Pautas eficaces de una psicóloga para que los padres tengan paciencia con los hijos
Carmen Romero, psicóloga y madre de cuatro hijos, ofrece una serie de consejos muy útiles para no acabar a gritos con los pequeños de la casa
![Perder la paciencia es algo normal en el ser humano, pero hay formas de aprender a no llegar al límite](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2022/08/16/madrehijapaciencia-RAaAKzVcPN1u3zaIMdIOlVL-1240x768@abc.jpg)
Para entender aspectos de paciencia, entrega y generosidad se tiene que ser madre. Hay muchas cosas que hasta que no las sientes en tu propia piel no puedes entenderlas. Recuerdo que antes de tener a mi primera hija, cuando veía a familias con pequeños, me sorprendía ver algunas reacciones entre sus miembros. Posiblemente no entendía detalles que se comprenden con mayor facilidad cuando eres madre. Mi visión profesional estaba incompleta. ¡Qué poco sabía de la práctica de la crianza y educación diaria durante 24 horas!
Después de tener cuatro hijos, lo que me ha quedado muy claro es que la crianza exige adaptación, flexibilizar el día a día, ser muy generosa y tener sacos llenos de paciencia. Estos sacos se deben saber llenar para vivir en armonía, sobre todo, durante las vacaciones de verano.
Nos pasamos el año pensando en las vacaciones para descansar y disfrutar en familia. Es una gran oportunidad para convivir y compartir, sin presiones ni estrés. Durante este periodo, aprovechamos estos momentos para hacer cosas que durante el año no podemos hacer. Sin embargo… ¡Ojala fuera todo tan fácil! Todos los que tenemos niños, sabemos que puede ocurrir que haya momentos en los que las vacaciones pueden ser muy intensas y nos hagan sentir desbordados.
Los días son muy largos y las actividades deseadas, son múltiples. Las rutinas y los horarios que dan estabilidad en el día a día, varían respecto al resto del año y, en consecuencia, los niños pueden estar más nerviosos y movidos, con la necesidad de llamar la atención y comportarse de forma inapropiada. Es aquí donde debemos tener los sacos llenos de paciencia para poder gestionar los conflictos estivales.
Todos los padres sabemos que, además de ser padres, seguimos siendo personas y que perder la paciencia es algo normal y natural en el ser humano.
Sin embargo, entrar en conflicto no es agradable. Sabemos que, para criar y educar a nuestros hijos de forma respetuosa y positiva, no conviene perder la paciencia con facilidad.
Es fundamental entender a nuestros pequeños y que cuando su comportamiento está siendo inapropiado es, posiblemente, porque hay otras cosas detrás. Centrarnos solo en el comportamiento del momento es centrarnos en el síntoma, sin solucionar la causa que lo está produciendo, con lo que es muy posible que se repita en otros momentos y nos desesperemos.
Nosotros, como padres, también nos podemos equivocar. Pero entender qué nos está pasando, facilita la resolución del conflicto. Para ello, vamos a hablar del cerebro y sus reacciones.
Al nacer, el cerebro se encuentra en un estado de pleno desarrollo. Y lo va haciendo pasando por varias niveles. Siegel representa el cerebro como un puño cerrado con varias capas, desde la más primitiva hasta la más elaborada y propia del ser humano.
—La primera capa es la vital, forma parte de las estructuras más internas y es la que permite la supervivencia.
—La segunda capa es la animal o media, en la que nos encontramos con los impulsos, las neuronas espejo y las emociones.
—La tercera capa, que se encuentra en la corteza prefrontal, es la racional, la del pensamiento lógico y la regulación emocional. Esta capa no se acaba de desarrollar hasta la edad adulta y por eso nos encontramos en los niños las conductas impulsivas, rabietas y dificultad por atender a razones.
Al perder los nervios, nos domina la segunda capa, la más animal y necesitamos un tiempo para volver a la calma, para que la corteza prefrontal haga su trabajo.
«Si queremos conseguir la armonía y resolver los conflictos respetuosamente, hay que saber controlarse»
Es importante saber que cuando estamos desbordados, la parte racional de nuestro cerebro deja de funcionar. Por eso, es mejor parar y no actuar hasta que nos calmemos. Poder llegar a hacerlo así, significa una gran contención por nuestra parte. Saber retirarnos a tiempo, para calmarnos, es una forma de respetar a nuestros hijos y a nosotros mismos. Los niños también aprenden de nuestra conducta y entienden que todos podemos perder la paciencia, pero, si queremos conseguir la armonía y resolver los conflictos respetuosamente, hay que saber controlarse.
