

Mariko Suga, primera dama de Japón: la fiel esposa que le elige las corbatas

Ha hecho de la discreción su máxima en la vida. Mantiene la vieja costumbre de aparecer siempre detrás de su marido y rehúye la atención mediática. Mariko Suga tiene 67 años y es madre de los tres hijos del primer ministro japonés. Su personalidad dista mucho de la de su antecesora Akie Abe -esposa de Shinzo Abe- muy activa en las redes sociales. Esta cumbre será su gran ensayo para desenvolverse en público, habla bien inglés, y con los medios antes de la celebración de los Juegos Olímpicos en Tokio.

Mariko nació en la ciudad de Shizuoka, estudió desde la primaria hasta la secundaria en su ciudad natal y en el gimnasio practicaba ballet y kyudo, el arte marcial japonés del tiro con arco. Según testimonios de excompañeros, era una niña estudiosa.

Conviene recordar que a pesar de ser un gran respaldo para Yoshihide Suga, no estaba a favor que su marido fuera candidato a liderar el gobernante Partido Liberal Demócrata y de esta manera candidato a convertirse en Primer Ministro. Suga relató que le costó mucho convencerla para que viera con buenos ojos que diera esta paso. Eso sí, una vez puestos de acuerdo, ella le eligió la corbata que luciría el día que anunció su candidatura.

2

Heiko von der Leyen, marido de la presidenta de la C. Europea: el médico que le dio apellido aristocrático

No es habitual que la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen vaya acompañada a las visitas oficiales por su esposo Heiko, el médico alemán con el que lleva casada casi 40 años y que es quien le dio el apellido aristocrático que ella usa. La presidenta eligió desde el principio de su mandato que viviría en Bruselas en un mini apartamento que se hizo construir en el edificio principal de la Comisión e iría cada fin de semana a Hannover para reunirse con su esposo con el que ha tenido siete hijos. De Heiko se sabe que es un eminente médico y académico y que es muy probable que su consejo haya sido muy escuchado por la presidenta de la Comisión en este turbulento periodo de la pandemia.

La segunda pareja de la representación de la UE es la que forman Charles Michel, presidente del Consejo y su compañera (no están casados) Amélie Derbaudrenghien, que ha despertado cierta preocupación en los servicios de protocolo británicos porque no preveía que haría un tiempo tan fresco y ha sido la única que ha aparecido con un vestido sin mangas. A pesar de que la carrera política de su marido ha cambiado notablemente, ella aún trabaja como alta funcionaria belga y ambos siguen viviendo en su casa de Wavre, a unos 20 kilómetros de Bruselas, con sus dos hijas.

3

Brigitte Macron, primera dama de Francia: las piernas más bellas de París

A sus 68 años, Brigitte Macron (Amiens, 1953) encarna la libertad absoluta de vestir como quiere, ejerciendo como embajadora de la moda francesa en la escena internacional, utilizando un guardarropa prestado para utilizar su versión del chic parisino para apoyar las maniobras diplomáticas de su esposo. Karl Lagerfeld llegó a decir que la primera dama de Francia tiene «las piernas más bellas de París».

Desde la victoriosa campaña presidencial de la primavera del 2017, Brigitte Macron ha dialogado con los modistos franceses más próximos a su sensibilidad (Louis Vuitton, Balmain, Barbara Bui) para conquistar una libertad de nuevo cuño a su trabajo, sin gastos de representación. Siguiendo una dieta muy estricta, adepta a la comida sana, Brigitte Macron luce siempre esbelta y juvenil. Su guardarropa personal lo paga de su bolsillo. Ante cada recepción o viaje internacional, recibe muchas ofertas de vestuario prestado. Ella elige muy libremente. Y guarda la ropa elegida, clásica, con muchas notas modernas, que le permitan lucir las piernas y la silueta, varios días después de cumplida su misión diplomática. Usada, esa ropa será devuelta a sus creadores días más tarde.

