El éxito de los Draghi, una familia que huye de la fama
Casado desde hace 38 años con una experta en Literatura inglesa y padre de dos hijos, el expresidente del BCE es el encargado de formar Gobierno en Italia

Cuenta Ángel Gómez Fuentes, corresponsal de ABC en Roma, que Mario Draghi (73 años), encargado por el presidente de la República italiana Sérgio Matarella de formar gobierno, ha sido el gran convidado de piedra en la gravísima crisis sanitaria, política y económica por la ... que atraviesa el país: fiel a su estilo, es parco en palabras. Sin embargo, sus silencios siempre resultan elocuentes.
De hecho, desde que dejara la presidencia del Banco Central Europeo , el reservado Draghi poco se ha pronunciado. Y si le hubieran insistido más a lo largo de los últimos meses, tal vez habría dicho lo mismo que contestó a los periodistas cuando quisieron saber a qué se dedicaría a su vuelta de Frankfurt tras dejar el BCN, en octubre de 2019: «Preguntad a mi esposa. Espero que al menos vosotros lo sepáis» , bromeó. «¿Quizás la presidencia de la República?», se empeñaron. «Yo de verdad que no lo sé. Lo he dicho muchas veces. Preguntad a mi esposa, ella sabe más», repitió. Su señora, meses antes, ya había puesto los puntos sobre las íes a otro informador cuando la interpeló por sorpresa sobre la posibilidad de que Draghi aceptara el puesto de primer ministro: «Mi marido no va a formar gobierno, no es un político», dijo tajante.
Pero salvar a Italia es un deber y a «Super Mario Draghi», como se le conoce popularmente desde los tiempos de la crisis del euro, no le queda otra que dejar durante un tiempo su apacible retiro en su casa de Città della Pieve , en la provincia de Perugia (Umbría). Por cierto, la vivienda sufrió un incendio la noche del 8 de abril de 2020, cuyo foco se encontraba en una chimenea, según informó en su día el diario «La Stampa». Junto a Draghi, como siempre, estará Maria Serena Cappello , quien ya prepara el desembarco de la pareja en el Palacio Chigi (Roma).

Cappello, cuya edad exacta aún no ha trascendido, coincide con Olivia Paladino, novia del anterior primer ministro Giuseppe Conte, en su discreción y su estilo refinado. Serenella, como le llaman los más íntimos, luce pedigrí aristocrático en su condición de descendiente de Bianca Cappello (1548-1587), la esposa de Francisco I de Médici, Gran Duque de Toscana . Se casó con Draghi en 1973, es experta en Literatura inglesa y madre de dos exitosos hijos.
La mayor es Federica (38), licenciada en Bioquímica por la Universidad de Sapienza y máster MBA por la Universidad de Columbia, está al frente del holding Genextra SpA, con sede en Milán , que se centra en investigación y nuevas terapias. También es miembro del directorio de IAB-Italian Angel for Biotech y la única red social en la que se muestra activa es en Linkedin, donde comparte artículos sobre economía, ciencia y tecnología.
Giacomo (35), el segundo, es nutricionista y estudió en la Universidad Bocconi, en Bolonia. Durante más de 13 años trabajó en la sede londinense del banco de inversión Morgan Stanley , donde estaba centrado en la venta de swaps de divisas. En mayo de 2017, fue fichado por LMR Partners, que gestionaba un fondo de más de 2.000 millones de euros. Durante años, los periodistas no dejaban de cuestionar al expresidente del BCE por la supuesta incompatibilidad con la actividad de su hijo, pero para la

familia Draghi no hubo conflicto de intereses porque en Morgan Stanley Giacomo se ocupaba de la compra y venta de derivados en el mercado, y no de la venta de productos sobre los que se recibe comisión. Draghi Jr. está casado con Valentina Orneli , terapeuta nutricional. Celebraron su romántica boda en la villa familiar de Umbría.
Más allá de un puñado de fotos de actos oficiales, la imagen que verdaderamente dio la medida de la perfecta sintonía de Mario Draghi y Serena Capello se publicó en la revista «Oggi» en 2015. Un paparazzi captó el momento en que el exbanquero susurraba al oído (o besaba, que también podía ser) a su esposa en los pasillos de una tienda para mascotas, en Anagnina, al sur de Roma, mientras compraban chuches para su perro, un sabueso húngaro . Este matrimonio no renuncia a las costumbres sencillas por más que Mario Draghi ahora se empeñe en salvar a Italia igual que ya hizo con el euro bajo aquella frase que, a fuerza de repetir, convirtió en mantra: «Cueste lo que cueste, cueste lo que cueste».
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