'Skincare' y menores: claves para evitar que tu hija menor se enganche a una rutina cosmética
Las nuevas tecnologías complican la labor educativa de la familia, que ha de apostar por el diálogo más que nunca
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![Las menores no necesitan rutina cosmética alguna](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2024/02/20/SKINCARE-MENORES-RfHZQFF5UtXGhBhNNbPivMN-1200x840@abc.jpg)
«Limitando la tecnología o prohibiéndosela, no va a hacer que protejamos a nuestras hijas de esto. Toca hablar y dialogar mucho, conocer sus preocupaciones, saber lo que hablan con sus amigas, a qué 'influencers' siguen, qué buscan en redes sociales… En definitiva, esto ... va de educación, de conversaciones entre padres e hijas. Y se da cuando hay un clima de confianza entre ambas partes». Así de clara se muestra Laura Cuesta Cano, responsable de Educación Digital para Familias y autora de 'Crecer con pantallas', a la hora de analizar el hecho de que las menores caigan en la 'cosmeticorexia', la obsesión de las preadolescentes y adolescentes por la cosmética. Una vez más, las redes sociales vuelven a estar en ojo del huracán por dar cabida a niñas que muestran a sus seguidores cómo se cuidan su piel y detallan cada uno de los productos que componen su rutina de 'skincare' con productos totalmente innecesarios.
Una vez más, las familias se ven solas ante una situación en la que nada ni nadie ayuda porque, mientras que España sigue trabajando en una ley específica para los creadores de contenido, la realidad es que siete de cada diez 'influencers' incumplen la ley europea de protección al consumidor, es decir, no señalan como deberían el contenido publicitario.
Legislación
«La ley sobre la que aún se trabaja -explica Cuesta- tenía como objetivo primordial la protección del menor por su falta de experiencia, ya que un niño no sabe distinguir entre lo que es un contenido orgánico o publicitario, pues se creen a pies juntillas lo que el 'influencer' diga porque no sabe que su ídolo, en realidad, hace publicidad encubierta. Sin embargo, la ley sólo va a afectar a un grupo determinado de creadores: los que tengan al menos dos millones de seguidores. Y hay muchos que no llegan a esa cifra y, sin embargo, son muy seguidos por la Generación Alfa (nacidos a partir del 2010)».
«Es educación, de conversaciones entre padres e hijas. Y se da cuando hay un clima de confianza entre ambas partes»
Laura Cuesta Cano
Educación Digital para Familias
La ley también prohibirá que puedan hacer publicidad sobre cierto tipo de contenido, como el alcohol, las drogas, las apuestas o los productos azucarados. «Hay una línea muy fina -continua la experta- entre los contenidos inapropiados de los ilegales o ilícitos: los segundos sí van a estar regulados pero los primeros no. Sin embargo, los menores no están preparados para un tipo de contenido inapropiado, como pueden ser ciertos productos de belleza, no porque sean ilegales sino porque no son adecuados para su edad. Y en esto no se pone el foco».
«Todo vale para conseguir 'likes' y seguidores», añade por su parte Alba Cardalda, psicóloga y divulgadora sobre salud mental, quien recuerda que «la ciudad de Nueva York ha presentado una denuncia formal contra cinco de las mayores redes sociales (Instagram, TikTok, Facebook, Youtube y Snapchat) por fomentar una crisis de salud mental entre los menores del país». Para esta profesional, la falta de responsabilidad por parte de las propias plataformas y de los creadores de contenido, junto al acceso temprano a las redes sociales, son las causas que han hecho que miles de niñas hayan caído en la cosmeticorexia. «Otro factor determinante -añade- es el 'efecto de comparación social' que las redes amplifican en todos sus consumidores, pero con mayor intensidad en menores y adolescentes. Cuando éstos ven a otros de su edad participando en rutinas de cuidado de la piel, pueden compararse negativamente si no llevan a cabo rutinas similares, lo que puede llevar a una imagen corporal distorsionada, baja autoestima y a prácticas potencialmente dañinas».
La realidad es que una menor con una piel sana no tiene necesidad alguna de llevar a cabo una rutina cosmética en la que incluir varios productos para las ojeras, con retinol o ácido hialurónico. «Es una piel que se está formando y lo único que necesita es hidratación y protección solar», explica a este diario la doctora Ana Molina, dermatóloga. «Si se usan productos sin control alguno, se pueden llegar a producir irritaciones o alergias en la piel -añade– Pero, sobre todo, problemas en eldesarrollo de la autoestima de esas menores que están en un momento clave, forjando su personalidad, y no tienen por qué estar sometidas a una presión estética innecesaria».
