Retrasar los móviles: la iniciativa de una madre que corrió como la pólvora por España
Numerosos especialistas de diferentes áreas abogan por retrasar la entrega del primer dispositivo y no dejar que los menores lo usen en el colegio
Buscador y listado de los mejores colegios e institutos de España
La propuesta lanzada el pasado mes de septiembre por una madre de Barcelona de retrasar a los 16 años el acceso a los teléfonos móviles se extendió como la pólvora por el resto de España, marcando un antes y un después. Con la intención de luchar contra esa inercia y conversar con otros padres del barrio, Elisabet García creó un grupo de WhatsApp al que bautizaron «Poblenou Adolescencia Libre de Móvil», que a las pocas semanas ya superaba el millar de miembros. El crecimiento fue exponencial y enseguida surgieron nuevos grupos en otros barrios y ciudades que ahora se aglutinan en un canal de la red social Telegram que reúne a más de 10.000 personas de todo el pais.
No cabe duda de que aquella iniciativa, surgida en una tarde de conversación en el parque, había sacado a la luz un cambio social que desean millones de familias de todo el país: posponer el uso del smartphone lo máximo posible en sus hijos. En el canal habilitado para tal fin hay médicos, psicólogos, abogados, periodistas… y muchos docentes, todos firmemente convencidos de que los riesgos que conlleva un uso temprano de las nuevas tecnologías son mayores a los beneficios. El debate, meses después, sigue más vivo que nunca. «No lo necesitan tan pronto como se lo estamos dando, eso es uno de los primeros mitos contra los que hay que luchar. Porque, ¿cuáles son los beneficios?», se pregunta R. S., uno de los primeros padres en participar del canal de Adolescencia Libre de Móviles.
Por contra, alegan que introducir la tecnología a edades tan tempranas «es una locura, no pueden controlarlo y compromete la salud mental de niños y adolescentes». «No es por el contenido, que también, es por lo que dejan de hacer -matiza F. A., una madre del chat-. Es lo que en Pediatría denominan 'coste de oportunidad'. En mi opinión, a los pequeños les estimulamos tanto que se acostumbran a ese nivel y todo lo que va más lento, o requiere de más esfuerzo, no les interesa porque no les capta la atención. Es una espiral difícil de parar si no es con el apoyo de otras familias».
Pacto social
De ahí que los miembros de este grupo crean en la utilidad de hacer un pacto social por el que todas las personas que están de acuerdo decidan no dar el móvil a un niño y «que sirva para que este no sea el único niño o niña de la clase que no va a tener», explican. «La idea es poder presionar un poco. Sentirte respaldado ante la frase de 'es que todos lo tienen' es la clave de todo esto, aunque luego por supuesto es una decisión de sentido común, muy personal y familiar. La mitad de padres de mi entorno tiene claro que quiere retrasar la entrega del primer dispositivo, y de la otra mitad, hay un treinta por ciento que se apuntaría si tuviese apoyo en esta línea de otros padres. Creo que es posible que se llegue a ver raro un niño con un móvil en la mano, igual que se consiguió ver raro a un menor de 14 fumando, algo habitual en mi juventud», explica R.S.
De momento, en nuestro país los datos señalan que más del 20 por ciento de los niños de diez años dispone de teléfono móvil, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2023. Esta cifra se dispara a más del 70 por ciento cuando se llega a los 12 años, y supera ya el 90 por ciento en los 14 y 15 años. «La inmensa mayoría de niños de Secundaria, al comenzar el primer curso, ya les dan el móvil [...], eso cuando no es un regalo de la Primera Comunión. Es un sin sentido», insiste R.S.
En las escuelas
El movimiento parece haber sido también el detonante en la intención del Gobierno a la hora de prohibir su uso en las escuelas. De hecho, la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, se ha reunido con representantes regionales, que tienen la mayoría de competencias en Educación, para tratar de consensuar una regulación a escala nacional, como ya han hecho con anterioridad Francia, Holanda o Nueva Zelanda. El gobierno ha propuesto a las regiones -muchas de ellas ya con limitaciones implementadas o en proceso- un «uso cero» de celulares en educación Primaria, y que en Secundaria solo se permita para casos concretos pautados. Entre los pioneros en este tipo de medidas figuran instituciones como el British Council School (BSC), donde el uso de teléfonos móviles está prohibido durante la jornada escolar desde hace ya 15 años. En este centro privado, los alumnos deben tener su teléfono apagado y guardado en su taquilla para su seguridad (no en su mochila o bolsillo). Los alumnos de Year 13 solo pueden usar sus teléfonos móviles en su sala común (ninguna otra parte del colegio) durante su descanso y tiempo de comida.
La implementación de esta política respecto al uso de dispositivos electrónicos en el colegio, explica Vasanti Ramdeen, Digital Education Lead en el BSC de Madrid, «surgió como una reacción ante problemas, sino como una decisión proactiva dentro de la estrategia escolar. Esta medida, que inicialmente se aplicó a dispositivos como reproductores de música, videojuegos y teléfonos, se incorporó formalmente en nuestro código de conducta en 2009, marcando un hito significativo en la regulación del uso tecnológico en nuestra institución». A su juicio, este tipo de iniciativas «ayuda a los alumnos para que no dependan de sus dispositivos móviles en todo momento del día, y desarrollan así habilidades sociales en cuanto a interacciones cara a cara con otros, por ejemplo, en los descansos y almuerzos».
En esta misma línea trabajan en el colegio The English Montessori School (TEMS), cuyo director, Jonathan Gunzi, considera que los móviles «no deberían utilizarse en el colegio, deben evitarse durante las horas de estudio y no se pueden llevar a los dormitorios al ir a dormir. Estas medidas, además de retrasar la entrega de dispositivos a una edad más tardía, pueden ayudar a fomentar un entorno más propicio para el aprendizaje y el descanso adecuado, mitigando las distracciones y promoviendo hábitos saludables de uso de la tecnología».
En cualquier caso, apunta Elvira Perejón, neuroeducadora, especialista en neuropsicología y fundadora del portal Educación Incondicional, «hay que tener en cuenta que, en muchos casos, los menores pasan más tiempo en el ambiente escolar que con sus propias familias y es evidente que hay una necesidad urgente de llevar a cabo medidas concretas en los centros para abordar la desconexión educativa en torno a la tecnologías. Todo esto hace necesario que desde las escuelas se ofrecezca la suficiente información sobre el uso saludable de las pantallas».
MÁS INFORMACIÓN
- «No dar un móvil hasta los 16 años es excesivo»
- Sin móviles hasta los 16: «Algún día veremos raro que un niño de 12 tenga smartphone, como ocurrió con el tabaco»
- «Los adultos tenemos que adquirir competencias digitales mínimas para poder enseñar a los hijos»
- La AEP y la AEPD lanzan una campaña para promover la salud digital de los menores
En esta línea, concluye, «educar a los menores en la responsabilidad y gestión saludable es básico, como también a los adultos responsables para que puedan tomar las decisiones más acertadas. Y en todo esto, las escuelas tienen la responsabilidad y la oportunidad de acompañar a las familias desde el principio».
Ver comentarios