«El principal problema del TDAH es que, en muchos casos, tras el diagnóstico no cambia nada»
Un experto denuncia que «se ha avanzado mucho en los procesos pero al final, seguimos dejando a los niños y adolescentes desatendidos»
El TDAH en niñas: Un trastorno algo diferente y mucho más difícil de detectar
![El diagnóstico genera miedo en la familia](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2024/01/04/tdah-ok-R82CtdHudyVTmQ3XEZE3tDJ-1200x840@abc.jpeg)
«¿De qué sirve un diagnóstico si después del mismo «la vida sigue igual»?» Esa es la reflexión que se hace Ángel Terrón, psicólogo, fundador y director de Educ-at, entidad psicoeducativa especializada en Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y que, a ... juicio de este experto, «lo mismo sirve para este asunto o para el resto de trastornos como la dislexia, la discalculia o, incluso el TEA».
Después de diez años y miles de pacientes a sus espaldas, denuncia, «en los últimos tiempos estamos teniendo que encarar una problemática que, aunque posiblemente removerá conciencias o generará algunas críticas, vemos necesario plantear: se ha avanzado mucho en los procesos pero al final, seguimos dejando a los niños y adolescentes desatendidos».
Es verdad que es positivo, admite, «ver cómo gracias a la labor de grandes profesionales se han 'afinado' mucho los patrones diagnósticos, llegando a un encuadre correcto en materia de TDAH (quien de verdad conoce este mundo sabe que en la actualidad no hay sobrediagnóstico), pero este es un problema que estamos teniendo que afrontar con gran preocupación».
Para Terón, es necesario explicar que, desde los diferentes ámbitos de influencia de la vida de los pacientes con TDAH, resulta un tema complejo. «En primer lugar, el diagnóstico genera miedo a nivel familiar. Escuchar la palabra 'trastorno' y que en muchas ocasiones se recomiende una medicación genera un shock que en ocasiones paraliza a familiares de los menores con este trastorno».
«Cuesta asimilar que tu hijo/a tiene un trastorno y más aún que muchos patrones familiares deben cambiar. Si a esto le añadimos que, debido al predominio genético del 70% generalmente no solo hay una persona con TDAH en el ámbito familiar, los problemas se multiplican. Es duro y agotador todos los cambios que se deben producir pero nos estamos equivocando al poner el foco solo en el paciente y no en el conjunto familiar», reflexiona este psicólogo.
«¿Vamos a llegar a algún lado pidiendo a nuestro hijo con TDAH que afronte múltiples cambios si yo como padre/madre no estoy dispuesto o preparado para afrontar otros tantos? Obviamente no. Y, aunque tenemos muchísimas familias muy implicadas, existe una tendencia generalizada en la sociedad de entender que el cambio solo lo debe dar el paciente afectado con un trastorno», denuncia. «Es como si solo un progenitor es el que está implicado, el cambio es insuficiente», apunta..
Esto también, continúa el director de Educ-at, ocurre en la esfera educativa. «Es cierto que en prácticamente todos los colegios o institutos tenemos algún maestro/a muy sensibilizado, pero si el equipo docente no acompaña queda en 'agua de borrajas' la inconmensurable labor del profesional»
Al igual que, «por mucho que nos duela -prosigue-, bastantes centros siguen sin querer tener en sus aulas a alumnos/as con TDAH porque todo lo que se separa de lo normativo nos asusta. Y yo me pregunto: ¿Dónde han quedado los retos profesionales? ¿Cuándo alguien estudia magisterio no lo hace con la ilusión de poder ayudar a menores en su desarrollo? ¿El éxito escolar es que alumnos/as sin dificultades saquen buenas notas?».
«Tenemos a una comunidad educativa que avanza mucho en cambios legislativos y poco en la renovación de la educación desde las aulas, mientras con envidia miramos a otros sistemas educativos (europeos y americanos) donde las dificultades atencionales apenas perjudican porque se valoran más otras competencias clave en el mundo profesional (al que aquí en ocasiones llegan «rebotados» después de múltiples fracasos y abandonos)».
Por otro lado, asegura Terón, «la propia sociedad margina en muchas ocasiones a todo aquel que presenta unos comportamientos «distintos» (frecuentemente nos llegan testimonios de padres/madres que han tenido que romper relación con familiares y amigos por la incomprensión ante el trastorno)».
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Pero, concluye, «nunca se nos puede olvidar que, cuando se trabaja bien con el menor con TDAH, la sintomatología mejora de manera muy significativa saliendo a la luz el verdadero potencial que tienen».
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