Esto significa que, en los momentos que estamos desbordados y hemos intervenido sin paciencia, podemos poner en marcha el siguiente protocolo:
1.- Parar, respirar y tomarnos nuestro tiempo hasta sentirnos calmados.
2.- Centrarnos y reparar lo ocurrido.
3.- Nivelarnos frente a nuestro hijo.
4.- Ofrecerle contacto visual.
5.- Hablarle con un tono amable y reconocer nuestra equivocación.
6.- Conectar con sus sentimientos.
7.- Ofrecerle un abrazo.
8.- Buscar de forma conjunta soluciones para evitar de nuevo ese conflicto.
Este protocolo nos permite reparar y conectar con nuestros hijos. La convivencia no siempre es fácil. Todos queremos pasarlo bien, pero nos encontramos con el gran reto de satisfacer las expectativas de todos.
Algunas ideas prácticas
Desde mi experiencia como madre y psicóloga, os voy a compartir algunas ideas que me sirven enormemente para facilitar la convivencia durante las vacaciones. Son pequeños trucos que ayudan a llenar los sacos de paciencia y nos preparan para poder enfrentarnos a las vacaciones con mayor deportividad.
1. Establecer un consenso: Compaginar nuestra idea de vacaciones con la idea de vacaciones de nuestros niños es algo complicado. Sobre todo, cuando tienes más de uno. Así que, mi primer consejo es llegar a un consenso previo para que todos podáis disfrutar de las vacaciones. Se trata de compartir en común vuestros deseos de actividades especiales o rutinarias para informar a los demás y encontrar el momento para cada uno. Los diferentes miembros conocerán tus preferencias y compartirán las suyas propias, sin dar nada por hecho.
2. Tener a nuestros hijos informados de los planes semanales y a ser posible hacerlos partícipes en la elección. Es importante que también se sientan protagonistas.
3. Horario: Intentemos empezar todos los días a la misma hora. El horario regular nos permitirá algo de orden para las rutinas de nuestros pequeños. Y aunque en vacaciones, los horarios son tardíos, las rutinas variables y somos más flexibles, deberíamos respetar un mínimo sobre todo si los niños son pequeños.
4. Colaboración familiar: Motivar a tus niños, en la medida de lo posible, para que participen en las rutinas para que se sientan útiles y no recaiga todo sobre los adultos. Los niños también son parte de las dinámicas del hogar.
5. Descanso de mediodía: Los días son muy largos y es imprescindible saber hacer una pausa. Aunque no todos los días será posible, siempre que se tercie, estableced una hora de descanso después de comer. Ya sea dormir o simplemente descansar. Se trata de tener un tiempo y un espacio que nos permita recargar pilas.
6. Evitar exigencias: durante las vacaciones la limpieza, el orden, las comidas elaboradas, deben pasar a un segundo término. No podemos ser esclavos de nuestro día a día y dejar pasar la oportunidad de disfrutar en familia.
7. No fustigarse si pierdes la paciencia o las cosas no salen como hubiéses querido. Somos humanos y siempre estamos a tiempo de reparar.
8. Potenciar los juegos en familia para estar juntos, relajarse, disfrutar y estar presentes con nuestros niños. Nosotros siempre seremos padres pero, ellos no siempre serán niños que quieran jugar con nosotros.
9. Limitar las pantallas todo lo que se pueda. Aunque las pantallas nos permiten descanso a los adultos, luego tienen una serie de consecuencias que nos llevan a conflictos. Deja claro un horario y si es necesario con una cuenta atrás. Además, es preferible informar a los niños que los días que no se han usado las pantallas no se recuperan.
10. Motivar un reto al niño: Durante las vacaciones suele ser muy enriquecedor tener un reto, una motivación que se pueda conseguir con el apoyo o no, del resto de miembros. Unos ejemplos podrían ser iniciarse a ir en bici, aprender a nadar,…
11. Evitar los gritos, los castigos y las amenazas. Habla a tus hijos con el mismo respeto que hablas a otros adultos o a tus amigos. A veces, nuestro tono y volumen con los niños no es el más adecuado. Sin embargo, ellos no se quejan y nosotros con tantas cosas en la cabeza, ni nos lo planteamos. Por eso, te propongo que pienses cuál es la forma que te gusta que te hablen y hacerlo así con tus niños.
12. Autocuidado: Si quieres sentirte bien y cuidar de tus hijos, debes cuidar de ti y de la relación de pareja. Te aseguro que es clave para oxigenarse. Así que, no dejes de tener huecos en tu agenda veraniega para disfrutar de tu autocuidado.
Espero que estas recomendaciones te sirvan de ayuda y puedas disfrutar de unas buenísimas vacaciones en familia.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete