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«Si te atreves a hablar ante los demás sin vergüenza vas a sentirte más sano»

Mercedes Pescador, autora de 'Sin vergüenza', explica la importancia de dominar desde edades tempranas las herramientas que permitan hablar delante de los demás y expresarse sin verse limitados por el miedo

Palpitaciones, sudoración, temblor... o cómo dominar los nervios al hablar en público

Comunicarse, según la experta, es en ocasiones complicado por el miedo al qué dirán los demás Isabel Permuy
Laura Peraita

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Mercedes Pescador, autora de 'Sin vergüenza' y presidenta de Medialuna, segura que lo que no se comunica no existe y, por ello, invita a conocer y dominar desde bien temprano las herramientas para una buena oratoria «que son beneficiosas en todos los ámbitos de la vida: la escuela, las relaciones con los demás, la empresa, la familia...».

-¿Por qué da tanta vergüenza hablar en público?

Es una pregunta que me he hecho siempre y la respuesta está en el miedo a los otros; los otros nos imponen porque son los que nos pueden rechazar, a los que podemos atraer o, por el contrario, dejarles indiferentes. El temor al qué dirán de mí es muy intenso.

¿Es un miedo normal y natural o lo vamos adquiriendo con la edad?

A medida que uno se va socializando, las otras personas ocupan un espacio. El ser humano es lo que tú eres, lo que tienes y lo que los demás opinan de tí. Cuando vamos creciendo nos vamos poniendo esas capas de cebolla que nos ayudan a ponernos filtros y protegernos cuando nos decimos y pensamos «madre mía, mira que estás haciendo el ridículo», «uy, mejor cállate»... Es una cuestión educativa. Los niños tienen menos filtros porque están menos contaminados. Pero es que, además, nos falta educación de oratoria en la escuela y nos falta ese atrevimiento que te da la formación en comunicación, por eso lo del título de mi libro 'Sin vergüenza'.

Es muy típica la escena de un aula con niños pequeños en la que la profesora dice «a ver, ¿quién sale a la pizarra y nos cuenta la batalla de Trafalgar?», momento en el que todos los alumnos miran hacia el suelo o intentan esconderse detrás del compañero que está delante. ¿Por qué desde la infancia ya da miedo exponer? ¿Por qué esa timidez?

Yo destacaría más aún lo que pensábamos de pequeños al ver que un compañero levantaba la mano y respondía. Nos parecía que ese compañero era importante, una persona líder, la que se atrevía. Era lo más.

Antes no se trabajaba nada cómo hablar en público, sin embargo en el aula actual se invita a realizar ejercicios en equipo, en colaborativo, y se expone un poquito más en voz alta, pero ¿qué falta aún en tu opinión en las escuelas en este asunto? ¿Cómo se debe fomentar la oratoria?

Ensayando y haciendo más presentaciones orales, dando más participación a los alumnos para que sean personas más comunicativas porque, además, si eres comunicativo, si te atreves a hablar ante los demás, si no te importa tanto el juicio ajeno, vas a ser más tú y vas a ser más sano porque callar también enferma. Expresarse excesivamente puede también a veces ser un error, pero la oratoria en su justa medida, el saber qué decir en qué momento y no callarte por miedo cuando tú tienes algo que decir dejando que otros ocupen tu espacio, es muy importante para el crecimiento personal. No atreverse a hablar supone un gran problema en la vida que empieza a fraguarse, tanto en la escuela como en casa.

¿Debería ser una asignatura extraescolar u obligatoria?

Obligatoria, sin duda. La oratoria y la comunicación es la esencia del ser humano. Lo que nos distingue de otros animales. Invertir en esa parte de la comunicación nos va a ayudar, incluso, a tener mejores relaciones humanas que es básico porque casi todos los problemas que tenemos en nuestra vida con colaboradores, con parejas, con familia, con hermanos, incluso las guerras, vienen por un problema de comunicación, por una falta de entendimiento, ni me explico ni me entiendes; es decir, lo que yo quiero decir es otra cosa distinta a la que estás entendiendo. Toca analizar nuestra frecuencia de comunicación. Y eso se debe hacer desde la infancia.

Si tiene tanta importancia y marca desde edades tempranas el desarrollo personal..., ¿por qué no se le concede más protagonismo en el sistema educativo?

