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Diálogos de familia

Octavi Pujades: «Hay que tomarse con humor que las cosas en la familia no salen bien al 100% ni perfectas»

El actor, que acaba de publicar su primer libro 'No viene a cuento', recomienda a los padres no sobreproteger a los niños porque «por mucho que sean nuestros hijos deben tropezar y tomar sus propias decisiones, aunque sean equivocadas»

Con estos seis sencillos trucos mejorarás la comunicación positiva con tus hijos

El actor ha cuidado de su padre 8 años con la satisfacción de hacer lo que creía que debía hacer Isabel permuy | vídeo: abc multimedia
Laura Peraita

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El actor Octavi Pujades ha comenzado una nueva faceta como escritor. Acaba de publicar su primer libro: 'No viene a cuento. No hay excusas para vivir sin humor' y lo ha hecho «por casualidad», como él mismo confiesa con total naturalidad. Asegura que empezó a publicar en redes sociales historias familiares con su padre enfermo, sus hijos adolescentes y su pareja y observó una respuesta muy positiva por parte de aquellos que le seguían. La sorpresa fue que desde Planeta le propusieron escribir un libro en esa línea. «Empecé a pensar cómo podía contar situaciones de mi familia que me resultaran estimulantes, con una estructura que despertara interés, y les propuse que fuera a modo de cuentos. Y así empecé».

Hablas de tu padre, de tus hijos, de tu pareja... ¿Qué importancia tiene para ti la familia?

La familia es la base de todo. La familia sanguínea y la que uno se crea alrededor. El vínculo con la familia de sangre es algo que no se puede rehuir y hay que compensar lo que nuestros mayores han hecho por nosotros. Conforme van pasando los años, más tengo esa sensación de que hay gente que va entrando y saliendo de mi vida, pero la familia, para bien o para no también, están siempre ahí. No hay que perderlo nunca de vista.

Dedicas fundamentalmente el libro a tu padre con el que has vivido los últimos ocho años y mucho más dedicado a él en la última época apoyándole en su enfermedad hasta que falleció. ¿Qué ha significado para ti ser cuidador de tu padre?

Ha supuesto muchas cosas: mucho esfuerzo, muchas renuncias, muchas alegrías, pero sobre todo mucha paz. Una gran sensación de haber cumplido lo que me decía el corazón y mi responsabilidad. Mi madre falleció hace 21 años y me pilló fuera trabajando, sin experiencia vital en este tipo de momentos difíciles. Me quedaron muchas cosas por decirle y por hacer con ella. Quise que con mi padre no ocurriera lo mismo y por eso decidí estar a su lado y ajustar todas las cuentas para bien.

¿Te sientes afortunado por esta convivencia tan intensa en su etapa final de la vida?

Me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de hacer lo que creo que es lo correcto. Habré hecho cosas mejor o peor, pero todo el mundo se equivoca, no somos infalibles. Lo que sé es que he ayudado a que sus últimos años fueran mejores. Además, mejoré mi relación con mi padre porque era una persona con mucho carácter; yo también lo tengo y siempre habíamos chocado muchísimo, pero los últimos dos años nos han servido para hacer las paces y haberlo dejado todo atado y bien atado.

En casa también tenías a tus hijos adolescentes de 18 y 16 años y a tu pareja, ¿cómo logras involucrarla a ella cuando convives con un mayor dependiente?

En una situación así, con adolescentes y con una persona mayor dependiente a tu cargo, involucrar a tu pareja es imposible si ella no es de una pasta especial. He tenido la inmensa suerte de que Ana es una persona muy entregada, generosa... Un cielo. Decidió acompañarme en mis circunstancias en ese momento, y que algún día cambiarían. Se quedó a mi lado y se lo agradezco muchísimo porque ha sido un gran esfuerzo por su parte..., pero es que le va la marcha.

«Pego cuatro gritos, monto un berrinche, me desahogo y luego ya es cuando viene el humor»

Comentas que tus hijos adolescentes son un poco rebeldes, pero lo cierto es que a estas edades los jóvenes siempre buscan su propia identidad. ¿Qué le dirías a esos padres que se echan las manos a la cabeza cuando su hijo llega con el pelo pintado de azul o con cortes de pelo o ropa nada convencionales? ¿Cómo le echas humor? 

Les diría eso, que intenten tomárselo todo con humor, relativizar y tener mucha, mucha paciencia. Cuando somos padres tenemos una tendencia biológica a la sobreprotección; pero nos vamos a morir con 80, 90 o 100 años y nuestro mínimo pasaporte pasa por nuestros hijos y, por ello, tenemos la tendencia de intentar que no les pase nada, no se hagan daño, tengan estabilidad y seguridad, pero hay que pensar que quizá ese no es el camino. Las personas nos tenemos que dar nuestras propias castañas, tropezar cuando nos toca. La sobreprotección no es buena y por mucho que sean nuestro hijos deben tropezar y tomar sus propias decisiones, aunque sean equivocadas.

Muestras en redes imágenes de tu familia sin postureos. ¿Debemos naturalizar las relaciones familiares?

Yo creo que sí. La base es el respeto, el amor y el cariño, pero el humor es básico en todos los ámbitos de la vida y más cuando las cosas empiezan a salir como a ti te gustaría que salieran siempre. En la familias hay que tomárselo con humor y saber que las cosas no van a salir 100% bien, ni perfectas porque la vida es así y te la pega cuando menos te lo esperas.

Pero, ¿cómo se saca humor cuando estás a tope de estrés y tus hijos discutiendo a todas horas?

En esas situaciones, humor no saco. Pego cuatro gritos, monto un berrinche, me desahogo y luego ya es cuando viene el humor. Alguien decía que la comedia es drama más distancia; es decir, cuando pasan los dramas miras hacia atrás y le sacas la gracia o ironía. Pero en el momento, el humor no es la primera emoción que sale.

El que hace lo que puede no está obligado a más

El antetítulo de tu libro dice 'No hay excusas para vivir sin humor'. ¿Has nacido con el humor de serie o has tenido situaciones complicadas en tu vida que te han hecho buscarlo para poder disfrutar de la vida?

Todos hemos vivido situaciones difíciles y, por pura probabilidad, cuanto no está obligado a máss más años tienes más te complicaciones te ocurren, pero nunca he tenido un momento de decir «esto no tiene arreglo»... De todo se sale y todo se arregla con el tiempo. Hay que ser conscientes de que las cosas realmente importantes son muy pocas y esas son difíciles perderlas. Mientras estés vivo siempre hay margen de mejora.

¿A quién va dirigido este libro?

A todo el mundo porque todos, de una forma u otra, pertenecemos a una familia. Esto está escrito desde mi punto de vista porque cuando estás en un momento sándwich por cómo está estructurada la sociedad, te encuentras que estás trabajando y que tienes que atender a tus hijos, a tus mayores a tu cargo.... Es un punto en el que te planteas dónde está mi vida, mi tiempo y los momentos para mí. En el libro hablo de mi padre, también hay situaciones escritas desde el punto de vista de mis hijos, de mi pareja, del entorno. Todos somos padres, hijos, parejas, ancianos gruñones... Cada uno tenemos un poco de los personajes que salen en el libro. Pero, sobre todo, va dirigido a gente con sentido del humor.

Momento sándwich, ¿cómo sobrevivir con humor?

Cuando llega un punto en el que piensas que estás haciendo todo lo posible y las cosas siguen sin salir bien, sale el humor que procede del absurdo, y de la rendición ante la evidencia, y te dices «ya está; he hecho todo lo que he podido y a partir de ahora que venga todo lo que venga». El que hace lo que puede no está obligado a más.

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