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«Las madres que vuelven de vacaciones sin haber descansado es como si empezaran una maratón con una mochila de 20 kilos»

Mada Gúzmán, cofundadora de 'Desaprendiendo para aprender' explica en esta entrevista la carga mental que supone el verano para muchas madres, que lejos de relajarse aumentan su estrés

Vacaciones seguidas o partidas: ¿qué es mejor?

Lo importante para muchas mujeres que son madres es bajar las expectativas de descanso en vacaciones Madrid
Laura Peraita

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Todo el mundo busca un merecido descanso en vacaciones. Dejar aparcadas por unos días o semanas las responsabilidades, las prisas y el estrés propios del resto del año. Sin embargo, lejos de tal recompensa por el trabajo realizado, «muchas mujeres encuentran en estas fechas un incremento de las horas dedicadas al rol de madre, algo que suele suponer un gran esfuerzo tanto emocional como mental, a veces incluso mayor que el propio trabajo profesional», asegura Mada Gúzmán, cofundadora de 'Desaprendiendo para aprender'.

¿En que medida las madres incrementan su estrés durante las vacaciones?

Cuando llega el verano cambian las rutinas y la organización familiar conocida. Toca reorganizarse, desde cero muchas veces, y adaptarse cada día. Para algunas personas esto es un alivio, pero para muchas otras, soltar ese ritmo que venían teniendo les supone un reto continúo.

¿Cuáles son las principales causas de esta carga mental?

Por un lado, el hecho de que los niños no estén en el colegio ni en actividades extraescolares hace que la responsabilidad directa sobre ellos recaiga directamente en los padres durante todo el día.

Eso implica pensar planes o actividades que hacer para cada día, decidir cómo organizarse si tienen que trabajar, planificar horarios… más las rutinas de siempre: comidas, baños, etc.

Pero también implica, y esta es una de las grandes causas de que el verano puede resultar estresante para las madres, que al haber una mayor convivencia, puede haber un mayor número de conflictos que no se sepan gestionar, tanto de los propios padres con los hijos, como de los hijos entre sí, si son varios hermanos.

No saber afrontar estos conflictos de una manera tranquila hace que el día a día se viva con agobio y frustración. Observan cómo días que podrían ser de disfrute y conexión, acaban siendo un cúmulo de malos rollos y tensión.

¿Qué parte de la logística familiar genera mayor estrés emocional al rol de madre?

Una de las mayores dificultades que observamos en este aspecto es esa sensación de falta de tiempo para sí, especialmente cuando los niños son más pequeños. Estar con ellos desde que se levantan hasta que se acuestan puede dificultar a las madres poder tener sus espacios donde recargar pilas si no son conscientes de ello.

¿Varía este nivel de ansiedad si los hijos son pequeños o adolescentes?

Cuanto más pequeños son nuestros hijos más nos necesitan de una manera constante y esto a veces puede resultar asfixiante. En estos casos, la madre no encuentra manera de nutrirse ella misma para estar emocionalmente disponible para la demanda de sus peques.

En principio, la adolescencia debería ser una etapa en la que, si bien nuestros hijos nos siguen necesitando, ya tienen una autonomía mucho mayor que nos permite disfrutar del tiempo juntos sin tanta carga.

Sin embargo, la gran mayoría de familias con hijos adolescentes a las que acompañamos llegan con una relación tan dañada a esa etapa que puede ser realmente estresante. En todo caso, ya no sería algo añadido al hecho de que sea verano, sino simplemente a estar recogiendo los frutos de la relación que se ha creado.

¿En qué medida ser conscientes de que hay que bajar las expectativas sobre el descanso y tranquilidad esperados en vacaciones ayuda a sentirse mejor?

Creo que ser conscientes de esa necesidad no ayuda a sentirse mejor en sí. De hecho, muchas veces ser consciente de algo, si no estás siendo coherente a ello, te hace sentir peor porque sabes que deberías estar haciendo algo diferente.

Lo importante aquí es ser consciente de la importancia de bajar esas expectativas y tomar decisiones acordes a ello.

¿Cómo lograr reducir estas expectativas?

Últimamente estamos muy bombardeados en redes sociales por imágenes idílicas de familias disfrutando juntas de viajes maravillosos y acabamos creyendo que la gente vive así.

Y no, los conflictos también existen y están bien. Una tarde perfecta no es aquella en la que no ha habido conflictos entre nuestros hijos o con ellos, si no una tarde en la que a pesar de haber esas diferencias de necesidades o intereses, hemos sabido resolverlo siendo un verdadero equipo.

Es crucial atender las necesidades de cada uno de los miembros de la familia y, de este modo, nos daremos cuenta de que cubrir esas necesidades no es tan complicado. A veces, un plan sencillo en el que estáis bien es mejor que el planazo súper fotogénico pero al que llegamos todos estresados.

Al final, el mejor verano es el que genera recuerdos bonitos, y eso no depende tanto de cómo lo hacemos, si no de cómo vivimos lo que hacemos.

¿Tienen el mismo nivel de estrés los padres? ¿Se reparte de manera equitativa entre padres y madres, o aún queda mucho por hacer?

Claramente depende de la familia. Hay de todo, pero sí es verdad que la responsabilidad de la crianza sigue asumiéndose de manera mayoritaria por la madre. Creo que un gran síntoma de ello es que a nuestras formaciones, más del 90% de las personas que nos llegan son madres, no padres.

No se trata tanto de repartirse equitativamente, no creemos mucho en ese concepto porque hay muchas cosas o tareas que no pueden compararse. ¿Cuenta más sacar la basura o limpiar el arenero de los gatos? ¿Cuenta más acostar a los niños o llevarlos al parque a jugar? La clave está en que en ese reparto todos estemos bien y podamos atender las necesidades de todos los miembros de la familia.

Del mismo modo, en lo que se refiere a la responsabilidad en la crianza, el objetivo no es que cada uno tengamos el 50% de responsabilidad, sino el 100% de la parte que nos toca. Al igual que en un equipo, como decía antes, cada jugador tiene el 100% de responsabilidad de hacer su papel.

¿Es la vuelta a la rutina un respiro para estas madres?

En cierto modo, sí. Muchas veces, sí. Hay familias que si pudieran vivirían siempre de vacaciones porque están mucho mejor sin las prisas, los horarios, las carreras; pero a otras muchas, volver a la rutina les permite regresar a esa estructura de organización conocida. Es como volver a casa.

Y, sobre todo, cuando la relación echa chispas o no se sabe cómo abordar ciertas conductas de los niños, el hecho de estar con ellos todo el tiempo puede llegar a ser una sobrecarga emocional y mental importante.

¿Qué supone para ellas no haber descansado lo suficiente de cara a retomar las responsabilidades profesionales y familiares diarias en septiembre?

Uno de los pilares de nuestra metodología es precisamente el bienestar personal. Continuamente vemos cómo padres y madres van de un lado para otro buscando la clave de turno para cambiar el comportamiento de sus hijos, pero nada de esto vale si tú no estás bien porque ese cansancio o ese vacío va a llevarte a tener mucha menos paciencia, estar más irritable y saltar por cualquier comportamiento que no te venga bien.

Volver de vacaciones sabiendo que no has descansado (sobre todo a nivel mental) es como empezar una maratón con una mochila de 20 kilos a la espalda: puedes conseguirlo, pero te va a costar mucho más.

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Sobre el autor Laura Peraita

En ABC desde 1994 como periodista de formación, empresa, motor. Desde 2011 al frente de ABC Familia, donde escribo y modero debates de lo más importante en la vida: nuestros peques, parejas y mayores.

Laura Peraita

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