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Vanja Bosnic, bienvenida a la corte blanca

La esposa de Luka Modric es la última integrante del club de las mujeres del Madrid

Vanja Bosnic, bienvenida a la corte blanca abc

jose carlos sánchez

Tres horas al teléfono. Es el tiempo que necesitó Vanja Bosnic para enamorarse de Luka Modric , el último fichaje del Real Madrid . Seis años después, Vanja saltaba al césped del Bernabéu junto a su marido y su hijo. Ella también forma parte del fichaje. Ojos verdes, melena rubia, vestido entallado y sin separarse de su teléfono, Vanja Bosnic, natural de Croacia y de 29 años, captó tantos flashes como su marido, de 26, durante una presentación que muy poco tuvo que ver con la de Cristiano Ronaldo en 2009. El acto parecía ajustarse a los recién llegados. Ella, discreta; él, tímido.

Economista de formación, se ha curtido entre agentes deportivos, esos que cierran contratos millonarios de madrugada. Trabajó durante años en la agencia del antiguo representante de Modric. Allí tuvo lugar la maratoniana conversación telefónica. Cuestión de negocios. Hablaba con muchos de los jugadores del Dinamo de Zagreb, entonces club del croata, y le tocó él.

El azar llevó al amor y el resto del partido se resolvió sin interrupción. Comenzaron a salir en 2006 y en mayo de 2010, tras cuatro años juntos, se casaron ante la llegada inminente de un bebé que ya tocaba a las puertas del mundo: el 6 de junio nació el pequeño Luka. Aquel «penalti» no fue ningún problema. Siempre consideraron la boda como una «formalidad». «No nos importa tanto tener un papel y un anillo», comentaba la economista en una entrevista a la revista croata «Gloria». Los viajes de Luka a Londres hacían mella en la pareja (ella quería dar a luz en Croacia), pero todo se resolvió. Y un año después del enlace civil repitieron la ceremonia por el rito católico. 300 invitados en la catedral de Zagreb. Luego de vuelta a Londres, porque Vanja y el pequeño siempre acompañan al jugador allá donde vaya.

A vivir a un búnker

«Luka es celoso, tanto como debe ser un marido. Y respecto al deporte, soy su mayor crítica», comentaba la economista en 2008 sobre el chico al que solo se le conoce un capricho: conducir su BMW y la casa, compartida con sus padres, que compró en Zadar, la ciudad donde se crió.

La recién llegada también es una «wag», acrónimo para las mujeres y novias de los jugadores, el otro vestuario en el que militan Irina Shayk y Sara Carbonero . Pero ella resulta una total desconocida. Ni en Londres, cuando su marido jugaba en los Spurs, los tabloides se percataron de su presencia.

Por el momento tiene que adaptarse a la vida en España. Siguen la rutina habitual del club blanco y se alojan en el lujoso hotel Mirasierra, en Madrid, mientras buscan casa. No se sabe, pero seguramente recalen en la exclusiva urbanización «La Finca», una suerte de búnker residencial donde ya viven Mourinho , Casillas o Cristiano Ronaldo .

Y respecto a la llamada mágica, en realidad no hubo nada interesante, tan solo una actitud al otro lado: «Me enamoró su humildad». Bosnic dixit.

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