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Un profundo sentido de la familia

Marta de Satrústegui Meurville, viuda de Claudio López Sert, marqués de Lamadrid, falleció el pasado 5 de julio a los 102 años de edad en su casa de Barcelona, con una extraordinaria serenidad y

Marta de Satrústegui Meurville, viuda de Claudio López Sert, marqués de Lamadrid, falleció el pasado 5 de julio a los 102 años de edad en su casa de Barcelona, con una extraordinaria serenidad y rodeada de sus hijos.

Nacida en San Sebastián, era hija de Jorge Satrústegui, uno de los fundadores y presidente del Real Club de Tenis de esta ciudad, donde pasó su juventud y donde se casó en 1930 con Claudio López Sert en la Iglesia del Buen Pastor.

La marquesa viuda de Lamadrid tenía once hijos, siete hijas y cuatro varones -todos nacieron en su casa-, así como más de cuarenta nietos, sesenta biznietos y una tataranieta que adoraban a su «Amona» (abuela en vasco). Con ellos mantenía una relación especial, pues Marta de Satrústegui, como suele ocurrir, se desenvolvía con sus nietos de una forma menos rigurosa y exigente de lo que había sido con sus propios hijos. Religiosa, pero de mente abierta, tenía un profundo sentido de la familia y su máxima era intentar querer a sus yernos y nueras como a sus propios hijos con el fin de mantener a la familia unida.

Cuando se reunía toda la familia, como ocurrió hace dos años en Comillas para celebrar su centenario, sumaban 140 personas. A todos ellos los tenía presentes en su dormitorio, donde conservaba una foto de toda la familia reunida en la casa de «La Portilla» con motivo de aquel cumpleaños.

Quienes la conocían destacaban su elegancia natural. Tanto de sentimientos, lo que se reflejaba en su manera de tratar a las personas; como estética, pues su porte, sus gestos y sus delicados movimientos llamaban la atención. De hecho, a Balenciaga le encantaba que en sus años de juventud luciera sus modelos. Le gustaba vestir de grandes modistos, pero tenía un envidiable buen gusto y una extraordinaria habilidad para las manualidades, por lo que durante años se confeccionó sus propios vestidos.

La dedicación a su familia, por muy numerosa que fuera, no le impidió encontrar tiempo para pintar, en especial hortensias, algo que estuvo haciendo hasta que cumplió cien años sin que asombrosamente sus cuadros perdieran calidad.

Sus restos mortales recibieron cristiana sepultura en el cementerio de Pueblo Nuevo, de Barcelona, donde descansan los de su marido.

MARTA DE SATRÚSTEGUI

ABC

Marta de Satrústegui,

marquesa viuda de Lamadrid

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