El tono de Pedro Sánchez, un híbrido entre el color pitufo, Gargamel y el novio de Barbie
PUNTADAS CON HILO
Que su carcasa sea óptima no quiere decir que tenga el mejor estilo
Yolanda Díaz, la Barbie de la política
Si metemos en una probeta el color de los trajes de Ken, a varios pitufos y la sotana de Gargamel obtenemos la variedad cromática que le gusta vestir a Pedro Sánchez. Soy muy generosa al hablar de diversidad de tonos, porque, tras más de un mes de observación, he llegado a la conclusión de que el líder socialista solo viste de azul.
Él, que es la versión española de Ken con asiento destacado en el Congreso, lleva siempre el mismo traje y la misma corbata. Bueno, si pilla el Falcon hasta para ir a comprar el pan, seguro que tendrá muchísimas prendas iguales, puestas en fila india en el armario, listas para salir a montar el cirio. Sin embargo, el resultado es aburrido e idéntico en cada aparición formal.
Que voy al debate con Feijóo, toma traje de color azul raruno, que no es ni marino ni eléctrico. Y, ¿qué me dicen de la corbata berenjena? Que no es roja socialista ni tiene dibujitos de frutas o bicicletas, pero él la pasea siempre con Ursula von der Layen, con los Reyes y con quien se le ponga por delante en televisión.
La cosa cambia poco o nada cuando viste casual. Su uniforme relajado es: vaqueros, camisa y zapatos de Muroexe. Hay que reconocer que Pedro Sánchez tiene planta, se machaca haciendo deporte y se le nota en el chasis. También se ha blanqueado y alisado la cara, genial, pero que su carcasa sea óptima no quiere decir que tenga el mejor estilo. Aburrido, repetitivo, anodino y plagado de clásicos ochenteros sin un ápice de tendencia.
Que su carcasa sea óptima no quiere decir que tenga el mejor estilo. Aburrido, repetitivo, anodino y plagado de clásicos ochenteros sin un ápice de tendencia.
Los vaqueros se llevan un pelín más anchos y caídos de cintura, las camisas de corbata no combinan bien con jeans y los zapatos de corte intelectual catalanista son, calzados por él, para ponerlos a remojo. Sé que no me va a hacer ni caso, pero como hoy estoy generosa, ahí van mis consejos: calzar unas zapas Jordan o si quiere ser más clasicista, unas Stan Smith. Los mocasines también valen. Molaría que caminara con unos Tod's.
Las camisas que no lleva con traje (esta vez son todas blancas) que sean con botones en el cuello, por favor, o más relajadas, de lino o algodón lavado. No hace falta teñirlas siempre de celeste, gris azulado o de tejido vaquero. Cuando echa mano del look confortable es verdad que viste alguna que otra blanca, pero eso no ocurre desde que fue a votar en las elecciones autonómicas. Imagino que como entonces le fue mal, evita ese color para 'outfits casual', porque piensa que le da mal fario. Vale, lo entiendo, pero las hay de tonos arena, verde guerrero (perfecto para su afición por la contienda dialéctica), incluso color fresa de Huelva que le favorecerían una barbaridad.
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