Mejor profesor de FP
«Mire usted, deje a su hijo hacer su sueño realidad y que sea feliz»
Alberto Castellano, mejor docente de España de FP, explica que "lo primero que hago al entrar al aula es decir a mis alumnos lo que les quiero. Es así como lo siento"
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![Castellano Barragán considera que hoy en día estudiar FP es una gran oportunidad](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2023/01/25/ALBERTO%203-Rafx2VHn9kTRgElDzDNt8oN-1200x840@abc.jpg)
Alberto Castellano Barragán, mejor docente de FP según el último certamen Educa Abanca, asegura que uno de sus retos como profesor es hacer felices a los alumnos. «La Educación, tal y como nos dijera Delors, encierra un tesoro, y yo cada día intento motivar a mi alumnado para que juntos seamos capaces de buscarlo, descubrirlo, palparlo, sentirlo, saborearlo y lograrlo. Y el tesoro es muy claro para mí. Pestalozzi lo decía: «La educación ha de tener como fin, hacer felices a los educandos». Ese es el tesoro que yo busco».
Señala que el éxito, el logro, es sentir que el alumnado es el verdadero protagonista de los procesos de enseñanza y aprendizaje, que son la piedra angular de la educación, que sin ellos no son nada, ni tendría sentido su profesión. «Cada tarde, al llegar al aula, lo primero que digo a mi alumnado es que les quiero, y es así como lo siento, porque forman parte de mí y me hacen feliz cada día. Soy feliz con mi trabajo, tengo vocación y pasión por él, y si no cuido de ellos mi trabajo no sería el mismo. No podría tener esta plenitud y felicidad».
Confiesa, además, que les hace muy felices, sin duda, no hacer exámenes. «Yo les escucho y atiendo sus necesidades. Son los que deciden qué, cómo y de qué manera se hacen las cosas. Los trabajos no son escritos para que yo corrija y les ponga una nota, son trabajos que revierten y sirven a la sociedad, fuera del aula; en la calle».
Explica que han hecho talleres de Promoción de Igualdad de Género en el centro penitenciario de Algeciras, eventos en Teatros, Congresos, acercado talleres de igualdad a centros educativos, creado un juego de mesa muy bonito sobre igualdad de género «IKUAL», entre otras muchas cosas, «pero todas han sido ideas propuestas por ellos. Yo les he acompañado, orientado guiado y dotado de conocimientos que deben adquirir en su proceso formativo. En definitiva, se empoderan a través de la escucha activa, para que sean ellos los verdaderos protagonistas de sus procesos de enseñanza y aprendizaje, y lograr que sean participativos, horizontales, transparentes y, de esta manera, el alumnado se motiva, se valora, crece y hace las actividades como suyas. De esta forma, por tanto, salen en la mayoría de los casos exitosos. Y todo ello -incide-, con mucho amor y a corazón abierto… Les quiero y se lo digo a menudo».
-¿Cuáles son las principales características del aprendizaje en la Formación Profesional?
La Formación Profesional es otro de los tesoros del sistema educativo. Capacita al alumnado para el mundo profesional. Salen directamente egresados con capacidades adquiridas, y son competencias sociales, personales y profesionales las que se trabajan, imparten y el alumnado adquiere. Por tanto, estamos haciendo crecer la ciudadanía crítica y participativa, activa y, sobre todo, cualificada, formada y preparada para los retos y desafíos del mercado laboral.
El aprendizaje es personalizado, próximo, cercano. Es un aprendizaje donde la teoría y la praxis se fusionan. El alumnado aprende haciendo y cobra sentido la bonita y famosa fórmula que Pestalozzi nos dejó en legado «cabeza-mano-corazón». Cabeza para pensar, vinculada al aprendizaje cognitivo; manos para hacer, vinculada a la praxis, y corazón para saber ser y estar, vinculado al aprendizaje actitudinal y moral.
-Se manifiesta un gran defensor de la educación pública, ¿por qué?
La educación Pública cumple un mandato constitucional, ofrecer y dar lo que su artículo 27 dice «Derecho a la Educación». Por tanto, la administración, es quien tiene el deber y la obligación de prestarlo, y la ciudadanía contribuye a ello con sus impuestos.
Sin lugar a duda, la educación pública es la única que es garante del acceso universal; es decir, que todas las personas tengan los mismos derechos y oportunidades de acceder al sistema educativo, independientemente de sus contextualizados e individualidades.
Es la educación que con equidad trata por igual a todas las personas que forman parte del sistema y, a su vez, de las comunidades educativas, además que ha de ser inclusiva y atender las necesidades, en especial de las personas más vulnerables.
Y no debemos obviar, que también para los profesionales de la educación, maestros, profesores, docentes, doctores, catedráticos y demás, es la que nos debe garantizar los derechos laborales y velar por los mismos para que se cumplan en pro de la calidad educativa.
-¿Cuál es su valoración de la FP en la actualidad?
