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Los que sí (y lo que no) debes hacer ante las malas notas de tu hijo

Varias expertas aconsejan a los padres sobre cómo abordar unas malas calificaciones a final de curso

«Un alumno no se equivoca nunca al elegir estudios, siempre se puede reinventar»

Es conveniente darse un momento de calma y no actuar impulsivamente tras ver unas malas notas
Laura Peraita

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Un nudo en el estómago, sudores, rabia, respiración agitada... Son tan solo algunos de los síntomas que durante estas fechas sufren algunos padres cuando ven malas notas o algún suspenso en el boletín de calificaciones finales de sus hijos. Lo cierto es que, tal y como apuntan los expertos en educación, a ninguno debe pillarles por sorpresa, puesto que en la familia, si los progenitores se han involucrado en los estudios de sus hijos, se intuye cuál puede ser el resultado final.

Aún así, llegado el momento de abrir el boletín de notas, Isabel Fernández Solo de Zaldívar, profesora del Máster Universitario en Formación del Profesorado de ESO, Bachillerato, FP y Enseñanzas de Idiomas de UNIR, y Pilar Conde, psicóloga y directora de Clínicas Origen, explican lo que sí y lo que no deben hacer los padres:

Lo que NO debes hacer

Gritar y descalificar

Aunque lo pida el cuerpo, hay que ser realistas. Un suspenso no es un accidente inesperado, se ve venir, por lo que hay que estar preparados para ello. Ponerse como una furia y estallar como un volcán ni hace que los suspensos cambien ni que el niño apruebe.

Castigar

De nada sirve quitarle el móvil, que no vaya a un cumpleaños, a un campamento... Si tiene consecuencias deben ser relacionadas con lo académico: estudiar más.

Dejar que piense que no vale para nada

Cada escolar debe encontrar sus propias herramientas y técnicas de estudio. No valen todas para todos.

Comparar

No es adecuado hacerlo ni con los hermanos, primos o amigos porque cada niño es diferente y las comparaciones son dañinas, bajan la autoestima y no mejoran en absoluto su capacidad de estudio.

Recordárselo a cada instante

No es nada beneficioso decirle cada día «como has suspendido...» porque es algo que tanto él como la familia ya sabe y de nada sirve amargarle en cada circunstancia con este tipo de comentarios.

Lo que SÍ tienes que hacer

Crear buenos hábitos

El niño necesita sentirse apoyado por lo que se le deben poner limites a ciertas costumbres (horas de pantallas, por ejemplo) para que sea capaz de dedicar más tiempo al estudio.

Destacar lo positivo

Resaltar que en algunas asignaturas sí ha sacado buenas notas y no ignorarlas porque muchos padres solo se centran en los suspensos.

Evitar calificativos

Decirle que es 'buen alumno' o 'mal alumno' impacta de manera negativa en su autoestima y en su motivación intrínseca para concentrarse.

Involucrarse

Si es necesario, los padres deben formar parte de su proceso de aprendizaje. Tener paciencia, no ser cómodos y explicarles el temario. Que sientan que están a su lado. Si no es posible por tiempos o conocimientos se puede contratar a profesores particulares.

Rutinas realistas

El día del enfado es común decirle que estudie cuatro horas diarias, pero es muy posible que en la playa un día se le diga «bueno, venga, hoy no estudies». Más que nada para evitar conflictos familiares y que todos se queden sin un baño en el mar.

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