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«Hoy en día es imposible lograr que los menores nunca vean porno»

Anna Salvia, psicóloga y educadora sexual, celebra los avances que, desde las instituciones, se van a llevar a cabo para impedir el acceso de los menores a este contenido inadecuado. Pero, a su vez, señala que las familias tienen su propio trabajo que hacer

Educación sexual: «Si tu peque se toca los genitales en público, solo debes indicarle que no es el sitio adecuado»

Anna Salvia, psicóloga
Ana I. Martínez

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'El porno NO mola' (Montena). Así de claro y directo es el último libro de Anna Salvia, psicóloga y escritora experta en educación y salud sexual, y Cristina Torrón, la ilustradora más conocida como Menstruita. Y es que desde que internet ha puesto el porno al alcance de todos, el primer contacto con él se da a una edad cada vez más temprana y su consumo en la adolescencia se ha disparado.

Las familias se muestran muy preocupadas, no saben cómo abordar el tema con sus hijos y muchas veces se encuentran sin herramientas. Sin embargo, este libro rompe el silencio sobre la pornografía y contiene todas las respuestas que a veces los padres y educadores no saben dar.

El Gobierno está trabajando en una aplicación para limitar el acceso pornográfico. La AEPD está también impulsando más actuaciones. El Ejecutivo ha dicho que «multará» a las empresas que faciliten este tipo de contenido inadecuado saltándose la verificación de usuario, etc. ¿Cómo valoras estas iniciativas?

Creo que son totalmente necesarias y urgentes. De la misma manera que el Gobierno obliga a los locales que son para mayores de edad (discotecas, bares, locales de apuestas, clubes de estriptis y prostíbulos) a vetar la entrada de menores, debe poner medidas para que las empresas online que tienen contenidos para mayores de edad se aseguren de no permitir la entrada a menores.

- ¿Son medidas suficientes? Si bien es verdad que ha habido un descontrol en la Red durante años (por parte de todos los actores implicados: compañías tecnológicas, gobiernos, sociedad, etc.), ¿ahora qué? ¿Una madre o un padre lo tienen todo solucionado porque se van a implantar medidas o tienen ellos también mucho que hacer?

Primero deberemos analizar si las medidas que acaba implementando el Gobierno son realmente eficientes. Hasta que no estén en marcha, no lo sabremos. Pero lo que sí que es seguro es que hoy en día los menores siguen totalmente desprotegidos y las familias deben tomar medidas si quieren evitar que el porno se convierta en su principal educador sexual.

- Con Ed Sex, el educador sexual protagonista del libro, se pueden sentir identificados muchos padres de hoy, que fueron mal educados en sexualidad con el porno. ¿Cómo ha influido esto en el desarrollo de quienes hoy son padres y tienen hijos a los que educar?

Muchos padres y madres también vieron porno en la adolescencia y aprendieron de él. Pero la diferencia con lo que está ocurriendo con sus hijos e hijas es abismal: hoy en día la edad de primer contacto se ha adelantado muchísimo y el consumo a partir de la adolescencia se ha disparado hasta el punto de que el primer día de ver porno, ven todo lo que nosotros vimos en toda la adolescencia.

- Explicas en el libro cómo funciona el porno: automáticamente, activa la excitación sexual. Para un adolescente, ¿le puede más sentir esta excitación aunque sepa que no es adecuado verlo? Controlarlo, racionalizar el pensamiento, debe ser complicado.

Tienes toda la razón, no es fácil, por eso es tan importante que demos una buena educación sexual, en la que hablemos de forma clara y sin rodeos sobre el porno. Una educación sexual que les permita entender qué es el porno y cómo les afectará, y así tener una mirada crítica sobre esos contenidos y tomar sus propias decisiones.

- Anna, sé sincera. Ningún padre o madre quiere que sus hijos vean porno. ¿Esto es posible?

Creo que es importante partir de esa premisa, porque en algún momento se había desdibujado: la inmensa mayoría de familias no quieren que sus hijos vean porno. Tener clara esta premisa ayudará a que toda la sociedad se mueva hacia esa dirección.