4

Serena Draghi, primera dama de Italia: la discreción personificada

Reservada, inteligente y elegante. Con estos tres adjetivos se describe a Maria Serena Capello, 73 años, la esposa del primer ministro italiano, Mario Draghi. Son coetáneos, se conocieron cuando tenían 19 años, y hace 47 que se casaron. Serenella, apelativo usado por las personas más cercanas, es experta en literatura inglesa, de origen noble, descendiente de Bianca Cappello, consorte del Gran Duque de Toscana Francesco de Medici. Tienen dos hijos: Federica, dirigente de una multinacional biotecnológica, y Giacomo que reside en Londres y trabaja en el mundo de las finanzas. Aunque la carrera de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE), ha tenido siempre una gran exposición mediática, la pareja logró mantenerse siempre lejos de los focos.

No hay chismes ni fotos juntos en portadas de revistas. La única excepción es una fotografía robada en una tienda comprando comida para su perro, de Draghi en actitud muy cariñosa con su mujer. Serena nunca llamó la atención por el estilo de su vestuario. En Bari, durante un G-7 económico, se atrevió a cantar el estribillo de ‘Volare’ de Modugno, acompañada de un guitarrista local. «Por favor, no me graben con los teléfonos móviles. Mi marido ama la privacidad».

5

Joachim Sauer, primer caballero de Alemania: el simpático anfitrión del grupo de cónyuges

Para Merkel esta es la decimoquinta y última reunión del G-7, una despedida en la que estará acompañada de nuevo por su marido, Joachim Sauer, una eminencia, jefe del equipo de Química Cuántica de la Sociedad Max Planck y profesor de la Universidad Humboldt. Como ha hecho en otras ocasiones, Sauer se sumará al programa establecido para las primeras damas, como viene haciendo desde 2007. Incluso en alguna ocasión ha cumplido con el papel de anfitrión del grupo de cónyuges. Si bien no suele acompañar a su esposa en las visitas oficiales, el G-7 y el G-20 sí son citas a las que acude y en las que siempre ha mostrado simpatía y saber estar.

Merkel y Sauer se conocieron cuando ella también se dedicaba a la Química Cuántica, en 1981, pero solo comenzaron a vivir juntos después de sendos divorcios. Sauer tiene dos hijos adultos, fruto de su primer matrimonio con una mujer cuya identidad nunca ha sido dada a conocer. Cuando se casaron, en 1998, se habló de presiones de la Iglesia Evangélica por el hecho de que Merkel pertenece al partido Unión Cristianodemócrata (CDU), lo que convertía la convivencia en inapropiada. El matrimonio fue tan secreto que ni siquiera fueron invitados los padres de los contrayentes.

6

Sophie Trudeau, primera dama de Canadá: la primera en contagiarse el Covid

La mujer del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, no debe tener un recuerdo grato de su última visita a tierras británicas. Sophie Trudeau se convirtió en marzo del año pasado en la primera persona perteneciente a los círculos altos de la política internacional que se contagió con coronavirus. Ocurrió tras una visita a Reino Unido para un acto público. Al regresar a Canadá, cuando apenas había 150 contagios oficiales en el país, se le detectó el virus. Eran esas semanas de comienzos de año en las que el Covid-19 corrió como la pólvora, sin que las autoridades hubieran impuesto restricciones significativas. Todo lo contrario de lo que ocurrió después. Su marido ha trabajado en casa durante meses y el de este fin de semana es su primer viaje oficial desde el comienzo de la pandemia.

Sophie Trudeau conoce bien los entresijos de encuentros internacionales como la cumbre del G-7. Ella misma tuvo que hacer de anfitriona en la que se celebró en La Malbaie, un espectacular enclave en las orillas del río San Lorenzo, en Quebec. Entonces sorprendió con un vestido rosa chicle de Édition de Robes, una firma canadiense entre las favoritas de su vestuario y que podría elegir para alguno de los actos en Cornualles.

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