Cada vez se le va dando más, e incluso se abordan más las emociones que tienen que ver con la comunicación, porque al final las herramientas de comunicación verbal y no verbal son una forma de expresar tu forma de sentir las emociones, además de transmitir información. La comunicación es un acto con la otra persona, tiene que ver con el diálogo. El otro importa, impacta, ayuda... y, por eso, hay que aprender a relacionarse.

¿Puede una persona tímida llegar a convertirse en 'sin vergüenza'?

Claro. Hay personas que por naturaleza tienen menos timidez y necesitan menos entrenamiento o que deben aprender a callar un poco y respetar el tiempo ajeno; hay de todo. Al final, todo se aprende y en este asunto nadie nace enseñado, es el producto también de una toma de conciencia, de lo que tú quieres mejorar en tu vida. Si uno no sabe matemáticas, pues empieza por la suma y luego práctica más; si no sabe hacer deporte, pues va al gimnasio y comienza con entrenamientos porque si quiere tener una tableta no la va a tener por arte de magia. En la comunicación es lo mismo, lo que ocurre que es una asignatura transversal que se puede emplear en cualquier materia.

¿Supone para los jóvenes una forma de ganar en autoestima?

Sí, les ayuda mucho porque cuando los adolescentes se callan y piensan «nadie me entiende» o utilizan una forma de comunicación agresiva, más que afectiva, es porque tienen esos problemas de identidad y se cuestionan «¿quién soy yo?».

¿En qué más beneficia a estas edades dominar la oratoria?

A tener mayor conciencia de su vida, de quiénes son y lo que quieren hacer. Perder el miedo es ganar en confianza en sí mismo. Para ser la persona que quieren ser necesitan confianza en sí mismo. Para estar mejor en el mundo requieren confianza, que se adquiere, en primer lugar, comunicándote mejor contigo mismo y, después, con los otros. El lenguaje, cómo te hablas a ti mismo, cómo te piensas, cómo hablas a los demás, el tono...

Y cuando se llega a casa, ¿cómo influye tener estas nociones de expresión?

La casa es el lugar donde más situaciones adversas y difíciles se producen debido a ese exceso de confianza, donde hay personas que te dicen las cosas más terribles... de ahí la importancia de aprender a comunicar y que el lenguaje sea entendido por el otro, de marcar momentos para comunicar y escuchar. Muchos adultos no escuchamos y los hijos lo reclaman mucho: «escúchame», «dedícame tiempo»... Nos dicen «no me entiendes» pero, en realidad, es que no les escuchamos correctamente. Hay que escuchar activamente porque tenemos muchas tareas que hacemos al mismo tiempo y ahora, además, se suma que nos pasamos horas mirando la pantalla del móvil.

¿De qué manera el uso de los móviles puede influir en los jóvenes en su forma de comunicarse?

Puede resultar peligroso. Estamos viendo cómo incrementan en los jóvenes las depresiones, el suicidio... En una sociedad hiperconectada parece que hay más problemas de vacío existencial, de soledad y de incomunicación. Esta situación no se resuelve mandando un vídeo al vecino, se resuelve escuchando, estando cara a cara. La comunicación tiene que ser directa y participativa, tiene que existir la posibilidad de dar un abrazo.

¿Por qué es tan importante la imagen personal también a la hora de transmitir mensajes?

La primera impresión que recibes de una persona es su estética. Todas las personas son bellas y de ellas se puede sacar mayor o menos partido, pero también lanzan un mensaje según su estética. Hay que tener en cuenta delante de quién estoy. Si aparece una persona con una corbata de un color estridente y un traje rosa te llevas una impresión, independientemente de que sea buena o mala, y si aparece una persona con un traje impecable azul y una corbata del mismo color puedes hacerte una idea de quién es el arquitecto y quién el trabajador del banco. Todo comunica. Lo que llevas puesto no es una excepción.

¿Qué consejos darías a los adolescentes que quieren iniciarse en la oratoria dada su importancia?

Que sepan que la comunicación es un reto y cuanto antes empiecen a aprender el buen manejo de estas herramientas, mejor. El ser humano es un ser social y, por tanto, es clave para conseguir lo que desee en su vida privada y pública. Deben empezar con cursos de entrenamiento. En nuestro caso impartimos clases gratuitas que les motivan a tener ese empujón hacia este conocimiento para que puedan practicar, grabarse, escucharse, verbalizar... Lo que no se comunica no existe.

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