Desarrollo de la autoestima
La preadolescencia y adolescencia son momentos claves en el desarrollo de la persona, pues «se está formando nuestra identidad, la autoimagen, el autoconcepto y la relación que establecemos con nuestro aspecto físico», subraya Cardalda. «El hecho de que los menores reciban constantemente el mensaje de que deben prevenir su piel de arrugas o del envejecimiento, fomenta un rechazo al paso natural del tiempo, lo cual es una batalla insaciable y perdida desde el primer momento -prosigue-. El exceso de preocupación por el envejecimiento, la hiperexigencia a nivel físico y la no aceptación de las arrugas o síntomas normales de la edad son fenómenos cada vez más prevalentes en nuestra sociedad y a edades más tempranas. Esto puede conllevar a desarrollar trastornos de conducta alimentaria, trastornos de ansiedad, una baja autoestima, distorsión en la percepción de la propia imagen y generar una hiperexigencia hacia uno mismo que impida el desarrollo de una relación saludable con uno mismo y con el paso del tiempo».
«Puede llevar a una imagen corporal distorsionada, baja autoestima y a prácticas potencialmente dañinas»
Alba Cardalda
Psicóloga
Ante este panorama, las familias tienen mucho trabajo. Laura Cuesta apuesta por educar, lo que conlleva mucho diálogo para poder «explicarles que un determinado producto no es apto para ella porque es menor y fomentar su autoestima para que no esté supeditada a la presión social que nos imponen las plataformas, redes sociales y creadores de contenido. Si no se da un buen clima, lo harán por detrás y aumentarán los riesgos».
En este último aspecto, coincide Alba Cardalda: «Establecer un diálogo donde pueda hablarse abiertamente de todo esto es crucial para que el menor también encuentre en él un espacio seguro donde pueda expresar sus preocupaciones y recibir el apoyo emocional que necesite». Y es que «familias y educadores desempeñan un papel crucial». Para la psicóloga, es vital «educar a los menores sobre cómo cuidar su piel de forma adecuada, subrayando la importancia de la salud sobre la apariencia, para fomentar la autoaceptación y una autoestima que no se base fundamentalmente en el aspecto físico».
Buen uso de la tecnología
Por otro lado, «es importantísimo supervisar y poner límites en el uso del móvil, enseñar a discernir el contenido sano y realista del no saludable. Y en redes sociales y regular el consumo explicando a los menores de forma abierta los motivos de las medidas. Por último, los adultos tenemos que ser los modelos a seguir de los menores. De nada sirve tratar de inculcar un consumo responsable en el menor si los mayores lo hacemos de forma indiscriminada y poco sana. Del mismo modo, fomentar una relación saludable con el cuerpo y el aspecto físico también debe enseñarse, no solamente desde una psicoeducación teórica, sino también desde el propio ejemplo».
Aunque la educación de los menores hoy en día no es fácil, y más con las nuevas tecnologías, Cuesta aboga por reflexionar no sólo desde la parte tecnológica: «No podemos culpabilizar siempre a las plataformas, que debemos, de publicar contenido tóxico y dañino. Nosotros también tenemos que cumplir las medidas de protección para los menores que implementan. Es decir, es primordial que las familias controlen y cumplan las políticas de privacidad de las plataformas: los menores de 14 años no pueden tener perfil en ellas pero, cuando lo hagan, tienen que configurar todas las medidas de seguridad y privacidad». Cardalda añade que «es importantísimo supervisar y poner límites en el uso de teléfonos, enseñar a discernir el contenido sano y realista del no saludable en redes sociales y regular el consumo explicando a los menores de forma abierta los motivos de las medidas».
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La doctora Molina reconoce que son muchas las modas que no paran de verse en redes sociales. «Y esto genera un efecto llamada», subraya. «Me preocupa mucho también ese tipo de contenido en el que las niñas salen haciendo su rutina de cuidado de la piel acompañadas de sus madres, compartiendo productos… Y me da mucha pena -reconoce-. ¡No podemos generar este tipo de necesidades en niñas!». Hace unos años, también proliferaron -y siguen- las 'beauty party' de belleza enfocadas a menores: fiestas de cumpleaños con manicura, pedicura, maquillaje y spa, por poner un ejemplo. «A edades tempranas, lo que hay que hacer es potenciar el juego, el conocimiento o la lectura, no la presión por la belleza», concluye la dermatóloga.
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