Foro ABC Educación
«El gran reto ante la inteligencia artificial es educar el pensamiento crítico de las generaciones futuras»
Los ponentes de este encuentro advirtieron del riesgo que supone esta herramienta si no se diferencias los mensajes falsos de los verdaderos
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Para analizar las diferencias entre la inteligencia artificial (IA) y la humana, lo primero que hay que hacer es cuestionarse qué sabemos de esta última, «y realmente conocemos muy poco, por lo que intentar compararlas resulta un ejercicio complicado», aseguró David Granados, director europeo de Lionbridge, durante la celebración del Foro ABC 'Inteligencia Artificial y humanismo'. «Lo que sí sabemos —apuntó— es que las palabras están pasando a ser vectores y se están juntando dos mundos: el lingüístico y el matemático. Pensamos que la inteligencia artificial es muy inteligente porque piensa, pero en realidad no piensa, no deja de ser una formulación matemática de algo que tú le preguntas. Lo que realmente hace es ofrecer de una manera predictiva algo que ya ha pasado, que lo hemos alimentado y entrenado y, de esta forma, es capaz de procesar todos los datos».
María Solano, profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, explicó que la IA funciona sobre la base de una tabla matemática de decisiones y responde A o B en función de determinados criterios. «Los dos grandes matices es que, por una parte, no dispone de libertad, voluntad y razón, que es lo que diferencia al humano respecto a la máquina. Y, el segundo matiz, es que no puede adentrarse en el interior de la cabeza y el corazón de las personas, no puede conocer lo que sólo uno conoce de sí mismo».
En esta línea se manifestó Marta Villegas, responsable de la Unidad de Tecnología del Lenguaje de Barcelona Supercomputing Centre, al apuntar que la inteligencia del ser humano está mucho más desarrollada que la artificial. «Somos muy superiores a las máquinas. La idea de ente superior solo está bien para las películas de ciencia ficción. Es decir, si desenchufamos la máquina, este ente superior desaparece. Las personas somos más lentas en ámbitos como el cálculo o la lectura, pero hacemos otras muchas cosas que los nuevos modelos tecnológicos, a pesar de sus enormes posibilidades, no hacen, como la capacidad de deducción».
Los tres ponentes coincidieron en que hay que perder el miedo a la IA, «se trata de una herramienta que hemos inventado las personas y que nos facilita la vida para ser más felices —destacó el directivo de Lionbridge—. Nos va a dar tiempo a hacer más cosas porque se va a ocupar de aquellas labores tediosas y las va a realizar con mucha exactitud y celeridad al manejar muy bien todos los datos que le han sido administrados. Por tanto, considero que ese concepto de IA como 'copiloto', que nos ayuda en tareas, a evolucionar... es muy positivo».
María Solano no dudó de la gran aportación de la inteligencia artificial en muchos ámbitos, pero advirtió que «su utilización puede servir para hacer el bien o el mal». Por ello, el verdadero reto ante la inteligencia artificial «es educar el pensamiento crítico de las generaciones futuras para que usen de manera adecuada una herramienta que es de máxima utilidad, sin lugar a dudas, que va a hacer el mundo más sencillo en muchísimos aspectos y que va a traernos soluciones que ni siquiera imaginamos hoy».
Marta Villegas reforzó este argumento resaltando la necesidad de ser muy críticos. «Es decir, no todo lo que dice la IA es cierto. En absoluto. Tiene alucinaciones. Todos lo sabemos. Cuando, por ejemplo, lanzo una búsqueda en Google y no me da un resultado, parece que no existe. Tenemos que saber que hay un algoritmo que prima unas cosas frente a otras y Google no nos muestra. Hace falta ser críticos para detectar la veracidad de las respuestas». «Y cada vez a edades más tempranas —añadió María Solano—. Un menor de siete años necesita hoy mucho más pensamiento crítico que hace 40 años, cuando la vida era más sencilla y no se enfrentaba a tantas verdades y mentiras como en la actualidad. Para distinguir el bien del mal hay que volver a educar a los niños en lo bueno, en lo bello y lo verdadero para garantizar que estarán preparados para el entorno digital que se van a encontrar. Es la única forma de que no cometan errores con esta tecnología».
Cambios en el empleo
La preparación, formación y conocimiento de estas herramientas por parte de las nuevas generaciones les situará, además, en mejor posición en la búsqueda de un puesto de trabajo, según los ponentes del foro de ABC. Para David Granados, los empleos se van a ver afectados por la IA, por lo que nos enfrentamos a un verdadero reto en este aspecto. «Pero la tecnología está creando puestos de trabajo. Nosotros, como pilotos, necesitamos más copilotos, lo que nos invita a ser mejores y a avanzar profesionalmente porque estos copilotos son cada vez más listos». «Es cierto —puntualizó Marta Villegas—, igual que habrá tareas que desaparecerán o serán sustituidas por la inteligencia artificial, se generarán nuevos perfiles. Ya ocurrió con otros hitos en la Historia. La diferencia es que, por ejemplo, en la Revolución Industrial no se sustituyeron puestos cualificados, pero ahora la IA sí afecta a los puestos de trabajo de mayor nivel. Es el caso del mundo sanitario; ahora son las máquinas las que diagnostican enfermedades lo que perjudica a los médicos; sin embargo, no se prescinde de labores más humanas como la que realiza el servicio de enfermería. Aunque van a desaparecer ciertos perfiles se generarán otros nuevos, por lo que el saldo será positivo, seguro».
El director europeo de Lionbridge se manifestó muy optimista en este aspecto y señaló que «lo que sí va a cambiar es que se va a pagar a la persona por decidir, por crear, más que por hacer. Las empresas van a valorar más que pensemos como estrategas, que seamos más tácticos, que busquemos cómo hacer al cliente más feliz».
MÁS INFORMACIÓN
Lo esencial para Marta Villegas es que la sociedad en general no tenga falta de información y de formación, «para poder contar con ciudadanos bien instruidos en el uso de estas herramientas porque aquellos que no sean hábiles en su manejo, quedarán apartados en una sociedad paralela que será analfabeta digital, lo que puede ser muy crítico para desarrollar una profesión. Se debe fomentar un uso proactivo de la IA en el día a día para ser mejores ciudadanos, estar más informados y para que desenvuelvan sus actividades profesionales de manera mucho más competitiva. El gran peligro es que dejemos parte de la sociedad atrás», concluyó.
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