Crítica
Besta, el restaurante de Barcelona que huye de la cocina clónica y une el Atlántico y el Mediterráneo
Así es el bistró informal de un gallego que reside en la Ciudad Condal y un barcelonés que vivió en La Coruña
¿Por qué es un lujo comer lamprea? Así es el pez parásito y hematófago que se paga a 150 euros la pieza
![Uno de los platos del menú de Besta, en Barcelona](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gastronomia/2024/04/17/Besta6-R7vsqv2fwYdgSGoeZXX7cHK-1200x840@diario_abc.jpg)
Un encuentro entre Galicia y Cataluña con el producto de ambas regiones como protagonista de un más que interesante menú degustación. Esas son las bases de Besta, un moderno bistró de ambiente informal en el que cocinan Manu Núñez, un gallego que vive en Barcelona, y Carles Ramón, un barcelonés que residió en La Coruña. Ambos pertenecen a ese grupo de cocineros que, tras pasar por la alta cocina, prefieren alejarse de ella a través de modelos más informales y relajados. En sus platos se entrelazan dos mares, Mediterráneo y Atlántico, en elaboraciones de creatividad contenida, muy personales, que huyen de esa cocina clónica y repetitiva que es uno de los grandes vicios de la gastronomía actual.
Materia prima de temporada, buena parte de la cual llega de Galicia, arropada por otros ingredientes y por emulsiones y salsas con los que ambos cocineros buscan, sobre todo, sabores intensos. Su inquietud permanente les lleva, como ellos mismos reconocen, a constantes cambios en el menú. Eso provoca, en alguna que otra ocasión, ciertos desequilibrios y errores de concepto en platos que no están suficientemente contrastados.
La informalidad del local incluye la ausencia de manteles en las mesas. Ya conocen mi opinión al respecto. Por contra, el equipo de sala es especialmente eficiente y amable. Y la bodega muy completa en vinos gallegos y catalanes. El menú del día de mi visita -que con toda seguridad ya habrá cambiado en parte- se abría con unos guisantes del Maresme con vieira y flor de grelo, buena combinación que daba paso a un 'ameixón' gallego -concha fina- servido troceado en su cocha con una emulsión de aceitunas gordal, anchoas y piparras, otra combinación muy notable. Un tercer plato con marisco gallego, la navaja en su propio pilpil con pistacho y migas de corteza de cerdo, algo inferior a los dos anteriores.
![Imagen principal - Algunos de los platos de los menús que cambian con frecuencia en Besta, Barcelona](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gastronomia/2024/04/17/besta3-U06521325075WeL-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Algunos de los platos de los menús que cambian con frecuencia en Besta, Barcelona](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gastronomia/2024/04/17/besta2-U83225886582QRs-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Algunos de los platos de los menús que cambian con frecuencia en Besta, Barcelona](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/gastronomia/2024/04/17/besta1-U80607521076JRV-278x329@diario_abc.jpg)
Muy bien el crujiente de algas, sobre el que se presenta un tartar de gambas blancas y emulsión de pollo asado, peculiar versión de un mar y montaña. Un juego que se repite, y vuelve a funcionar, con el buen bonito confitado con salsa de alcaparras y grasa de vaca. Estupendo también el tartar de ternera, que se sirve encima de una hoja de capuchina con huevas de trucha y recubierto con una mantequilla de algas.
Besta
- Dirección: Aribau, 106. Barcelona. Tel. 93 019 82 94. Cierra lunes y martes y mediodías de miércoles, jueves y viernes. bestabarcelona.com
- Lo mejor: cocina con personalidad.
- Precio medio: menú degustación, 75 euros.
- Calificación: 7,5.
Dos bajones importantes del menú: un falso ceviche de lubina salvaje con salsa de calsots, muy plano, y una col picuda a la brasa con bearnesa de col ahumada, kimchi casero y botarga, plato desequilibrado por el exceso de esta última. Nada que ver con las habitas tiernas con papada ibérica, ortiguillas fritas y tuétano, en la que todos los ingredientes se integran perfectamente, ni con la raya a la meuniere con alcachofa, ni con las estupendas mollejas de vaca con jugo de pollo escabechado.
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También falta equilibrio en el primer postre, donde un sorbete de coco queda arrasado por el raifort. Mucho mejor la ganache de chocolate blanco que pone punto y final a un menú que marca una atractiva línea propia.
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