Convivir antes del matrimonio no reduce las probabilidades de divorcio
Un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Familia (EE.UU.). desvela que las parejas que se fueron a vivir juntos antes de comprometerse, tenían un 48% más de probabilidades de divorciarse
«Muchos prefieren una relación sexual insatisfactoria antes que enfrentarse a la realidad»

La creencia común de que convivir con la pareja antes del matrimonio es importante para saber cómo es la convivencia con la otra persona y, por tanto, tener mayores garantías de que era relación sea más duradera, tiene los días contados. Y es que ... ya nada es lo que parece, según el último estudio '¿Cuál es el plan? Cohabitación, compromiso y divorcio' elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Familia (EE.UU.).
Según el análisis, entre el 50% y el 65% de los estadounidenses creen que la convivencia antes del matrimonio mejorará las probabilidades de éxito de la relación. De hecho, los más jóvenes son quienes creen sobre los efectos beneficiosos de la cohabitación. «Sin embargo, desde hace tiempo se asocia la convivencia prematrimonial con un mayor riesgo de divorcio, lo que contradice la creencia común», aseguran los investigadores.
Para llegar a esta conclusión, los expertos utilizaron una nueva muestra nacional de estadounidenses que se casaron por primera vez en los años 2010 y 2019. Examinaron la estabilidad de estos matrimonios a partir de 2022 en función de si habían vivido juntas antes del matrimonio. Y comprobaron que «las parejas que cohabitaron antes tenían más probabilidades de ver cómo sus matrimonios terminaban que aquellos que no lo hicieron». En concreto, los matrimonios de quienes se fueron a vivir juntos antes de comprometerse tenían un 48% más de probabilidades de terminar que los de quienes sólo cohabitaron después de estar comprometidos o ya casados.
Para los expertos, es fundamental analizar con detenimiento la situación teniendo en cuenta que el 70% de las parejas viven juntas antes de casarse.
«La principal conclusión de este informe es que el momento de irse a vivir juntos está estrechamente relacionado con la inestabilidad matrimonial», explican los investigadores. «Los que empezaron a convivir antes de comprometerse tenían más probabilidades de divorciarse frente a los que sólo lo hicieron después de estar comprometidos o una vez casados. En concreto, el 34% de los matrimonios que cohabitaron antes de comprometerse terminaron, frente al 23% de los que vivieron juntos sólo después de casarse o de comprometerse».
Por ello, sugieren que «una clave para reducir el riesgo de divorcio puede ser no cohabitar antes del matrimonio o haber resuelto la gran pregunta sobre las intenciones matrimoniales antes de irse a vivir juntos».
Importante es también analizar los motivos para llevar a cabo la convivencia. El estudio recoge que «las personas que declararon que la razón principal para irse a vivir juntos era poner a prueba la relación o porque tenía sentido desde el punto de vista económico, tenían más probabilidades de que su matrimonio terminara que las que lo hicieron porque querían pasar más tiempo con su pareja».
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El informe también desvela la importancia de «hablar sobre lo que significa vivir juntos y tomar en conjunto una decisión al respecto (en lugar de dejarse llevar)» pues «podría ayudar a reducir el riesgo de dificultades matrimoniales».
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