Cómo entretener a los hijos durante el trayecto sin caer en las pantallas
Existen una serie de alternativas que reportan mayores beneficios a los niños y a la familia
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![Las pantallas son un recurso fácil para entretener a los niños, pero hay muchas opciones más beneficiosas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2023/07/18/ninoscoche-RzAkYw9nF2U8Rdx47ysc3kL-1200x840@abc.jpg)
«Mamá, ¿cuánto queda?», «Papá, ¡me aburro!», «Pero, ¿cuánto falta para llegar?»... Quien tiene hijos sabe muy bien que cuando uno se sube en el coche, u otro medio de transporte, el trayecto, lejos de ser un emocionante inicio de vacaciones, puede convertirse en un momento de gran tensión si los pequeños no están entretenidos. Es cierto que la tecnología en muchas familias es usada como recurso fácil para que los niños estén callados y no molesten, pero ¿de verdad es lo mejor? ¿Para quién: para los padres o para los hijos? ¿Hay mejores maneras de distraerlos y que disfruten del viaje?
Mercedes Bermejo, directora de Psicólogos Pozuelo y de la Editorial Sentir, explica que lo primero que debemos reflexionar es que la noción del tiempo es muy distinta según la etapa vital que se viva. «Para los más pequeños el tiempo es mucho más prolongado, les cuesta más tener sensación de vacío, aburrirse y, por eso, es habitual que pregunten cada cinco minutos cuánto falta para llegar. Sin embargo, los adultos al viajar vamos planificando el trayecto, concentrados en el camino sabiendo en todo momento lo que falta para alcanzar el destino final...».
Reconoce que muchas familias entregan las pantallas a sus hijos sin más, «pero éste debería ser el último recurso de los padres porque todos somos conocedores de que la tecnología no les beneficia y su uso prolongado genera muchos problemas. Merece la pena que los progenitores hagan un esfuerzo e, igual que preparan la maleta con todo aquello que van a necesitar en el destino, preparen una serie de alternativas que van a resultarles muy útiles. Por ejemplo, jugar al Veo Veo, cantar, jugar a imaginar a una persona y adivinar quién es, a sumar los números de las matrículas de los coches que pasan, a contar chistes... Hay multitud de posibilidades que permitirán pasar un rato en familia agradable. Lo importante de un viaje, no solo es estar en el destino, sino todo el proceso».
Matiza que otra posibilidad es que tengan tiempo para que miren por la ventanilla, se fijen en el cielo, en las nubes, los árboles, los animales que vean en las laderas de montañas, detalles de los pueblos por los que pasen... Comentar todo tipo de detalles es un buen ejercicio para establecer nuevas oportunidades de conversación y enseñarles cuestiones de cultura general. «Todo eso se lo pierden si van mirando una pantalla», puntualiza Bermejo.
Destaca que el aburrimiento tampoco es malo. «Los padres viven angustiados por ser en todo momentos los animadores de sus hijos para que estén entretenidos, pero no debería ser así. Un niño aburrido conecta más con su cuerpo, es más consciente de si está cansado, de si tiene ganas de ir al baño... También genera pensamientos reflexivos, mágicos, creativos con lo que se produce una mayor estimulación cerebral».
Tampoco descarta que estos momentos puedan dar lugar a conflictos, lo que considera que debe ser también aprovechado para gestionarlos y crear entornos de aprendizaje.
Durante el camino recomienda, además, hacer las pausas pertinentes para descansar cuando los pequeños o el conductor necesitan refrescarse y estirar las piernas. «Al igual que se prepara todo aquello que se necesita usar en el destino, es bueno preparar una mochila de recursos de entretenimiento que puede incluir un refrigerio, juegos dinámicos (que no supongan ningún riesgo dentro del vehículo), peluches, cuentos, pinturas, un cuaderno de actividades... y un juguete que les guste especialmente para sacarlo solo en los momentos de crisis y que les aporte calma y entretenimiento».
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Si los hijos son ya más mayores se les puede invitar en el trayecto a que miren cómo llegar al destino en un mapa, a ser posible de papel, para que se hagan mayor idea del recorrido. «También se puede negociar con ellos el tiempo de uso de pantallas antes de emprender el viaje, para que no les pille por sorpresa que no las tendrán y el enfado esté asegurado. Se les puede pedir en un momento dado que busquen el lugar al que van a ir y cuenten en voz alta las características de lo que se van a encontrar para poder comentarlas conjuntamente en la familia, observar qué actividades hay allí y a las que les gustaría ir, parques, museos, restaurantes... De esta forma se les hace también más partícipes y se les genera mayor interés por el lugar que van a ver porque hay una tendencia muy generalizada a que los adultos planifiquen todo sin contar con las preferencias de los hijos», concluye Bermejo.
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