Perros y ponis que transforman la infancia

«Son sesiones que pueden ser terapéuticas (personas que han sufrido un accidente de tráfico, tienen parálisis cerebral...), de tipo social (estudiantes de instituto, de FP básica, personas en situaciones de desigualdad...), cognitivas (personas con hiperactividad, TDAH..), educativo y lúdicas», explica a ABC Jacob Gil, gerente de la Fundación S'HORT VELL, técnico en nivel 2 en Equitación y también técnico de perros.

En el ámbito educativo, la fundación cuenta con el proyecto 'Ponies, Kids & Dogs' (Ponis, niños y perros), dirigido a niños de entre 3 y 5 años de edad. El objetivo es apoyar el proceso de desarrollo integral de los niños mediante la participación en actividades lúdico-educativas que implican la relación directa con perros y ponis.

«Con esta actividad, se promueve la gestión emocional de los menores y su comunicación. Además, al facilitar un primer contacto con los animales, se crea un ambiente de respeto por ambas partes», afirma Caterina Zamburlini, psicóloga, experta en IAA y responsable del equipo de perros y de la actividad Ponies, Kids & Dogs.

«Fomentamos sobre todo el vínculo con los animales, que es lo que les otorga mayores beneficios -prosigue-. Para ello, trabajamos con dinámicas de juego y cuidados: les enseñamos a asear a los ponis, a prepararlos antes de montarlos... mientras que con los perros, juegan o trabajan reglas básicas de conducta para fomentar el vínculo con los niños».

Sólo el hecho de estar en contacto con un animar, «fomenta el vínculo con él porque el contacto visual y físico libera oxitocina -explica Zamburlini- y puede reducir los niveles de miedo, ansiedad... En este proyecto pretendemos que los animales sean compañeros en un entorno en el que los niños puedan expresarse en un ambiente seguro y de autenticidad porque éstos no juzgan: son facilitadores y compañeros de juego».

Todo ello se hace siempre bajo la supervisión de un profesional. «Todos nuestros entrenadores son expertos en su campo (psicólogos, maestros, educadores sociales...) además de especialistas en IAA. De hecho, tenemos un posgrado Especialista Universitario en Intervenciones Asistidas con Animales con la Universidad de las Islas Baleares. Todas estas personas son las encargadas de diseñar las intervenciones en su campo para poder trabajar junto con un animal», especifica Gil.

Un trabajo muy exhaustivo es también el del perro. «Trabajamos con labradores, golden y cavaliers fundamentalmente. De hecho, a nuestro equipo se ha incorporado hace poco Pinya, de Purina».

Esta joven labrador proviene del Proyecto Guau, una iniciativa en la que Voluntarios de Purina socializan cachorros para que sean futuros perros de terapia. El proyecto, creado en colaboración con el Centro de Terapias Asistidas con Canes CTAC, ha contado hasta la fecha con más de 70 voluntarios y ha conseguido entrenar a 10 perros de terapia y asistencia para niños con trastorno del espectro autista.

«La simple convivencia con un animal reporta innumerables beneficios, tanto físicos, como psicológicos o emocionales. Quienes tienen ansiedad, depresión o estrés tienen un motivo para levantarse por las mañanas porque ellos no juzgan: te dan amor sin esperar recibir nada a cambio», explica a este periódico Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España.

La experta recuerda también los estudios que demuestran que el contacto con los animales liberan «hormonas de la felicidad». «Y, además, te hacen salir de casa -prosigue-, por lo que tu tensión arterial, por ejemplo, mejora. Te hacen tener una vida más activa y, además, conlleva que te relaciones con otras personas. Todos estos beneficios los podemos trasladar a centros de salud u hospitales. Pero hemos de dejar clara una idea: los animales no curan. Son un soporte en el proceso de recuperación»

Explica que no todos los perros van a ser o quieren ser de terapia. «Es algo que tienen que disfrutar. No a todos les gusta estar con niños o personas mayores», especifica Sáez. Por eso, la selección de estos animales está muy estudiada por los profesionales. «Suelen ser perros muy obedientes, juguetones, a los que les gusta el contacto con las persona y tienen facilidad en crear vínculo -prosigue-. Han de ser tranquilos y capaces de reaccionar a las órdenes». Todo ello sin perder el foco, por supuesto, en el bienestar animal.