Tonucci la describía gráficamente muy bien en una de sus grandes viñetas firmadas como Frato, es como que en ocasiones se prejuicia y se aprecia como el desecho de las otras enseñanzas. Se le resta reconocimiento, dignificación y esto merma en ocasiones la percepción que la sociedad hace de la misma.
Somos el patito feo del sistema, y aunque hemos avanzado falta mucho por hacer. Es cierto que desde Europa se está haciendo hincapié en que la FP «se convierta en división de honor», de hecho en algunos países como Alemania está tremendamente reconocida.
Sin duda, el espaldarazo viene bien, y ojalá se siga apostando desde la administración por este tipo de enseñanzas que, además, en ocasiones son antesala de los estudios universitarios de gran parte del alumnado.
La Formación Profesional hace un trabajo increíble en la sociedad, y revierte en la misma, devolviendo lo invertido con creces, ya que las personas egresadas lo manifiestan en sus labores y actuaciones personales y profesionales.
No obstante, seguimos siendo el 'patito feo' pero nos estamos transformando, y la transformación es un proceso y como tal hay que tener paciencia para que se produzca. Deseo, ansío y espero que de patito feo pasemos a ser bonitos y grandes cisnes. Pero seamos pacientes, a veces la premura es mala consejera y hace que la transformación se interrumpa o aborte y fracase.
Para ello, apelo al compromiso político, ciudadano y social. La responsabilidad es individual y colectiva, y debemos adquirirla para, de este modo, ser críticos y luchar por esta transformación que, sin duda, es necesaria y será efectiva.
-¿Qué le diría a aquellas familias que reniegan de la FP y quieren una formación universitaria para sus hijos?
Esto es la lucha constante. Cuando al alumnado le preguntamos qué le han dicho en casa, en la mayoría de los casos les dicen que para qué sirve lo que van a estudiar, que si tiene salidas, que mejor estudien... Mire usted, como si la FP no fueran estudios, o no tuvieran oportunidades. Yo les diría, desde mi más humilde opinión, pero con el corazón abierto, que les dejen ser felices, que les dejen convertir sus sueños en realidad que, además, cuando las personas hacemos lo que nos agrada, lo que hemos soñado, lo que nos satisface, lo que nos colma de felicidad, el éxito está casi asegurado. No trunquen sus sueños, no rompan sus metas, dejen que sus hijos sean felices.
Mourray Ros, uno de los padres del Desarrollo Comunitario, ya decía en su decálogo del desarrollo que los cambios que son impuestos tendrán mucha más tendencia al fracaso que aquellos que son autogestionados; es decir, no impongan y dejen que hagan lo que les gusta y quieren. Eso dará frutos y resultados.
Además, que hoy en día, la FP es una oportunidad. Hay muchos nichos yacentes de empleo que son para las personas egresadas de FP; quiero decir, que su hijo tiene muchas posibilidades de trabajar si se forma y especializada en una profesión a las que evoca la FP.
En la actualidad, los estudios universitarios están sobre excedidos de matrículas, hay mucha gente formada con títulos universitarios y pocos técnicos profesionales. Miren hacia países más avanzados como Alemania, Finlandia, etc., y verán como la FP está triunfando y alzándose con el prestigio y reconocimiento social que merece.
Su hijo será feliz, apóyele en lo que quiera estudiar, y acompañe su trayectoria educativa motivándole y dándole aliento. Verán que ustedes y ellos serán felices.
-¿Cómo es un joven que finaliza la FP?
Pues miré, lo bonito de la FP, entre muchas otras cosas, es la heterogeneidad de los grupos del alumnado, y digo esto porque nos encontramos a gente joven con gente más adulta, y hasta grandes personas (personas mayores). Es bonito ver cómo conviven generaciones y cómo la intergeneracional nos ayuda y favorece para trabajar las relaciones interpersonales, las actitudes y valores que dentro de las competencias personales y sociales desarrollamos en las aulas.
Las personas que finalizan, si hablamos de jóvenes, son un perfil cualificado y formado, unas personas preparadas para enfrentarse al mercado laboral y para insertarse en el mismo. Bajo mi opinión, personas felices y con ganas de comerse el mundo, teniendo claro lo que quieren y lo que les motiva y hace felices, en este caso, su profesión que han aprendido, su oficio.
Son jóvenes inquietos, como diría Bauman, una sociedad líquida, volátil, en la que todo fluye muy rápido y donde también, por desgracia, prima la individualidad y la competitividad, tal vez lo que impera en los sistemas del mundo.
Y lo bonito, como nos dice Celaya en su poema «EDUCAR» es que:
Educar es lo mismo que poner motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma,
un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestro propio barco,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.
Pues para mí, mi sueño es ese, que al igual que mi alumnado, ya están en mi corazón, mi bandera se enarbole en el suyo y, por supuesto, sean los mejores como profesionales y personas, que superen al maestro, que seguro así lo harán y eso sería mi colmo y cúspide de felicidad.
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Gracias a mi alumnado por hacerme feliz, por darme vida y por dejarme aprender cada día de ellos. Sin duda, os quiero. Y sé que juntos somos capaces de descubrir el tesoro que la educación esconde y encubre.
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