George Clooney: «Soy optimista, elijo ver la luz al final de túnel»
El actor y director, y eterno galán, habla con ABC sobre cine, familia y la nueva realidad
![George Clooney](https://s3.abcstatics.com/media/estilo/2020/12/10/clooney-kgrH--1248x698@abc.jpg)
Recuerda George Clooney , el pasado martes, cuando esta entrevista tiene lugar vía zoom, cómo era el mundo, y su mundo en particular, el día en que terminó de rodar «Cielo de medianoche». Era el mes de febrero y apenas unos pocos reconocían las ... señales de lo que se avecinaba cuando el Covid-19 comenzaba su implacable recorrido por el planeta. «Teníamos planeado viajar a Italia para hacer allí la postproducción. Entonces no hablábamos de pandemia y no habíamos quemado toda la costa Oeste de Estados Unidos. Cuando nos encerraron, todavía estaba en Los Ángeles con mi familia. Y aquí sigo. He pasado todos estos meses cuidando de mis hijos y, entre fregar platos y poner lavadoras, he tenido tiempo para editar la película», explica con pasmosa naturalidad una de las pocas estrellas del cine reconocible en cualquier rincón del mundo.
En su casa de Laurel Canyon, en las colinas de Hollywood Hills, remató «Cielo de medianoche» al tiempo que a su alrededor trasteaban los gemelos Alexander y Ella (3 años), los hijos que comparte con su esposa Amal (42), abogada británico-libanesa y la única mujer que ha hecho sentar la cabeza al soltero de oro por excelencia. Clooney, que lleva su filme a las salas de cine (11 de diciembre) antes que a la plataforma Netflix, tomó como base la novela «Buenos días, medianoche», de Lily Brooks-Dalton , para situarse en el año 2049, en un mundo apocalíptico donde un científico moribundo y aislado en una remota estación del Ártico puede ser el último hombre sobre la Tierra. Pero, reconoce, no todo está perdido, ni en la ficción ni en el mundo real: «Soy un hombre muy positivo y, aunque esta historia es muy triste, creo en la posibilidad de salvación. No podemos vivir lamentando nuestra suerte. Hay que tener, siempre, un poquito de esperanza».
¿Es su remedio para lo que estamos viviendo?
Lo que tengo claro es que no hay peor remedio que darse por vencido. La gente tiene que entender sus circunstancias y encontrar un nuevo camino cuando lo necesite.
Además del arte, usted ha tomado el camino del activismo. Ha donado para la lucha contra el coronavirus, para la Iniciativa de Justicia Igualitaria, para organizaciones benéficas libanesas tras la explosión de Beirut...
No hace falta ser famoso para tener una responsabilidad cívica. Hay que pelear contra el racismo, contra el acoso, contra la tiranía. Yo presto mi voz a las causas en las que creo y uso mi fama como una plataforma a favor de los derechos humanos. «Cielo de medianoche» es un aviso de lo que los humanos somos capaces de hacernos si no tenemos cuidado.
¿Cómo le ha cambiado la irrupción del Covid-19?
Este virus lo ha cambiado todo. ¿Cuál es una de nuestras mayores preocupaciones ahora mismo? Poder comunicarnos con la gente que queremos, ver a nuestros padres... Cosas que antes dábamos por sentado. Pero, como ya le digo, soy optimista, elijo ver la luz al final del túnel.
¿Y cómo le cambió Amal?
Con ella, hay un antes y un después en mi vida, soy otro. Amal me hizo entender lo que es el amor. Es lo más importante para mí. Estaba convencido de que, tras un matrimonio fallido (con Talia Balsam , entre 1989 y 1993), no me volvería a casar, no era algo que necesitara. Pero su llegada lo cambió todo. Luego, mis hijos vinieron a revolucionar nuestra existencia.
¿Esa enorme barba que luce en la película era del gusto de ellos?
Les encantaba. Cada vez que reclamaban mi atención, me tiraban de la barba. Me costó que creciera.
¿Cómo les explicaría, si fueran más mayores, su último trabajo?
Les diría que es una historia importante porque habla de la redención de un hombre que se arrepiente de las decisiones que ha tomado y que está abrumado por los remordimientos. Pienso que en la vida es muy importante que seamos capaces de mirar hacia atrás y entender lo qué hemos hecho y por qué lo hemos hecho. Los mayores se lamentan de no haber luchado lo suficiente por lo que querían, es algo muy común. Sin embargo, creo que eso no debe definirnos. Hay que saber perdonarse a uno mismo.
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