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El primer Día del Padre de Pablo y su hija Maripaz, nacida con 740 gramos, en la UCIN

Así vive la festividad de San José en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del 12 de Octubre este padre primerizo

Vanesa, madre de Noah (730 gramos): «Durante 80 días el hospital fue mi casa, y eso ha sido una ayuda en el desarrollo del niño»

El cansancio extremo no le resta un ápice de alegría a la paternidad de Pablo Alejandro abc
Carlota Fominaya

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Pablo Alejandro ha pasado una noche complicada. Su hija Maripaz, nacida prematuramente a las 28 semanas, no ha pasado una buena noche y les ha dado un pequeño susto. El cansancio extremo no le resta un ápice de alegría a este hombre, que pasa su primer Día del Padre con su familia en la UCIN del Hospital Universitario 12 de Octubre.

No era, en absoluto, lo que él se había imaginado para él y su familia en sueños, pero para este hombre el Día del Padre (y de la Madre) es todos los días desde que ingresaron, ya hace cuatro meses, en la Unidad de Neonatos de este centro hospitalario, del que solo tiene buenas palabras. «Mi mujer, Nasi Yuranny, y la niña, son mi motor, mi vida, quiero hacer lo posible por verlas felices y tranquilas».

Esta primera festividad de San José a Pablo Alejandro le da «mucha alegría, porque mi pequeña, que al nacer pesó 740 gramos, está demostrando una fuerza tremenda, unas ganas inmensas de sobrevivir, pese a las lesiones cerebrales que presenta y la discapacidad que se presume para ella. También pensamos que va a ser especial, pero especialmente fuerte ante la adversidad. Es una jabata», asegura.

La fuerza de Maripaz es debida, en parte, a los cuidados que le prodigan sus padres en la unidad. Tanto Pablo Alejandro como Nasi Yuranny hacen «canguro» las 24 horas del día con su niña. «Creemos en ella. Lo que nos mantiene fuertes es nuestro amor como familia y los cuidados que estamos recibiendo. Para nosotros los profesionales se han convertido en nuestra propia familia. Se salen de lo profesional», admite.

Gracias al proyecto 'Como en casa' la unidad se ha convertido en el hogar de esta familia durante los últimos meses, de donde no han salido para ocuparse de su pequeña. «Aquí tienen su habitación, su cama, su ducha, les traemos comida… Estos padres no se han ido en ningún momento. Están siendo muchas semanas ingresados, viviendo muchas complicaciones», certifica una de las enfermeras de Neonatología de la planta, Beatriz Bellón Vaquerizo.

Esta familia en concreto, prosigue Bellón Vaquerizo, «es muy consciente de que los cuidados del padre son tan importantes como los míos o los del neonatólogo. Les implicamos en todos los cuidados de su hijo y no entramos salvo que nos lo precisen. Además priorizamos el método canguro frente a todo lo que no sean las acciones que conlleva una emergencia. Precisamente en la no hay límite para estar y hacer el método de piel con piel. Pueden permanecer aquí las 24 horas si quieren», remarca.

La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del 12 de Octubre ya venía trabajando en esa línea pero ahora se ha querido dar un paso más a través del programa 'Cuídame'. «Queríamos que participaran pero ahora buscamos que tengan autonomía completa. Que no tengan que esperar al permiso del médico o a la enferma para coger o darle la toma al bebé, porque eso es un tiempo perdido», apunta Salvador Piris Borregas, neonatólogo del hospital.

Vínculo de padres e hijos

Dar autonomía a los padres en los cuidados de sus hijos, prosigue este experto, «facilita y acelera la recuperación y el aprendizaje de los niños. Eso ya está demostrado en la literatura científica. Se sabe que hay beneficios a corto y largo plazo relacionado con diferentes aspectos de un niño prematuro cuando los padres participan en el cuidado de sus hijos». Quizás lo que faltaba, admite Piris, «era dar el paso hacia la práctica. A veces los médicos tenemos la teoría y falta implantarla en las unidades. Este programa lo que intenta es aplicar lo que ya conocíamos en la literatura científica».

Es verdad, apunta Piris, «que a veces en estas circunstancias el vínculo no es fácil. Les da miedo sufrir y prefieren no hacerlo. Nuestro trabajo es hacerles ver que pase lo que pase hay que cuidarle pero no como imposición. Es un reto y también está en nuestro quehacer diario como profesionales no solo poner antibióticos, sino revisar el vínculo entre padres e hijos y que eso salga de la forma más natural posible».

En este tipo de nacimientos los padres, reconoce, «han tenido un papel muy secundario. En situaciones como las que vive ahora Pablo Alejandro es posible verlos desorientados, y más si durante las primeras horas la madre está ingresada, el bebé está separado de la mujer porque tiene una patología y el hombre no sabe dónde está ni lo que va a pasar con su mujer o su hijo. Siente que tiene que dirigir todo el escenario y no es fácil».

En ese momento tan vulnerable el padre, continua el neonatólogo, «tiene que sacar fuerzas para apoyar a la madre y sacar su fortaleza. Por eso se está intentando también reforzar el papel del padre en la unidades neonatales, sin minusvalorar por supuesto el de la mujer que se da por supuesto. En el caso de esta familia el vínculo se ha dado de forma natural»

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