«Las familias deben tomar medidas si quieren evitar que el porno se convierta en su principal educador sexual»

Debido a que no hay controles eficientes de edad y a que hay anuncios de porno en páginas web de otros temas, pero también a que a menudo los menores usan internet sin ser acompañados por sus padres, hoy en día es imposible lograr que los menores nunca vean porno. Lo que sí podemos conseguir es que lo vean lo más tarde posible y reducir el consumo en la adolescencia, y así minimizar muchísimo el poder que el porno tendrá sobre su sexualidad. Lo lograremos instalando 'apps' de control parental que los protejan y explicando por qué no les irá bien ver porno.

- Es muy importante la segunda razón por la que el porno no mola y explicas en el libro: normaliza la desigualdad y la violencia sexual contra las mujeres. ¿Esto explica los resultados recientes de estudios que indican que más de la mitad de mujeres jóvenes han tenido relaciones sin deseo (estudio 'La sexualidad de las mujeres jóvenes en el contexto español' del Instituto de la Mujer) o que un 17% de chicos jóvenes de 16 a 21 años crea que obligar a la pareja a tener sexo no es violencia (IV Macroestudio de violencia de género 'Tolerancia Cero')? Cuánto queda aún por hacer, ¿no?

No podemos culpar de todo al porno. Ya teníamos una cultura basada en la desigualdad y la violencia sexual contra las mujeres, en la que ellas históricamente habían tenido vetado el placer sexual y en la que tenían el deber conyugal de tener relaciones sexuales con su marido cuando él quisiera.

Lo que ocurre es que llevamos cincuenta años dedicándonos a cambiar esa realidad y, cuando parecía que todo estaba mejorando, se nos ha colado el porno en los bolsillos y habitaciones de todos los menores, dándoles una educación sexual que invisibiliza y normaliza la violencia sexual contra las mujeres y niñas. Es muy frustrante para las familias y educadores, que tanto se habían esforzado en dar una educación no sexista basada en la equidad y la reciprocidad.

- Primeras relaciones sexuales: no tienen nada que ver a lo que has visto en el porno. Por tu experiencia, ¿cómo reaccionan los adolescentes ante este golpe de realidad? No sé si los padres pueden ayudar en este sentido a sus hijos...

Para dar una buena educación sexual no es necesario hablar sobre lo que hace cada uno cuando tiene relaciones sexuales. Lo principal es explicar la diferencia entre el sexo real y lo que se ve en el porno. El porno muestra una manera irreal de tener relaciones sexuales, porque es un producto que lo que busca no es ni que los actores disfruten haciendo el amor, ni impartir educación sexual, ni documentar cómo copula la especie humana. Su objetivo es otro: provocar la excitación sexual del espectador. Deben comprender que lo que sale en el porno es tan irreal como la manera en la que conducen en una peli de acción.

-¿Esperamos a que nuestro hijo nos hable sobre porno o damos los progenitores el primer paso? Hay veces que sospechamos que ya han accedido a este tipo de contenido, o que tienen pareja…

No hay que esperar, porque ellos no se atreven a hablar sobre este tema con sus progenitores, me lo dicen cada semana en los talleres. Ellos sienten que están haciendo algo prohibido, algo malo que no se puede explicar a la familia. Debemos tomar la iniciativa, pero sin hacer interrogatorios, centrándonos en explicar qué es el porno, cómo les afectará verlo y por qué queremos protegerlos. Nuestro libro «El porno NO mola» es una buena herramienta para empezar a hablar sobre el tema.

«Los jóvenes deben comprender que lo que sale en el porno es tan irreal como la manera en la que conducen en una peli de acción»

- ¿Y cómo hablar con los hijos de sexualidad o porno cuando 'yo fui una generación que se 'educó' con este tipo de contenido'?

Me encanta que me lo preguntes, porque muchas familias no hablan de porno con sus hijos porque no han sido capaces de revisar la relación que han tenido ellos con él y cómo les ha afectado consumirlo. Uno de los regalos que nos hacen los hijos es obligarnos a revisar nuestra propia historia para decidir qué queremos repetir con ellos y qué deseamos cambiar.

Para hablar sobre porno con nuestros hijos primero deberemos enfrentarnos a nuestra historia con el porno. Es una gran oportunidad para entender nuestra propia sexualidad y deshacernos de lo que ya no nos sirva.

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