la dorada tribu
Naomi Campbell, musa de pasarelas y juzgados
Una ONG creada por la propia modelo sólo ha utilizado el 8,5% del dinero recaudado a subvenciones benéficas
Naomi Campbell, esa futbolista de la pasarela
![Naomi Campbell en la gala 'Fashion For Relief' durante la Semana de la Moda de Londres en 2019](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/estilo/2024/10/12/naomi-RxGvGaxtwybuYF7oxdYN01O-1200x840@diario_abc.jpg)
Si nos pusiéramos urgentes, podríamos arriesgar que las modelos se dividen en Naomi Campbell y el resto. Y no sólo por los prestigios de negra fastuosa de la Campbell, que la tienen encumbrada durante décadas, sino porque ha hecho de su biografía un podio de ... famosa de portada, vestida o sin vestir, y una página de chica de mala leche, con juzgados o sin juzgados. O sea, que no para.
Lo último asoma porque se acaba de destapar que Fashion for Relief, una organización sin ánimo de lucro, creada por la propia Campbell, hace años, ha venido reuniendo mucho trajín laboral, aunque el ánimo de lucro se viera poco, o muy poco. En concreto, sólo un 8,5 por ciento del dinero recaudado se destinó a subvenciones benéficas. El restante se utilizó para gastos personales de la modelo, incluyendo hoteles de lujo, tratamientos de spa, vuelos privados y cigarrillos. En total, hasta dos millones de euros en gozoso recreo.
Las cifras las ofrece un escrito reciente de los expertos en auditorías financieras para ONG, que han investigado ocho años de ejercicio, del 2016 al 2022. Campbell ya ha anunciado que colaborará enseguida por reparar el desaguisado, como siempre, no sin añadir que dejó la contabilidad de esa fundación en manos de una empleada, también como siempre.
La vida de Campbell es una trinidad de pasarela, juzgados y novios, no necesariamente por este orden. En cualquier caso, Campbell es aún una lámina de cotización. Ha brincado con holguras los cincuenta, y todavía repercute impresionante, con esa cosa de atleta de erotismo que siempre ha tenido, entre diabla y musa. Aupó, allá por los noventa, a la maniquí en una figura del 'couché', y desde ahí todo seguido hasta hoy, con alboroto de novios donde nos sale el nombre de Joaquín Cortés, si miramos al pasado ya un poco lejano. Ojalá le pillara otra vez afición a los bailaores, por verla de nuevo de cerca.
La vida de Campbell es una trinidad de pasarela, juzgados y novios, no necesariamente por este orden
Naomi Campbell, que carga ya muchos meses de mayo en el 'deneí', desfila aún en París o en Milán muy abrigada de bragas de lujo, que es como a veces se viste o desviste para los cócteles internacionales. Naomi resulta un monumento de tentaciones, incluso ahora, de cincuentona, o precisamente por eso. De manera que no para, ya decimos. Igual promueve un romance o noviazgo, desde un reportaje monumental, junto al rapero británico Skepta, que va a declarar por denuncias de su servicio doméstico. Es de «la raza de los acusados», que diagnosticara Cocteau, a otros efectos. Es decir, de la estirpe de los feroces, de la galaxia de las malditas. Cambia a menudo de novio, pero la verdad es que siempre la vemos soltera. Ahí en medio de su soltería de espíritu han cundido a veces los nombres de algunos archimillonarios planetarios, empezando o acabando en el magnate ruso Vladislav Doronin.
Campbell es, desde siempre, o casi, un mito en su oficio espejeante, y con ella están Claudia Schiffer, Cindy Crawford, o Kate Moss, y algunas otras estrellas de los noventa, cuando las modelos se titularon famosas, o archifamosas, como si fueran futbolistas con wonderbra, futbolistas de la pasarela, o el calendario Pirelli. Pero son chavalas en vigor, brincado el medio siglo de trote, y pelean el empleo con las ninfas recién llegadas, las 'instagirls' de moda última, que lucen fama de mucho selfie. Sinceramente, no le vemos heredera. Ni en el póster de guapa ni en los méritos de infractora.
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